“Clear eyes, full hearts, can´t lose”. Lema de los Panthers de Dillon
El fenómeno que voy a citar ahora seguro que os sonará a cualquiera de vosotros. Puede pasar con cualquier ámbito de la cultura. Un libro, una película, un álbum de música y por supuesto, una serie de televisión. Hablo de cuando os recomiendan algo vehemente y en primera instancia no os atrae. Dicen que los seres humanos dedicamos unos veinte segundos a decidir si algo nos gusta o no a primera vista. Con la cultura es igual. Muchas veces sabemos que el libro o película que nuestro amigo nos esta recomendando —con su mejor intención— no nos va a gustar porque no tenemos los mismos gustos que él. Otras veces simplemente pensamos que no tenemos tiempo para ello. Esto es algo muy común desde hace unos años con el boom de las series. Todos los que seguimos series de televisión le hemos dado la matraca a algún amigo o familiar con alguna serie. Otras veces hemos sido nosotros las víctimas. La serie de la que vamos a hablar hoy es quizá el paradigma de este fenómeno.
“¿Una serie sobre fútbol americano?”, “¿cinco temporadas?”, “¿ambientada en un pueblo de Texas?”. Estás son algunas de las frases que he escuchado cuando he recomendado a alguien Friday Night Lights. Al principio me esforzaba con denuedo en rebatir esas objeciones, en intentar convencer a la otra persona de que se estaba perdiendo una de las mejores series de la última década, de la historia de la televisión. Finalmente me di cuenta de que intentaba predicar en terreno baldío, y decidí dimitir de mi labor evangelizadora. Pero hete aquí que escribiendo un artículo sobre las mejores películas de fútbol americano, me di cuenta de que la mejor producción sobre ese deporte no era en realidad una película, si no una serie. Una serie que, esto es importante dejarlo claro desde el inicio, es sobre fútbol americano pero no es solo sobre fútbol americano.
Friday Night Lights, una de las mejores series de televisión jamás rodadas
Friday Night Lights son palabras mayores. Trasciende el género y constituye una de las mejores series de televisión jamás rodadas. Basada en la película del mismo título dirigida por Peter Berg en 2004 adapta, al igual que aquella, la novela homónima ganadora del Pulitzer de H.G Bissinger, cuya historia basada en hechos reales fue considerada por la revista Sport Illustrated una de las cinco mejores historias deportivas de todos los tiempos.
La serie es un monumento al buen gusto, a la emotividad, a las historia de personajes bien contadas. A lo largo de sus cinco temporadas y 76 episodios, Friday Night Lights crea un fresco naturalista y tremendamente bello sobre la vida en un pequeño pueblo de Texas llamado Dillon. Un pueblo en el que todo gira en torno al equipo de fútbol americano del instituto y el partido que se juega cada viernes. Los estadounidenses dicen que uno puede ser aficionado de los Lakers, los Celtics, los Patriots o los Yankees pero, por encima de todo, uno siempre es y será del equipo de su instituto o universidad. Friday Night Lights logra transmitirnos ese sentimiento de tal forma que al final de la serie el espectador se queda en estado de duelo, deseando que la serie contase con infinitas temporadas más para poder seguir viviendo en ese pueblo de Texas, con sus personajes adorables y también despreciables, con sus detalles de la América profunda con los que podremos empatizar o no, pero que indudablemente constituyen buena parte de Estados Unidos.
Friday Night Lights esta rodada con un buen gusto y estilo tal, que parece en ocasiones que estemos viendo una escena rodada por Michael Bay para a continuación asistir a otra que parece haber sido encargada al mismísimo Terrence Malick. La música, la fotografía, el tempo narrativo, todo contribuye a que Friday Night Lights sea un disfrute tanto por lo que cuenta, como por cómo lo cuenta.
Una serie perfecta con un casting perfecto
A ello contribuye también sin duda, su reparto, otro de los puentes fuertes de la serie. Kyle Chandler interpreta en esta serie el papel de su carrera dando vida al entrenador Taylor, personaje que pasa directamente a la galería de mentores que todos hubiésemos querido tener en la tradición del Robin Williams de El club de los poetas muertos o el Richard Dreyffus de Profesor Holland. Apoyando a Chandler, hay que destacar en el papel de su mujer a Connie Britton (Nashville). Juntos crean una de las parejas más entrañables y con más química de la historia de la televisión. Y junto a ellos, en una serie que destaca por lo coral de su reparto, una pléyade de jóvenes actores —a cada cual mejor que el anterior— que harán que en ocasiones pensemos si de verdad no serán personajes reales incorporados al rodaje. Muchos de ellos se han ido abriendo hueco a raíz de la serie en el mundo del cine o de las series. Ahí tenemos el caso de Taylor Kitsch (John Carter y la segunda temporada de True Detective) o sobre todo de Jesse Plemons (Breaking Bad o El puente de los espías).
Imprescindible para cualquier seriéfilo de verdad
Friday Night Lights es una serie de obligado visionado para cualquier seriéfilo de verdad. Para cualquier aficionado a las buenas historias en realidad. La serie obtuvo a lo largo de sus cinco temporadas y 72 episodios trece nominaciones a los Emmy de las cuales materializó tres: una para el mejor casting de una serie dramática en 2007, otro para el mejor guión de drama por el episodio final en 2011, y un merecidisimo premio al mejor actor de drama protagonista para Kyle Chandler también en el año de su despedida.
Termino con una frase que entenderéis y habréis hecho vuestra cuando hayáis terminado Friday Night Lights: Texas forever.
Video Friday Night Lights
Última actualización: 16/05/2018