En pos del éxito que han cosechado readaptaciones de historias clásicas como ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’, ‘Maléfica’ o, la más reciente, ‘El libro de la selva’, Warner vuelve a intentarlo tras el fracaso de ‘Pan (Viaje a Nunca Jamás)’ con ‘La leyenda de Tarzán’, protagonizada por Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Christoph Waltz y Samuel L. Jackson y basada en la novela de Edgar Rice Burroughs.
Hace ya muchos años que el rey de la jungla, Tarzán, abandonó la selva africana para instalarse en Inglaterra y llevar la vida que siempre quiso su padre como John Clayton III, Lord Greystoke. Vive tranquilamente en Londres junto con su esposa Jane y alejado de su antigua vida. Sin embargo, pronto le pedirán que vuelva a África, debido a que hay evidencias de que el rey belga está esclavizando ilegalmente a personas. Pese a sus dudas, Tarzán decide regresar a sus orígenes.
Warner ha confiado en David Yates, que estuvo detrás de las cuatro últimas películas de la saga ‘Harry Potter’, en dirigir esta nueva reinterpretación del clásico de Burroughs. Sin duda, el estudio ha querido traer de nuevo el mito del Rey de los Monos con un enfoque moderno en la línea de otras readaptaciones como las ya nombradas ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ o ‘Maléfica’. No son buenos ejemplos, en esta ocasión, se quiere deconstuir con su imagen tradicional de “héroe criado por animales”, salvaje y de cómo el hombre blanco llega a “dominar de forma natural” el hábitat. Sí, se trata de una interpretación propia del siglo XIX, pero también es cierto que esta actualización está lejos de mantener el espíritu de aventuras y de aceptación que tenía, por ejemplo, la producción animada de Disney en 1999.
En cierto sentido, el filme pretende ofrecer un mensaje en contra de la esclavitud hablando de la historia del Congo belga y sobre los derechos de los negros en África. Sí, una actitud loable pero que dista mucho de estar relacionada con Tarzán, que tiene que ver más sobre una conexión más íntima entre naturaleza y persona y con una visión mucho más ecologista. Cierto es también que ‘La leyenda de Tarzán’ también trata este tema, y ahí también radica su principal problema, es que pretende abarcar tantos mensajes positivos que se queda en tierra de nadie, siendo más protagonista Samuel L. Jackson que Alexander Skarsgård.
El actor sueco da lo mejor de sí físicamente, dejando momentos en las escenas de acción que fascinarán al público, especialmente al femenino. Pero apenas puede vislumbrarse el espíritu aventurero de Tarzán, punto y aparte para Margot Robbie como Jane que, aunque la actriz deslumbra durante sus intervenciones, realmente queda en un segundo plano gracias a un guión en el que la aventura queda diluida entre mensajes llenas de buenas intenciones, excesivo uso del croma y varios temas en los que ninguno llega a destacar.
Con lo cual, ‘La leyenda de Tarzán’ es una producción hecha para aquellos amantes de las escenas de acción y los efectos especiales y para aquellos de lo políticamente correcto. Un viaje por el África colonial completamente ficticio, en todos los sentidos.