Es fácil recordar el impacto de la primera vez que vimos Karma Police, el videoclip del amargo single de un disco irrepetible, OK Computer de Radiohead. Jonathan Glazer es uno de esos maestros de la imagen salidos de la industria del videoclip, por lo que resulta muy normal su gusto estético y su trabajo con la música. Tanto en Sexy Beast, que era una apisonadora, como en Reencarnación, la música ha sido un elemento primordial. Pero ahora, con la adaptación de la novela de Michael Faber, el director se marca un golazo por la escuadra ayudado por la partitura de Mica Levi, uno de los scores más incómodos de los últimos años y que remite tanto a Bernard Herrmann como a la música más pesada e industrial.
Otro gran acierto de Under the skin está en la valiente decisión de su estrella, Scarlett Johansson, en abordar un papel como este. Ya no por aparecer desnuda durante gran parte del metraje, más bien por ser la antítesis del glamour. Su interpretación, potenciada por el halo de misterio que rodea una película rodada en parte a través de cámaras ocultas, es fresca y sugerente. Under the skin, a la que puede pesarle la falta de un ritmo constante a partir de su ecuador, deja imágenes y momentos para no olvidar jamás, como la terrible secuencia de la playa o el angustioso momento submarino, además de planos maraillosos, como el de la chica dormida “en el bosque” o su luminosa secuencia inicial.
Aunque es probable que el momento de oro sea el episodio en el que interviene Adam Pearson, actor que padece neurofibromatosis y que sueña con ser un villano de James Bond. Con un par. Como era de esperar teniendo en cuenta al autor y a la narrativa, no es una película fácil ni recomendable al gran público. Ahora bien, quien se atreva a vivir experiencias innovadoras y radicales en una sala de cine, no debe perderse este angustioso relato sobre enigmas y miseria.
De momento, sin fecha española más allá de su confirmación en la próxima edición de nuestro querido Sitges, yo no puedo más que recomendaros su visionado en una sala de cine, puesto que estamos ante una película trabajada exclusivamente para ello. Quien esté realmente interesado en ella, se verá enormemente recompensado. Under the skin no es la película de las tetas de Scarlett Johansson, es la película de las pelotas de un director muy personal.