El político e historiador mexicano José María Luis Mora comentó: “La desesperación es muchas veces el origen de grandes proezas”. Cuatro han pasado desde la excelente ‘De dioses y hombres’, para su gran retorno, Xavier Beauvois cambia de registro y crea una comedia, se trata de ‘El precio de la fama’, que se pudo ver en la Selección Oficial de la 71ª edición del Festival de Venecia.
Año 1977, Vevey, a orillas del lago Ginebra, en Suiza. Al salir de la cárcel, Eddy Ricaart va a casa de su amigo Osman Bricha, que juró ayudarle cuando fuese necesario después de que éste, hace ya muchos años, le salvase la vida en un incendio. Ambos han acordado que Eddy se encargará de Samira, la hija de Osman, mientras su mujer, Noor, está ingresada en el hospital. En plena época navideña, la vida de estos dos amigos cambiará drásticamente cuando muera el mítico actor Charles Chaplin. Las facturas del hospital, la escasa economía de la casa de Osman, el deseo de Samira de convertirse en veterinaria, provocan que a Eddy se le ocurra una disparatada idea: Robar el cadáver del comediante y pedir un rescate por él.
Beauvois ha demostrado su bagaje tanto como actor y director, sin embargo, la comedia era un género en el que no se había atrevido aún, en su labor de realizador. Con ‘El precio de la fama’ vuelve a contar con Etienne Comar, con el que ya trabajó en ‘De dioses y hombres’ y que ha sabido traer ese toque cómico dramático que tan bien le funcionó en ‘La cocinera del presidente’.
Y es que esta solvente propuesta logra un extraño equilibrio entre el drama y la comedia tomando como base de fondo un hecho real, ya que el cadáver de Charles Chaplin fue robado por una banda de mecánicos polacos con la intención de extorsionar a la familia. Sin embargo, Beauvois prefiere inventar una historia del caso, para no sentirse atrapado por la realidad de los acontecimientos y ahondar en los motivos por los que dos personas se ven obligadas a cometer semejante acto.
En clave de tragicomedia, el realizador crea un interesante relato de dos perdedores que intentan sobrevivir como pueden a su destino. Benoît Poelvoorde ha sabido dotarle de cierto patetismo a su personaje, un payaso triste que no sabe cómo reconducir su vida. Un actor versátil que sabe dotarle al drama una mirada melancólica que, junto con un también excelente Roschdy Zem, han sabido crear a dos figuras “chaplinianas” propias del cine que hizo el aclamado Chaplin, ese que hizo reír y llorar en ‘Vida de perro’, ‘El chico’ o ‘Tiempos modernos’.
Esa es su principal virtud, el dúo Poelvoorde-Zem se combina estupendamente, uno da el punto social y el otro el cómico, siempre con el drama de la marginalidad de trasfondo. A ellos se suman, en menor medida y más como apoyo pero aun así inestimable, dos grandes actrices: Nadine Labaki y Chiara Mastroianni.
El único pero que puede tener esta obra es que Beauvois no controla correctamente los tiempos entre comedia y drama, no aprovechando del todo lo rocambolesco de la situación. Sin embargo, su elenco, la trama, el curioso homenaje a la figura de Chaplin, consiguen superar solventemente ese bache y ofrecer una película notable y como experimento, da buenos resultados.
‘El precio de la fama’ es una tragicomedia contemporánea, un recuerdo a la picardía de Charlot, una propuesta amable y valiente.
4 / 5