Se la juega Eskil Vogt en su primera largometraje, al menos en los primeros minutos: una sucesión de escenas pornográficas perfectamente detalladas que servirán para una primera criba de audiencia. Afortunadamente, el tono de la película cambiará después de tan sexual presentación. No tenemos nada en contra del porno, al contrario, pero la película tiene un tono muy marcado y esta presentación resulta un poco bufonesca.
Una joven que pierde la vista debido a una enfermedad degenerativa vuelve a su casa para empezar de nuevo dentro de las paredes que mejor conoce, refugiándose además en una suerte de relato ficticio donde exorcizará todos sus demonios.
Blind es un drama noruego con ecos del mejor cine independiente del Sundance más de moda (de hecho se ha llevado el premio al mejor guión en la última edición) que deambula entre la tragedia y la comedia desde la cabeza de una chica que ha perdido la vista. Una sugerente mezcla de Cómo ser John Malkovich y El mirón y la exhibicionista que por momentos perturba mientras dosifica el drama con inesperados golpes de un humor tan seco como merece la apuesta.
Metalengüaje, drama, comedia, erotismo… el día a día de un grupo de personajes unidos por el deseo y el miedo al rechazo. Una interesante propuesta de un director novel con mucho que contar.
3.5 / 5