Esta semana llegamos al final de temporada de Juego de Tronos. Una temporada bastante buena, en general, que cierra con un episodio a la altura que sirve de broche y encamina lo que nos queda de serie en un sendero peligroso y repleto de misterio.
Este episodio, el más largo hasta la fecha, se titula El Dragón y el Lobo (The Dragon and the Wolf), clara referencia a las Casas Targaryen y Stark; dirigido por Jeremy Podeswa (Casa Austera, Nadie). Una entrega marcada por primeros encuentros, algunos reencuentros y ciertos desenlaces de distinto calado.
El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Desembarco del Rey
Está claro que esta temporada hay ciertas escenas y tiempos que han decidido quitar. Por ejemplo, este capítulo empieza ya con lo que puede que sea la gran culminación de la temporada –o de la serie-, el encuentro de prácticamente todas sus tramas: la gran reunión. Los Inmaculados y los Dothraki a las puertas de la Capital es algo que teníamos que ver (sí, Gusano Gris sigue vivo). Y dentro de sus murallas, Cersei espera a que sus invitados lleguen dando precisas órdenes a su guarda personal, La Montaña, por si algo saliese mal: primero cargarse a Daenerys, luego a Tyrion y por último a Jon.
El lugar escogido para la reunión es Pozo Dragón, donde los Targaryen “guardaban” a sus dragones, ahora en ruinas. Primera vez que aparece en pantalla. El lugar no es otro que el anfiteatro de la antigua Itálica, en Santiponce (Sevilla). De camino hacia allí, se producen los primeros reencuentros, entre otros el de Brienne (que ha llegado con Podrick a la Capital) con El Perro. Ambos mantienen una breve conversación sobre Arya. También el Perro se reencuentra con su hermano, La Montaña (no se ven desde la primera temporada). Y miraditas Brienne-Jaime, también las hay.
Por supuesto, Dany hace acto de presencia a lomos de Drogon, lo que no hace que Cersei mueva un solo músculo. Hay que tomar algún tiempo para reflexionar sobre ciertos detalles de este episodio: igual que Jon nunca había estado en una ciudad tan grande, la mitad de los allí presentes habían visto aún a un dragón; son cosas que merece recordar y dan importancia a la escena. Cersei, sin embargo, parece más sorprendida por el aspecto de Dany (joven y bella) que por que aparezca subida a lomos de un bicho como ese.
¿Tregua?
Después de un minuto de tenso silencio, Tyrion comienza a hablar, pero es interrumpido por Euron, que a gritos insta a Theon (que está allí también) a rendirse o matará a su hermana Yara. Al menos se han acordado de esta trama, y nos dan la buena nueva de que Yara sigue viva. Por ahora. Hubiese estado bien, por cierto, algún detalle del grupo preguntando por Ellaria Sand, pero bueno. Tyrion pide a su hermana formalmente una tregua, para combatir a los muertos, pero sabe que una imagen vale más de mil palabras, así que le enseñan al que capturaron.
Es El Perro el encargado de abrir la caja con la sorpresa, un muerto que se lanza directo hacia Cersei como si lo hubiesen ensayado antes; menos mal que está encadenado. Y menos mal que sale porque por un segundo pensé que no estaría dentro. Si el dragón no hizo ni pestañear a la Reina, el muerto enmudece a Cersei y le hace revolverse de miedo. Jon es el que con fuego y vidriagón le explica cómo rematarles… lo que no sé si es buena idea. Euron, bastante impresionado, decide abandonar la reunión y volver a sus Islas, a cuenta de que los muertos no pueden nadar y allí estaría a salvo.
Aparentemente con un aliado menos, Cersei decide darle a Dany su tregua, con la condición de que Jon y el Norte se mantengan neutrales en su guerra. Snow podía haber mentido, haber dicho que sí, pero él asegura que ya ha jurado lealtad a Dany, por lo que no puede aceptar las condiciones de Cersei, que se levanta y se va anunciando que ni hay tregua ni nada más que hablar allí.
Invernalia
Antes de seguir con esta trama, asomémonos a Invernalia. Este capítulo marca un punto y seguido allí. Las dos hermanas Stark parece que se llevan fatal, parece. Y Petyr Baelish parece que va a conseguir lo que quiere y acabar con Arya comiéndole la cabeza a Sansa, parece.
