Si existe un heredero del cine costumbrista japonés, ese es Hirokazu Kore-eda, creador de obras maestras como ‘Nadie sabe’ o ‘De tal padre, tal hijo’. Tras deslumbrar a inicios de año con la maravillosa ‘Nuestra hermana pequeña’, el cineasta vuelve al ruedo con ‘Después de la tormenta’ que fue presentada en la sección Una cierta mirada del 69º Festival de Cannes y que estuvo en la sección Perlas del 64º Festival de San Sebastián.
Profundo e intenso drama familiar
Ryota es novelista, o al menos intenta serlo. Tras publicar su primer libro, su inspiración se vino abajo, provocando que se gane la vida como detective privado. Sin embargo, en cierta manera es algo que Ryota ha querido, al tener problemas de ludopatía y no saber administrar sus ahorros, provocando que le pase la pensión a su exmujer, Kyoko. Tras lograr poder ver a su hijo Shingo, el antiguo matrimonio, el niño y la madre de Ryota, Yoshiko, se quedarán encerrados en la casa de la abuela de la familia al llegar un fuerte tifón.
Kore-eda trae la esencia del drama familiar visto en ‘Still Walking (Caminando)’, al reunir a todos los miembros de un clan en un espacio cerrado. Con ‘Después de la tormenta’, esa esencia teatral es la que realza una película que se divide en tres actos. El primero es la presentación de Ryota, un personaje antipático al que da vida el gran Hiroshi Abe, que le da la suficiente humanidad para poder entrar en la película pera la suficiente distancia para ver los defectos que le han llevado a convertirse en un gañán.
Brillantes diálogos sobre la vida de pareja
Tras conocer a Ryota y su mundo, la cinta entra de lleno en el drama, encerrando a sus protagonistas en una incómoda y pequeña residencia familiar, en la que la magnífica Kirin Kiki (que brilló antes en ‘Una pastelería en Tokio‘) hace de mediadora en un matrimonio que naufragó por la irresponsabilidad y la falta de madurez de la figura masculina y paterna. Es ese momento cuando la cinta convierte el tifón en una metáfora de lo que sienten esos dos adultos que se aman pero que se hacen daño untos, logrando un duelo interpretativo delicioso entre Hiroshi Abe y Yoko Maki en el que, dentro de una aparente cordialidad, hay una tormenta más fuerte que el tifón que los ha encerrado.
Una conversación de pareja incómoda, en la que el espectador es testigo de los restos del naufragio de un amor. Unos diálogos inteligentes que recuerdan a ‘Escenas de la vida conyugal’ de Ingmar Bergman. Kore-eda firma un drama familiar que sigue en la línea de sus otras películas, cierto, pero es increíble el poder que tiene para dar matices en cada propuesta nueva que trae, teniendo la habilidad de otros maestros, los Hermanos Dardenne, que han sido capaces de dirigir cine social y hacerlo verdadero séptimo arte.
Magnífico reparto
Con el tercer y último acto llega la despedida, una sensación amarga de melancolía y desazón en la que Kore-eda demuestra un admirable control de los tiempos y la capacidad de revolucionar por dentro al espectador creando una serie de acontecimientos en los que, aparentemente, no ha pasado nada. Esa sensación asemeja a la cinta a una coetánea suya, ‘Verano en Brooklyn’ de Ira Sachs. Ambos muestran una fascinación hacia los personajes reales, provocando que en lo cotidiano se puedan encontrar auténtica obras maestras.
‘Después de la tormenta’ es un ejemplo más de la buena salud que goza la filmografía de Kore-eda, siendo uno de los directores japoneses más constantes en su cine, junto con la intimista y experimental Naomi Kawase. La cinta demuestra, una vez más, estar ante el heredero de grandes maestros como Yasujiro Ozu, Kenji Mizoguchi o Mikio Naruse, del que Kore-eda confiesa ser un gran seguidor. Simplemente bello y magistral.
Tráiler en español de Después de la tormenta
