Daniel Calparsoro estrena el título más ambicioso de su filmografía, la historia de los vaivenes de un chico de barrio que intenta conquistar el éxito social ascendiendo dentro de redes de delincuencia. Un título en la línea de Uno de los nuestros, algo casi inédito en el cine español hasta ahora. Miguel Herrán y Luis Tosar encabezan el reparto.
HASTA EL CIELO de Daniel Calparsoro
En 2015 el actor Daniel Guzmán firmó uno de los debuts más prometedores del cine español de la última década, A cambio de nada, una película de gran sensibilidad, entre el cine social y la comedia costumbrista picaresca, sobre adolescentes de barrio. Lamentablemente la carrera de Guzmán como director no parece haber tenido continuidad, pero se puede decir que su opera prima sí ha tenido influencia, ya que parece demasiada casualidad que su protagonista, Miguel Herrán, interprete en Hasta el cielo a un personaje que se puede considerar el hermano mayor del alumno de instituto de A cambio de nada, o incluso el mismo chaval con unos cuantos años más.
Es evidente que tanto Guzmán como Daniel Calparsoro, el director de Hasta el cielo, que más o menos comparten generación, están marcados por el mítico cine quinqui de finales de los años 70, que narraba las aventuras de críos de ambientes desfavorecidos condenados a ser carne de cañón y curtidos desde la más tierna infancia en la delincuencia.
Cuarenta años más tarde la España del Torete o el Vaquilla, afortunadamente, ha cambiado de manera significativa, y también su cine; la influencia del género quinqui se nota en estas películas, pero también la de Fernando León, que en Barrio (1998) impuso otro acercamiento menos sensacionalista a la hora de abordar la adolescencia marginal, además de la de un cine extranjero que era imposible de imitar en la raquítica industria audiovisual nacional de la Transición pero que en la actualidad ya no parece tan inalcanzable.
De hecho, con poco margen de duda se podría afirmar que Hasta el cielo es el trabajo más ambicioso de Daniel Calparsoro, tanto a nivel creativo como comercial. Tras un encargo resuelto de manera impersonal, el thriller de asesinos en serie El silencio de la ciudad blanca, y otro producto más interesante, pero también claramente artesanal y ajustado a moldes de mercado, El aviso, Calparsoro ha retomado la temática y el estilo de sus primeras obras de los años 90: historias de cine negro llenas de adrenalina acerca de jóvenes fuera de la ley muy influenciadas por los autores más personales del cine de Hollywood, como Scorsese o Tarantino.
Entre el cine quinqui y Martin Scorsese
Por lo tanto, a pesar de ciertos apuntes de cine social, de las raíces castizas de los personajes y de la importancia del escenario, barrios marginales de Madrid presididos por la silueta a lo lejos de los imponentes rascacielos de la ciudad, el referente más obvio de Hasta el cielo es el cine de gangsters de Brian de Palma o Martin Scorsese, y Uno de los nuestros en particular, sobre el ascenso y posterior caída de un joven que quiere comerse el mundo a través del crimen organizado.
Estas comparaciones pueden resultar odiosas en un título que carece del nivel de producción necesario para relatar la ascensión al cielo del título, carencia que la mirada a la vez inocente y pícara de Miguel Herrán, y el buen trabajo del elenco de secundarios, solo consigue paliar en parte.
Calparsoro, por otra parte, es un director amante de un cine muy físico, con mucha mayor aptitud para sacar adelante escenas de acción, persecuciones y peleas, que para abordar las ramificaciones psico y sociológicas que esta historia requeriría. El montaje y el ritmo han sido más cuidados que el guión, al que le ha faltado un mayor desarrollo de un protagonista muy complejo que parece quedarles grande a los autores del film.
Estamos ante un título relativamente fallido pero que no debería pasar desapercibido, por intentar explorar nuevos caminos, por suponer una nueva página en el desarrollo y la actualización de ciertas temáticas en el cine español, y también por su relevancia en la trayectoria de su director, un nombre con una carrera muy consolidada en la industria del cine español de las últimas décadas.