El capítulo de esta semana de Gotham, Bonita máquina de odiar (Pretty Hate Machine), nos ha dejado shook. Pasan muchas cosas, y muy intensas, e incluso tenemos la vuelta de un personaje, por sorpresa. El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Bruce Wayne
A ver, que también esta semana se destapa el pastel con todo el asunto del señor mayor de las montañas. Resulta que El Chamán es el verdadero líder de la Corte de Búhos, su cabecilla, el mandamás. (No. ¡No!) Se presenta ante la Corte, que se ha quedado sin Kathy, con el propio Bruce, lo que deja a los Búhos con los ojos como platos. El joven Wayne le hace caso en todo y, allí presente delante de los que ordenaron la muerte de sus padres (Wayne padre quería destapar su existencia), su nuevo mentor le da la oportunidad de ordenar la muerte de todos ellos.
Bruce, al que el ofrecimiento le pilla desprevenido, todavía encuentra algo de bondad en su interior y duda. No importa, porque el señor mayor da la orden y aparecen un montón de ninjas y se cargan a todos los miembros de la sociedad que había allí presentes. Luego, eso sí, se arrepiente de no haberlo ordenado él, después de tres años de resentimiento y sed de venganza.
Bullock y Alfred, que le buscan, consiguen encontrar a Strange, minutos después de que le entregase la bomba al Chamán. Mientras Harvey detiene a Hugo, el mayordomo sale detrás del señor mayor, al que alcanza y apunta con un arma, al menos hasta que Bruce se pone en medio protegiendo a su nuevo mentor. ¿Por qué se fía Alfred de que ese Bruce no es el clon, que, recordemos, escapó? Pues no se sabe, pero no puede disparar y se escapan con la bomba.
Pero es importante decir que en este capítulo el joven la lía mucho. Muchísimo. Alfred hace todo lo posible para que Strange le cuente dónde está Bruce, y finalmente consigue localizarle en Industrias Wayne, a escasos segundos de pulsar el botón que ponga en marcha la cuenta atrás de la bomba. Y, aunque él vuelve a dudar momentáneamente, El Chamán consigue pulsar el botón, por lo que se gana un disparo fatal del mayordomo, que ve cómo su jefe ya no es el de siempre.
Mooney Returns II
Pingüino está vivo, recordemos. E igual de sorprendido que se quedó Nygma lo hacen ahora Butch, Tabitha y Barbara, que se dan cuenta de que todos ellos están en la lista negra de Oswald, Ed el primero, por supuesto. Su nuevo “ejército” de freaks les obliga a volver a trabajar juntos, que es una trama que en esta serie agradecemos siempre un montón. Pero la verdad es que tal “ejército” no existe, porque tanto Fries como Bridgit han dejado solo al exalcalde con Ivy y Selina, que se aburre en casa.
En un primer encuentro, Pingüino e Ivy consiguen escapar, pero Tabitha se encarga de Kyle, que termina confesando (a cambio de una cantidad) que Pingüino está prácticamente solo, y más vulnerable que nunca. Selina llama a Ivy preguntando dónde están, y la joven no se percata de que su amiga puede haber cambiado de bando.
Total, que al final volvemos a tener otro encuentro de malos, Tabitha con Butch y Bárbara, viendo como Nygma coloca su pistola en el cuello de Pingüino, que no se achanta aunque esté a punto de desaparecer (otra vez). Y aquí es donde el guión nos guardaba la sorpresa: de la nada y sin avisar aparece allí Fish Mooney, que ha estado este tiempo buscando a su asesino, Oswald, para tener con él algunas palabras (y, tal vez, algo más). Como sea, Ed se queda sin su venganza, y Pingüino consigue -al menos- sobrevivir otro capítulo más.
Jim Gordon
Mientras pasa todo esto, Gordon intuye muy fuerte que Leslie se ha inyectado el virus de Tetch, y lo comprueba amargamente cuando va a hacerle una visita y ella consigue levantarle por los aires y dejarle inconsciente. Hay que adelantar ya que no es un buen día para Jim, la jornada laboral se le hace larguísima: su exnovia le secuestra y le entierra en un parque a varios metros bajo tierra.
El día se le complica a Bullock también: a la bomba suelta y el millonario abducido por El Chamán, le sumamos Leslie presentándose en comisaría, con el virus en las venas, asegurando que ha enterrado vivo a su compañero del alma. Jim se despierta en un cajón con una linterna, un comunicador y una jeringuilla con una muestra del virus; Leslie asegura que es su única opción para salir de ahí con vida.
¿Por qué Lee no le inyectó el virus ella misma todos estos minutos que Gordon estaba inconsciente? Porque el virus te da fuerza y también la necesidad imperiosa de montar un show. Acordaos de las pintas de Barnes de la semana pasada.
Resumiendo: la falta de aire y los esfuerzos infructuosos de Bullock por encontrarle (y que puede que sepa dónde van a poner la bomba) hacen que Jim se inyecte el virus y salga de su encierro alegrándole el día a su ex. Por cierto, ambos se reencuentran en la propia estación, aunque no hay nada que hacer. El temporizador llega a cero y el virus se expande por la ciudad. Esto sí que no lo esperábamos.
Última actualización: 16/05/2020