Guatemala se sitúa en el mapa del cine LGTBI con Temblores, una cinta del director Jayro Bustamante, ganadora del premio al mejor guión en el festival LesGaiCineMad, de Madrid, que trata el tema de la homofobia y de las terapias de conversión en su país.
Temblores de Jayro Bustamante
Es una gran noticia el estreno comercial en España de una película guatemalteca de temática LGTBI. Por desgracia la presencia de esta cinematografía en la cartelera de nuestro país es ínfima así que no es posible confirmarlo, pero viendo el nivel de producción y la factura técnica de Temblores se intuye que Jayro Bustamante es probablemente uno de los principales nombres del cine del país centroamericano.
La película es una crítica de la homofobia que se vive en el ambiente de la clase social dominante de Guatemala, tanto en el ámbito familiar como en el laboral, al funcionar este último a través de contactos personales. El tejido social es mostrado como una estructura pequeña, cerrada e intolerante, una tela de araña en la que el individuo queda atrapado. La salida que se le ofrece para evitar un acoso casi permanente, tanto personal y profesional, son las controvertidas terapias de conversión que supuestamente pueden modificar la orientación sexual de las personas.
Un relato de homofobia y control social en la sociedad guatemalteca
Temblores muestra el funcionamiento de estas terapias y su efecto en quienes pasan por ellas. Este esquema es muy semejante al de un estreno del pasado año, Identidad borrada, una película pequeña pero que contaba con la presencia de estrellas de Hollywood como Russell Crowe y Nicole Kidman; no obstante, el film de Bustamante tiene el interés añadido de estar centrado en la actualidad y recordar que este tipo de conflicto no es algo del pasado sino que sigue ocurriendo en muchos lugares del mundo.
Podemos calificar la película, por lo tanto, como un drama psicológico con muchos aspectos de cine de denuncia social, centrado en un protagonista absoluto y sus oscilaciones entre la aceptación de su sexualidad y un rechazo de la misma forzado por su entorno. Tal vez el quedarse en medio de estos dos subgéneros sea lo que más limita la película; el conflicto personal del protagonista no es interno sino externo, por lo que no hay una evolución del personaje sino solo una alternancia entre la sumisión y la rebeldía ante la presión de su entorno; y, por otra parte, como film activista sería fácil reprocharle que victimice a un personaje miembro de la clase dominante blanca en un país con una enorme desigualdad social y racial.
Aunque probablemente el film sea muy valiente y pueda tener mucho impacto en su país de origen, en países occidentales como el nuestro, donde los derechos del colectivo LGTBI afortunadamente se encuentran en otra fase, puede dar una sensación de déjà vu, de drama correcto de visionado agradable pero que no deja de ser otra historia en la línea de clásicos como Maurice, o de títulos más recientes como Call me by your name, en los que hombres gays pertenecientes a una clase privilegiada y ensimismada viven como grandes dramas o grandes tragedias problemas sentimentales que tal vez podrían verse desde una óptica más desdramatizada. En resumen, una buena muestra de cine LGTBI que tampoco llega a ofrecer nada innovador.
Tráiler oficial de Temblores
