Crítica de Del revés (Inside Out)

Hablar de una película de Pixar es todo un reto. A cada paso que han dado, han ido recogiendo un prestigio que ha conseguido aunar tanto a amantes de la animación, como a los seguidores del cine de autor, incluso a escépticos de la marca Disney. Después de un necesario descanso, el estudio vuelve con ‘Del revés (Inside Out)’, la última obra maestra dirigida por Pete Docter.

Desde que se nace las emociones ayudan a la persona a conocer el mundo y crecer. Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco son las encargadas de guiar a la protagonista, Riley. Todo va bien hasta que sus padres le comunican que tienen que mudarse a San Francisco. A partir de ese momento, las emociones de Riley harán todo lo posible para que la pequeña se adapte a su nueva realidad. Pese a que Alegría, que es la emoción principal, intenta encajar bien los cambios, las demás emociones no sabrán llevar la misma actitud positiva y provocarán el conflicto.

Aclamada en el Festival de Cannes, donde se exhibió fuera de concurso, Pete Docter vuelve a retomar un tema que ya estuvo en sus dos anteriores obras como director, ‘Monstruos S.A.’ y ‘Up’, el cierre de un ciclo y el inicio de otro. En la primera lo trató sobre las energías renovables, el segundo sobre darse una nueva oportunidad en la tercera edad. Ahora, Docter profundiza en los cambios que experimenta la infancia cuando llega a la adolescencia.

Y no era una tarea sencilla, hacer una película de lo abstracto, de aquello que carece de forma es más que un desafío, sobre todo tratándose de animación. Sin embargo, Docter junto con Meg LeFauve y Josh Cooley, crean un guión excelente, con una gran imaginación que permite otorgar contornos a los pensamientos. También es cierto que, algo tan complejo, es adaptado al pensamiento infantil de manera acertada. Los creadores de Pixar guardan aún su alma de niños para hacer sus obras maestras. ‘Del revés’ es una demonstración de cómo la mirada adulta puede todavía empatizar con la infancia.

Pese a tener esa aura de nostalgia que la relaciona con ‘Toy Story 3’, este largometraje no lleva esa carga emocional que tenía la cinta de Lee Unkrich y aboga por una aceptación del paso del tiempo desde una perspectiva más inocente. Pixar sigue mostrando su estela de melancolía y aceptación del camino de la vida a través de optimismo, esperanza y, naturalmente, alegría.

Una de las máximas virtudes que posee ‘Del revés’ es que lo que narra no es realmente algo fuera de lo normal. Los problemas que tiene Riley pueden ser los de cualquier adolescente, dando igual nacionalidades. Y ahí radica lo maravilloso, de sacar un fascinante relato del día a día, de lo increíble y genial que resulta crecer, de apreciar cada momento que se vive.

Junto con todos esos espléndidos aspectos de guión, se une una buena narración de los hechos junto con una bellísima animación. Docter sabe llevar los tiempos de una cinta que, en realidad, son dos y logra que estén separadas y unidas lo suficiente para que lo que se muestra en la mente de la niña, el espectador lo relacione estrechamente con la otra trama, la del mundo real. Y una animación, exquisita, el CGI o animación 3D o como se desee calificarlo es verdaderamente una delicia visual, que mezcla lo exacto con lo abstracto, capaz incluso de mostrar animación surrealista en algunos momentos. Toda una vanguardia para el cine de animación para todos los públicos.

‘Del revés’ es una demostración de lo que Pixar es capaz de realizar cuando se encuentra funcionando a pleno rendimiento. Quizás su aspecto negativo es que da la sensación de que esta propuesta, junto con la siguiente del estudio que es ‘El viaje de Arlo’, sea un oasis ya que después vienen secuelas como ‘Buscando a Dory’, ‘Toy Story 4’, ‘Los Increíbles 2’ y ‘Cars 3’. Puede ser que Pixar haya creado dos ligas en el estudio, lo que sí está claro es que ‘Del revés’ pertenece a la primera. Una auténtica obra maestra contemporánea, que maravillará hasta a los críticos con Disney, una hazaña animada.