Atención: Infiltrados en clase es la comedia más divertida desde Hot Rod. Jonah Hill escribe y produce la adaptación más cachonda y desvergonzada desde Starsky & Hutch, pero a diferencia de la payasada fácil de Todd Phillips, la modernización de la poco destacable serie original funciona mucho mejor como autoparodia y también como thriller de instituto, algo que ya logró Brick, la -densa- película de Rian Johnson, con la que comparte pasillos y aulas, aunque la violencia durante el desenlace y el desenfadado sentido del humor desde el primer minuto hace que 21 Jump St. sea una experiencia mucho más gratificante y cercana a Pineapple Express.
Adaptar una serie de televisión que no era especialmente divertida y transformarla en comedia pura tiene un gran mérito si no se trata de una spoof movie de tres al cuarto y los directores de Lluvia de albóndigas lo saben, por eso Infiltrados en clase se mueve en el terreno de la comedia de acción de colegas, una buddy movie en toda regla que bebe de las clásicas pelis de polis de los años ochenta -la divertidísima Procedimiento Ilegal es la primera que me viene a la cabeza-, con personajes perfectamente definidos y un par de actores entregadísimos. La química entre Channing Tatum -madera de comediante- y Hill es pura dinamita y los convierte en dueños y señores de cada gag y cada situación absurda y grotesca –ambos son productores de la película-, perfectamente secundados por una tropa de personajes estrafalarios, desde Chris Parnell o Ice Cube a un Dave Franco que parece seguir el camino de su hermano en cuanto a lucir sonrisa y hacer el tonto.
La mejor comedia de lo que llevamos de año y un estupendo thriller de instituto, lo mejor de Pineapple Express y las localizaciones de Brick. Brick Express.