Álex de la Iglesia ha sabido conformar de manera muy acertadamente a esa España cañí, muy propia, que se ha podido ver en ‘La comunidad’ con una Carmen Maura que se enfrentó a todo un grupo de vecinos, también en ‘800 balas’ en un homenaje al spaghetti western que se rodó en España, en ‘Crimen ferpecto’ sobre el masivo consumo y la filia de la sociedad española a los grandes almacenes, en ‘Balada triste de trompeta’ dio su particular visión de la Guerra Civil Española. Ya en ‘Muertos de risa’ jugó con el mundo del show bussiness español, ahora llega ‘Mi gran noche’, una revisión mejorada y más loca si cabe.
Mediaprost está grabando su especial de Nochevieja en un octubre muy conflictivo. La cadena se enfrenta a un ERE, que ha provocado una auténtica batalla campal a las afueras del estudio entre piquetes informativos y la policía. A esto se suma la avalancha de fans que hay de Alphonso, un importante divo de la canción española que canta en el especial. Éste hará todo lo posible para cantar nada más terminar las campanadas y no Adanne, un joven cantante con fans quinceañeras con un éxito electro-latino.
La grabación del especial de Nochevieja resulta caótica, el rodaje está durando semanas por las protestas y múltiples fallos durante la filmación, en la que está Paloma, una figurante que parece que es gafe y que ha provocado un grave accidente donde otro figurante resulta herido. Por ello, viene en sustitución José, que es enviado por una ETT para suplir esa baja, irá acompañado de su anciana madre, que ha incendiado accidentalmente el piso de su otra hija. Ahí verá el caos que hay en un programa donde los presentadores se odian y los dos cantantes rivalizan. Todo se complicará cuando se sepa que la vida de Alphonso corre peligro.
Como se ha escrito antes, ya en ‘Muertos de risa’ De la Iglesia exploró satíricamente lo que hay entre las bambalinas del espectáculo en la televisión española. Ahora en ‘Mi gran noche’ se adentra de una forma más elegante, con más carrera a sus espaldas y de manera diferente. En este caso De la Iglesia vuelve a recurrir un reparto coral lleno de personajes de lo más variopintos. El resultado: Disfrutablemente irregular.
A diferencia de otros cineastas, Álex de la Iglesia se lo juega prácticamente todo en cada película. Como otros realizadores como Pedro Almodóvar o Fernando Trueba, el director de ‘El día de la bestia’ y ‘Las brujas de Zugarramurdi’ tiene su propio toque que hace que su cine se distinga. Y eso en ‘Mi gran noche’ se ve. Esta vez viene en formato del cantante Raphael, que se convierte en el tronco sobresaliente de una película correcta dentro de la filmografía de Álex de la Iglesia.
Puesto que esta propuesta no consigue sobresalir debido a un exceso de personajes corales que difumina la gracia de la trama, como también hay algunas escenas con momentos de risa demasiado forzados. Lo que provoca que ‘Mi gran noche’ no sea mala película y consiga dejar buen sabor de boca no sólo es Raphael, que se ríe de sí mismo y la imagen que se tiene de él. También hay un nutrido de actores con personajes que van entre el esperpento y la risa floja, cosa para nada negativa. Entre esos personajes están los de Pepón Nieto, Blanca Suárez y Mario Casas, que dan la chispa necesaria a la cinta con un mindundi pusilánime, una joven sexy desesperada porque todo aquél que se junta con ella acaba teniendo un infortunio y un rompecorazones de quinceañeras. Punto y aparte para la gran Terele Pávez, que con su aparición logra captar toda la atención.
El gran exceso de coralidad hace que ‘Mi gran noche’ no consiga brillar del todo. Pese a ello, el chute de locura y caos que derrocha Álex de la Iglesia hace de esta cinta una experiencia brutal, llena de risotadas con un final semejante al de salir de un after a las siete de la mañana. Un efecto que muchas grandes comedias estadounidenses hubiesen querido.
3 / 5