Sócrates dijo: “El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir”. Tom Ford en su faceta como cineasta sigue sorprendiendo, por su capacidad de crear relatos con una firma muy personal y, además, de dotar de una espectral belleza que arrastra a sus personajes hacia un camino de desolación y decadencia. Tras la magistral ‘Un hombre soltero’, Ford vuelve con ‘Animales nocturnos’, Gran Premio del Jurado en el 73º Festival de Venecia y una auténtica demostración de su capacidad como realizador.
Un sobrio y elegante thriller neo-noir
Susan Morrow tiene una vida de ensueño, trabaja dirigiendo una reconocida galería de arte, tiene un atractivo marido que es médico y un ritmo de vida lleno de lujos, grandes reuniones y fiestas. Un día recibe un paquete de su primer marido, un escritor en ciernes. Se trata de su primera novela, le pide a Susan que la lea, puesto que ella ha sido su mejor crítica. De esta manera, la mujer irá introduciéndose en una novela que poco a poco va narrando aspectos de su vida, su pasado y provocando que Susan vaya descubriendo la insatisfacción de la suya propia.
Basada en la novela ‘Tony y Susan’ de Austin Wright, Tom Ford acepta un arduo desafío al combinar dos relatos en uno. Por un lado está la vida de Susan, en la que el diseñador hace una feroz crítica a la sociedad contemporánea envuelta de lujo, moda y arte pero vacía por dentro, decadente y completamente taciturna. Por otro está el relato, en el que Ford narra un opresivo thriller con aroma a western en el que un padre de familia se convierte en un hombre consumido por el odio y la venganza.
Una historia de venganza personal
Juntar ambos relatos no es fácil pero Ford lo realiza con soltura, combinando el melancólico desasosiego de Amy Adams con la violenta vendetta de Jake Gyllenhaal, que está acompañado por un brillante Michael Shannon. Conforme se va profundizando en el relato, los contraste entre en esta cinta neo-noir van conformando un círculo de perversa desafección en la que Ford va ejecutando una venganza que se ha fraguado con fría y calculadora paciencia. Todo con una sobriedad elegante, propia del diseñador y con interpretaciones contenidas, explosivas, contrapuestas e hipnóticamente fascinantes.
Ford sabe crear contraste, provocando que un relato esté cercano a películas como ‘Frío en julio’ o ‘Blue Ruin’ y que el otro recuerde a esa dolorosa soledad que padecía Colin Firth en ‘Un hombre soltero’. Dos pistas que van recorriéndose paralelamente para, finalmente, ser testigo de una brutal y silenciosa colisión. Ford sabe crear un ambiente opresivo, angustioso, trágico y pérfidamente desafecto, demostrando ser un ávido pupilo de cineastas como David Lynch, Darren Aronofsky o François Ozon, haciendo hincapié tanto en un guión magníficamente adaptado, con un reparto completamente entregado a esta fría vendetta, así como un cuidado estético en el que el diseñador hace alarde su buen gusto y clase.
Maravillosa Amy Adams, fabuloso Jake Gyllenhaal
Con lo cual, ‘Animales nocturnos’ se convierte un despiadado retrato sobre la soledad de la vida opulenta, a la actitud cobarde de aquél que no ha querido atreverse a vivir y que acaba marchitándose por dentro cual esencia de hiel. Una película que indaga, con dolorosa introspección, en los lados más incómodos de la amargura. Sencillamente, magistral.
Tráiler de Animales nocturnos en Español
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