Como era de esperar, y si no tenemos en cuenta Esto es la guerra o Terminator Salvation, la asociación entre Luc Besson y McG entrega lo que prometía su arsenal de noticias: un entretenimiento de primera lleno de luz y color.
3 días para matar es una película totalmente consciente de sus limitaciones y por eso funciona a las mil maravillas. Y lo hace desde el arranque, puro espionaje perfectamente iluminado y con sentido del humor, hasta un final (un pelín alargado) trepidante que, lamentablemente, está formado por un montón de innecesarios (casi) finales.
Si tampoco damos demasiada importancia a su guión, más por la trama que por los diálogos, recitados por un Kevin Costner en plena forma, y no pensamos en quién demonios es toda esa gente, 3 días para matar es el thriller simpático/sorpresa de la temporada.
Eso sí, que nadie se espere un retorno de McG a las cámaras imposibles que nos hicieron babear con sus dos espléndidas (y todavía injustamente menospreciadas) Ángeles de Charlie. Aquí el director americano se convierte en un fino esteta de la ciudad de París (Besson, que para eso es el jefe) y aplica una dosis de buen gusto a la hora de retratar una ciudad que el productor y creador ha logrado convertir en la capital del cine de acción.
Lo más sorprendente de una película como la que nos ocupa es que, llegado el momento (a pesar, insisto, del tono jocoso de su introducción), la historia se transforma en una comedia familiar equivalente al rapto que desencadenaba la estupenda Venganza de Pierre Morel, la que continúa siendo la presidenta de las películas guays paridas por Besson.
Mientras Ethan Renner debe lidiar con una “última” misión también debe hacer frente a su labor de padre ausente que regresa a la vida familiar. Por si fuera poco, habrá dos elementos más en la fórmula: Vivi, encarnada (literalmente) por Amber Heard, y una serie de inyecciones que hacen de este viejo agente una suerte de Serpiente Plissken del espionaje moderno.
Sin ser un desastre, el personaje de Vivi, importantísimo para la trama, parece cogido con alfileres y colocado en la trama por el mero hecho de necesitar una rubia cañón que luzca modelo y peluca cada media hora.
Pero nada de eso importa si tienes una buena dosis de humor, al mejor Kevin Costner que recuerdo en mucho tiempo y un puñado de momentos de acción inesperadamente discretos y elegantes. De eso va sobrada.
3.5 / 5