¡Larga vida al thriller sueco a la americana! Esa sería una forma fácil de resumir en la superficie, las generalidades de “Prisioneros”, que a primera vista y quizás también a segunda, nos recuerde a ese subgénero tan a la moda y visto en la saga “Millennium” o más recientemente en “El Hipnotista”.
Pero “Prisioneros” va aún más allá que las antes mencionadas, empezando con lo primero que ven nuestros ojos, un acabado técnico impecable, una fuerza y potencia en los planos ayudada de los bellos parajes que nos presentan, que pese a los continuos temporales siguen brillando con luz propia. Pero todo con un nombre de peso en el fondo, el director de fotografía Roger Deakins, 10 veces nominado al Oscar, poca cosa.
Denis Villeneuve (“Incendies”), se estrena en las producciones americanas con un “psychothriller” que quizás sin llegar a la iconografía y repercusión de obras como “Seven” o el “Silencio de los Corderos”, se muestra sobresaliente. Nada más y nada menos que dos horas y media de metraje nos esperan, como si de una megalítica “Avatar” o “El Hobbit” se tratase, claro está con una trama argumental mucho más densa que éstas. Si consigues que se te encienda tu faceta investigadora a lo “¿Quien es Quien?”, encontrarás en “Prisioneros” tus dos horas y media mejor invertidas en cine en muchos meses.
Pese a todo, la verdadera potencia, la fuerza y la garra, sal y pimienta de lo que te hará agarrarte al butacón durante toda la película, es un inmenso trabajo de los dos protagonistas principales. Un fantástico Hugh Jackman (Keller Dover), que demuestra una madurez interpretativa espectacular ayudada más por su intenso paso por los teatros que por lo conseguido en cine, como un padre en estado alterado al que nunca te atreverías a contradecir. En el otro lado de la balanza Jake Gyllenhaal (Loki), el perfecto contrapunto a Jackman, siendo este uno de esos actores que a muchos no entra a primera vista (me incluyo), y se tienda a infravalorar su gran faceta interpretativa.
El argumento no es nada nuevo, en pleno periodo navideño, dos familias amigas verán como sus hijas más pequeñas son secuestradas. A partir de aquí comenzará una intensa búsqueda ayudados por un agente de policía de resultado contrastado. La solución al enigma no será fácil, con un laberinto de extraños sospechosos (por encima de todos un inmenso Paul Dano) que harán que uno de los padres, Keller, tome medidas drásticas.
Quizás su escasa aportación de novedades a lo ya visto en el género le aleje de ser aún más redonda, y un climax tras climax tras climax en la parte final del metraje consigue que pierda cierta intensidad cuando menos debía hacerlo. También, para gozar de una duración tan extensa, algunos actores como Terrence Howard pasan bastante desapercibidos.
Pero no nos engañemos, “Prisioneros” maneja los ingredientes del género de forma fascinante y nos los sirve en bandeja de plata para nuestro deleite. En forma de un plato tan apetecible que pasaría el control de calidad del mismísimo “Hannibal Lecter”.