Hay en esta precuela del clásico inmortal de Victor Fleming una intención por contentar a todos los públicos, veteranos y noveles, que como casi siempre en estos tiempos de multitarget y corrección, termina afeando y entorpeciendo el espíritu de la narración.
Después de entregar nuestros aplausos tras la maravillosa Arrástrame al infierno, no pudimos evitar arquear la ceja cuando se confirmó que el creador de Evil Dead se haría cargo de una ambiciosa, tridimensional y disneyana precuela de El mago de Oz. Es posible que el culpable de ese escepticismo sea Tim Burton, otro retratista de lo oscuro que se ha domesticado, que con sus visiones sobre las obras de Roald Dahl y Lewis Carroll llenó de colores chillones e imágenes feas los paisajes coloristas y agradables que nos habíamos imaginado.
Desgraciadamente, Oz, un mundo de fantasía, es otra apuesta equivocada que tropieza en las mismas piedras que Burton. Sin llegar a los niveles de horror virtual de la película del sombrerero loco, queda claro que Oz va a empachar desde el momento en que la historia se pasa al color, en un momento mucho menos impactante que la original, ensanchando el formato y recuperando el color gradualmente.
Por momentos, tanto en el prólogo (de lo más acertado de la película) como durante su desarrollo, sorprenden algunos golpes de humor desenfadado y algún otro doble sentido que armonizan un tramo central espeso donde los personajes, interpretados por actores que no parecen estar muy seguros de lo que están haciendo, largan grandes parrafadas que pueden provocar la somnolencia en el espectador.
Tampoco ayuda el despliegue de habitantes y gente bajita, siempre la misma en todos los mundos de fantasía de los últimos veinte años, con la misma ropa, los mismos bailes y las mismas gracietas.
Desconozco hasta qué punto se puede arrancar un proyecto como este sin un guión sensato y respetuoso, pero viendo el currículum de sus dos guionistas (Romeo debe morir, Falsas apariencias, El origen de los guardianes, Inmersión letal 2), uno comprende que, en efecto, la comedia es accidental.
Oz será un taquillazo, gustará a niños y mayores y deja bien claro que se trata de la nueva película de los productores de Alicia en el país de las Maravillas y el director de la trilogía de Spider-Man.