Person of interest se ha convertido en la serie de ciencia ficción estrella para los amantes de la intriga y es que cada capítulo es tan interesante que, hasta el final, no sabes quién es la víctima ni cómo terminará. Como ya nos demostró el episodio anterior, esa misma trama es la que nos atrapa y, lo más importante, nos hace cavilar junto a los protagonistas. El capítulo de esta semana promete ser igual de apasionante y, quién sabe, tal vez desvele alguno de los misterios que inundan la historia de una de las series estrella de la cadena CBS. ¡Alerta spoiler!
En Nueva York están de elecciones. Va ganando el gobernador actual, James Murray (Michael Bryan French), a la candidata Michelle Perez (Caris Vujcec), pero por muy poco. Mientras, y como ya empieza a ser sospechosamente habitual, Reese y Fusco andan detrás de Douglas Rogers (David Beach), literalmente, corriendo. Siguen al señor hasta una azotea, y él amenaza con tirarse. Parece que malversó dinero de una entidad benéfica y, cuando alguien le pilló, le mató. Con una estratagema, John consigue que el hombre no salte. Aunque termina disparándole y eso no sienta bien en la comisaría. Ya tenían a Reese bajo advertencia que tenía que dejar de disparar a gente.
Aparece entonces una mujer, la doctora Iris Campbell (Wrenn Schmidt), psicóloga. Su misión es sencilla, tendrá que ayudar a controlarse a Reese con algunas sesiones de terapia, y visto su historial, necesitará unas cuantas. “Te ayudará a equilibrarte”, le comenta Finch. ¿Se le escapará a John que una máquina nos vigila y que eso hace que no está tan de buen humor? “La terapia no sirve para nada cuando tienes que mentir sobre todo”. La Máquina tiene una nueva persona de interés, pero viendo que Reese está tan ocupado como policía, Harold decidió pasarle el caso a Shaw.
El agraciado en este episodio con la atención del grupo es Simon Lee (Jason Ritter), encargado de la campaña electoral del gobernador Murray. Reina del disfraz –cual Pequeño Nicolás- Shaw se infiltra y termina como trabajadora en la campaña del gobernador; así puede estar cerca de Lee y averiguar qué va a pasar con él. Monitorizados todos sus aparatos electrónicos, saben con quién habla, de qué y también cómo van avanzando las encuestas. Reciben una mala noticia: Perez está remontando.
Root
Finch recibe la visita de Root. Siempre que el enlace de la Máquina con la realidad aparece, Harold termina pasándoselo genial por ahí teniendo aventuras. En este capítulo, Root es una atractiva traductora que trabaja para la ONU y, al minuto, es otra persona distinta. La chica tiene que cambiar de identidad, cosas de su trabajo. La Máquina le ha pedido que le entregue al equipo un mapa de la ciudad con todas las zonas sin vigilancia marcadas, los únicos lugares en los cuales no puede poner el visor. También tiene un mensaje para Harold: “A veces es mejor no saber”. No tardaremos mucho, supongo, en encontrarle un significado.
En un giro de los acontecimientos, Murray va perdiendo las elecciones, y eso no le sienta nada bien a un miembro de su campaña, Mike Fisher (Anthony Arkin), que no para de discutir con Lee. Ante las últimas previsiones, Mike se cabrea y se enzarzan en una pelea. ¿Qué le depara a Simon?
Como punto fuerte, los guionistas de Person of interest nos tenían preparado en este episodio un flashback. Siempre es interesante viajar al pasado y descubrir un poco más sobre los entresijos de la historia e intentar entender un poco mejor lo que pasa en la actualidad. Nos remontamos al año 2001, al día en el que “se enchufó” la Máquina. Vemos a Finch, interactuando con la pantalla junto a Ingram (Brett Cullen), testando su manera de procesar un problema en particular. La solución que la Máquina le devuelve no le convence, no confía en que el software tenga el sistema de valores adecuado para procesar cosas tan delicadas como la vida de la gente.
Finch encuentra una parte en el código de la Máquina que no le suena de nada, a Ingram tampoco. Sin embargo, la Máquina asegura que ha sido él quién lo ha escrito. No sé si podían aplicar ciertos criterios morales a un software, pero finalmente se dan cuenta de que la Máquina razona, y parece que tiene su propia idea sobre sus funciones. Finch termina apagándola, le ha mentido, y tendrán que perfeccionar el sistema si quieren que tenga el poder que buscan.
