Dotada de un ácido y nigérrimo humor, es una de las mejores películas dirigidas por Doug Liman. El histrionismo de Tom Cruise casa perfectamente con una película heredera de ‘El lobo de Wall Street‘ de Scorsese.
La cara oculta de la CIA
Aunque cueste creerlo, Tom Cruise se reinventa de tanto en tanto. Eso sí, sin perder ese aura de héroe de acción con sonrisa perfecta. Si el actor sigue teniendo gas para ser el eterno Ethan Hunt en la saga ‘Misión Imposible’, aunque en el rodaje de la última haya tenido un accidente, aún tiene energía para saber reírse de sí mismo. El más claro ejemplo es ‘Barry Seal: El traficante’, en la que se pone a las órdenes de Doug Liman para dar vida a un tipo sumamente extremo y algo patético.
Barry Seal siempre quiso ser piloto. Convertido en el piloto más joven de Estados Unidos, hizo su primer vuelo con sólo 15 años, Barry se gana la vida como piloto comercial de la TWA Corporation. Su habilidad en altos vuelos provoca que la CIA se fije en él. Contratado como espía, Barry Seal empezará a sobrevolar territorio hostil centroamericano, zona en la que el gobierno de Estados Unidos quiere evitar que surjan dictaduras afines a la Unión Soviética. En uno de esos viajes, Barry se topará con el cártel de Medellín, que le ofrecerá un juego dinero extra a cambio de llevar droga a Miami. De esta forma, Barry Seal trabajará para la CIA, el cártel de Medellín (con Pablo Escobar a la cabeza) y la dictadura del panameño Manuel Noriega.
Espionaje, contrabando y juego de máscaras en Barry Seal: El Traficante
Sin duda, la vida del espía, mercenario y narcotraficante Barry Seal bien merecía un biopic. Sin embargo, tras decepciones como ‘Gold, la gran estafa’, ‘Infiltrado’ o ‘Black Mass: Estrictamente criminal’, Doug Liman toma la esencia del Scorsese más canalla con su propuesta. ‘Barry Seal: El traficante’ bebe de películas como ‘Uno de los nuestros’, Barry y Henry Hill podrían ser parientes lejanos, y, sobre todo, ‘El lobo de Wall Street’, con un histrionismo y una comedia desmedida que es ideal para un personaje completamente hiperbólico.
Y es ese tono de comedia exagerada, de vaivenes narrativos y con un protagonista que parece estar siempre colocado lo que hace de ‘Barry Seal: El traficante’ una soberbia cinta de acción en la que se evidencia, con un tono ácido y muy negro, los clarosocuros del sistema estadounidense. Sorprende gratamente el casi debutante Gary Spinelli con un guion soberbio, hecho para mostrar los tejemanejes del poder político para enturbiar la labor del poder judicial, viéndose implicadas figuras como las de Jimmy Carter, Ronald Reagan o Bill Clinton, en un asunto tan polémico como fue el Caso Irán-Contra.
El personaje más redondo de Tom Cruise en años
Con una fuerte crítica a la intervención del gobierno estadounidense en varios países durante la Guerra Fría, Liman firma una de las mejores películas de su filmografía. Completamente exagerada, su tono de humor negro es ideal para un personaje contradictorio, paradójico e incómodo para la historia más reciente de Estados Unidos. En ese sentido, Tom Cruise está excepcional. El actor se ríe de sí mismo y de la imagen de héroe propagandístico que tuvo durante los años 80 con ‘Top Gun’. Su perfecta sonrisa viene perfecta para un personaje esperpéntico, patético y que, sobre todo, evidencia las grietas que provocó Estados Unidos durante la Guerra Fría, haciendo caso omiso a peligrosos cárteles de droga o sangrientas dictaduras hasta que les dejan de ser útiles. Sin duda, su personaje más redondo desde ‘Magnolia’.
Con un Tom Cruise histriónico y convertido en la antítesis de su imagen de gran héroe americano, ‘Barry Seal: El traficante’ es una espectacular comedia de acción que, tristemente, llama más la atención por basarse en hechos reales. Eso sí, su ácida crítica al gobierno estadounidense sorprende, sobre todo porque tiene un tono claramente comercial que, sin duda, no decepcionará a los fans del género. Maliciosamente divertida y amargamente real.