En el Gran Salón, Sansa empieza a leer los cargos de asesinato y traición frente a su hermana, rodeada de caballeros, pero que resultan ser contra el propio Petyr, algo que le pilla por sorpresa. Por primera vez Bran ha servido para algo y ha revelado todo lo que ha hecho Baelish en el pasado: envenenó a Jon Arryn, enfrentó a su tía Lysa contra su madre, y la mató de un empujón. Algunas cosas las niega, otras no. Pero no tiene manera de defenderse.
Acorralado, Meñique pide a los Caballeros del Valle que le escolten allí, pero no van a colaborar. Petyr no saldrá de esa sala, y visto lo visto, incluso se arrodilla pidiendo clemencia. Y es Arya la encargada de cortarle el cuello, con la famosa daga de acero valyrio que le regaló a Bran. Esto contradice un poco lo que se hace en el Norte, donde las sentencias las ejecuta el Señor en cuestión (lo hizo Ned, lo hizo también en Castillo Negro Jon). Pero bueno, Arya le cuenta luego a Sansa que fue su sentencia, que es lo importante.
El personaje de Meñique te puede gustar más o menos, pero creo que no se merecía un final así, tan… triste. Las valoraciones las dejaré para una futura entrada sobre toda esta temporada. Que hay mucho que valorar y muy poco espacio. Por ahora, sigamos con lo que ha pasado en este episodio. QUE NO ES POCO.
Más Desembarco del Rey
De vuelta a Desembarco, obviamente, ni Jon ni nadie puede permitirse dejar la Capital sin esa tregua firmada, por lo que es Tyrion el que decide jugársela y reunirse en privado con su hermana para hacerle entrar en razón. Pese a que él no mató a Joffrey, si mató a Tywin, algo que Cersei no perdona. E incluso está a punto de matarle por medio de La Montaña, pero no llega a dar la orden. Para la Reina la sangre es lo más importante, lo único importante, y parece que eso consigue mantener vivo a Tyrion, que no tarda en darse cuenta de que su hermana está embarazada.
Personalmente, creo que ese bebé es lo único que permite a la Reina pensar en el futuro y no matarles a todos allí mismo. Pensémoslo, están todos allí juntitos en el mismo sitio. Como sigue la conversación no lo sabemos, pero Tyrion convence a Cersei, que vuelve a Pozo Dragón para anunciar que habrá tregua y que, además, las tropas Lannister ayudarán contra los Caminantes.
Como nos enteramos después, es todo mentira, y así se lo cuenta a Jaime. De hecho, el plan estaba en marcha de antes, y el momento en el que Euron abandonaba la reunión era una pantomima: no se dirige con sus barcos a las Islas del Hierro, sino a Essos a traer a la Compañía Dorada, y sus caballos y elefantes. También interesante aquí cómo Cersei se da cuenta de que algo había pasado, cuando contando los dragones le faltaba uno. Dejarán que en el Norte se enfrenten a los muertos, y ya ellos se encargarán de luchar contra el que venza.
Sin embargo, el plan tiene un primer y gran detractor, su propio hermano. Jaime no concibe cómo la Reina no se da cuenta de que su única opción de sobrevivir a todo aquello es aunar fuerzas con el resto, y él ha prometido ya ir al Norte y piensa ir. Para Cersei eso es traición, e incluso amenaza a su hermano con La Montaña si se va de su lado. He temido por su vida, la verdad. Pero como ya pasase con Tyrion, le retan a dar la orden, pero no puede. Parece que ser Lannister es la única arma contra Cersei. Y mientras él abandona la ciudad, empieza a nevar en Desembarco.
Más Invernalia
Volvemos un momento a Invernalia porque aquí tiene lugar la gran revelación (que ya sabíamos todos). Samwell llega directo a la habitación de Bran. Él se presenta como el Cuervo de Tres Ojos, lo que no dice absolutamente nada a Sam; sí le dice algo cuando le descubre que Jon es hijo de Rhaegar Targaryen y su tía Lyanna, y que debería de saberlo. Sí, ahora. Antes no, ahora. En fin, teoría R+L=J confirmada.
Eso sí, lo que Bran no sabe es que estos dos se casaron en secreto, por lo que Jon no es bastardo sino el legítimo pretendiente Targaryen al Trono de Hierro. Es Sam el que le informa porque justo se acuerda de las palabras que nos leyó Gilly sobre una torre en Dorne. ¿Enviarán un cuervo o esperarán a que vuelva Jon al Norte? Tanta prisa que tienen ahora…
La trama de Sam se reduce a esa frase, y a lo del vidriagón en Rocadragón, pero esperamos que la de Bran no se quede aquí. Por el momento, se va de visión y nos enseñan la ceremonia (feliz, nada de raptos), en la que vemos por vez primera a Rhaegar (Wilf Scolding). Por lo tanto, Bran puede visionar el momento del pasado que quiera, solo que necesita saber cuál es. Muy útil.
Además, en este capítulo conocemos el verdadero nombre de Jon, Aegon. Esto es un poco confuso, porque Rhaegar ya tuvo un hijo con su mujer Elia Martell que se llamaba Aegon. Chica, será por nombres…
Rocadragón
De Desembarco del Rey, Team Dany viaja de nuevo hasta Rocadragón, donde entre otras cosas tiene lugar una emotiva conversación entre Jon y Theon. Este último ha hecho muchas cosas mal (la última abandonar a su hermana a su suerte), pero es lo que tiene su personaje: nunca se ha sentido en su sitio, siempre ha sido un segundón traumado y triste. Y siempre ha visto a Jon como todo lo contrario, como lo que ha querido ser.
Sin embargo, en Invernalia tenían algo en común: de algún modo, no era su lugar. Theon era un Greyjoy en tierra, y Jon un Stark bastardo que poco podía hacer por allí más que bulto. La historia les ha tratado muy diferentemente, pero les ha pasado algo parecido: ambos están mejor fuera de allí. El drama de Theon no termina con el “perdón” que Jon parece que le otorga en este capítulo, pero sí le da alas a seguir su camino, recuperar fuerzas e intentar salvar a su hermana Yara. “Eres un Greyjoy y eres un Stark”, sentencia Jon, dejando claro que no tiene por qué elegir. ¿Se aplicará el cuento cuando le cuenten que es un Stark y es un Targaryen?
Theon se dirige a lo que queda de “sus hombres” en busca de apoyos, unos hombres cuyo plan era hacerse con una isla y poner agua de por medio con los Caminantes. Se pelea con uno de ellos, levantándose tras cada golpe, hasta que se erige vencedor casi por sorpresa y pone rumbo a su nuevo destino, en busca de Yara.
Lo otro que pasa en Rocadragón es que deciden viajar al Norte en barco, y en ese barco es donde tiene lugar el culmen del acercamiento entre Jon y Daenerys, con un tórrido encuentro que parece dejar totalmente descuadrado a Tyrion, que ve como Jon se cuela en el camarote de su Reina. ¡Pero que son familia! Ya, bueno, cierto. Pero no lo saben. Además, en esta historia esto no ha sido ningún tabú nunca, y no solo por Cersei y Jaime. Recordemos que entre los Targaryen era algo habitual (los propios padres de Dany eran hermanos).
El Muro
De cara a la futura y última temporada de la serie, la octava, este capítulo termina y nos deja con todo el drama posible por venir. Porque los Caminantes y su ejército llegan al Muro. El invierno ha llegado al sur y ellos hacen lo propio, pero claro tienen el problema de la pared gigante. Desde el puesto de vigilancia de Guardaoriente empiezan a sonar cuernos, alertando de su presencia (hay gigantes y todo allí). Por supuesto, el Rey de la Noche aparece volando a lomos de Viserion, que escupe un fuego azul y trata de destrozar el Muro, Y LO CONSIGUE.
Tormund y Beric, que se quedaron allí con algunos hombres guardando el castillo, no pueden hacer nada más que correr escaleras abajo, y no sabemos si sobreviven al colapso de la gran pared, que deja un paso abierto enorme por donde marchan los Caminantes y compañía hacia el sur. La caída del Muro marca un antes y un después en la serie. ¿Habrá mucho después?
Este capítulo ha sido muy muy interesante. Esta temporada, en realidad. De hecho, como ya escribimos arriba, atentos porque en los próximos días hablaremos de ella, un pequeño resumen/reseña general, ¿y tal vez alguna pista de cara a la nueva temporada? Mientras, os leemos, ¿a vosotros este final qué os ha parecido?
Última actualización: 16/05/2020