Los números no mienten
De vuelta a la actualidad, Murray ha perdido las elecciones. Genio de las probabilidades, Lee intenta convencerle de que eso es imposible, y que no deben de rendirse todavía. Finch, al que los números también se le dan genial, revisa los documentos de Simon. “Están bien, James debería de haber ganado”. Lee sigue convencido, las elecciones han sido amañadas. Tendrá que encargarse Shaw, pues Reese tiene su cita con la psicóloga. “Ha estado involucrado en seis tiroteos, o tienes complejo de héroe o ganas de morir”.
Mientras Shaw vigila a Lee, aparece Root. La Máquina le dice dónde tiene que ir, pero no para qué. Simon intenta convencer al encargado del proceso electoral Kevin Hatch (Ned Van Zandt) del amaño de las elecciones. En ese momento, un empleado al que acababa Kevin de despedir coge un arma y se dirige a su despacho, en el que se encontraba con Lee. Sin embargo, Shaw le detiene. ¿Ese era el peligro al que se enfrentaba? ¿Se acabó? Parece que sí, ¿pero que pintaba Root en todo aquello? Finch descubre que alguien manipuló el sistema y por eso ganó Perez. Alguien ha sido capaz de colarse, modificar y salir sin ser visto. Alguien no, algo: Samaritan.
El capítulo vuelve al año 2001. La Máquina solo reconoce a Finch como administrador y no a Ingram. “Parece que le he dejado huella”. Ingram descubre que algo está en su red de internet, y entonces se percatan de que la Máquina está pirateando su portátil. Tras introducir la secuencia de borrado completo, no responde. Afortunadamente, a Finch le basta con desenchufarla de la corriente. Está aprendiendo, quería escapar al mundo real. “Necesito controlarla, o algún día nos controlará a nosotros”. En futuros intentos, vemos como por medio de un fuego y el sistema contra incendios, la Máquina –en versiones previas- intentó incluso asesinar a Finch. Era un obstáculo hacia su objetivo. “Ya le he enseñado a pensar, solo necesito enseñarle a preocuparse.”
En el año 2014, Root da con la clave. Samaritan ha empezado a intervenir en el mundo real: consiguió que despidiesen a ese trabajador porque sabía que querría vengarse. Todo estaba planeado: les hubiera matado a ambos. Quería encubrir sus propios actos. Ahora empieza una guerra fría entre ambos sistemas, Lee está en peligro y Shaw no puede acercarse a él pues Samaritan le observa y podría ser fatal si consigue ficharla. En la misma situación se encuentra John, que harto de lidiar con la doctora se presenta allí. Están poniendo en peligro al equipo entero, y su misión.
Samaritan
Aparentemente, la nueva gobernadora no está al tanto del amaño de las elecciones. ¿Quién está detrás? Root le cuenta a Finch que ya no puede hablar directamente con la Máquina, pues Samaritan lo sabría. Le comunica lo que quiere mediante anuncios y otras formas imprevisibles. Finch descubre un pasado oscuro de Perez, y decide enviarle anónimamente la información para forzarla a dimitir. Así podrán deshacer los planes de Samaritan. En la fiesta de celebración de su victoria, se encuentran con Lee. Piensa acusar a la gobernadora y deben actuar lo antes posible. Sin embargo, eso supone exponerse a Samaritan, quien además ha enviado a un agente a terminar con Simon.
En un giro de los acontecimientos, Perez se desploma, muerta. Root entonces cae en la cuenta de que el agente de Samaritan iba a acabar con la nueva gobernadora y después con Simon, ¿pero por qué? Necesitan salvar a Lee, y para ello tiene que esconderse de Samaritan. Para eso la Máquina les proporcionó ese mapa con los sitios ocultos de la ciudad. En uno de estos sitios, Shaw le roba el móvil, lo que le salva la vida. Para seguir así, debe permanecer oculto, así que Finch le sigue y va dirigiéndole –con ayuda de Root- por los sitios adecuados.
No sabemos si por los motivos reales, pero Simon decide quedarse en un hotel de forma extraoficial, es decir, sin dar una identidad. Otro movimiento que le permite seguir vivo. El equipo sabotea el teléfono de su habitación y el wi-fi, para mantenerlo incomunicado. Finch descubre que Samaritan al que quiere como gobernador es al segundo en el equipo de Perez, Nick Dawson (Kevin Kilner).
Simon pide prestado un móvil y llama a emergencias, Finch no logra parar la llamada a tiempo y Root sabe que Samaritan le ha encontrado. Sale a combatir a su agente, y eso supone exponerse y perder su tapadera. Samaritan no puede acceder a ningún archivo suyo, pues su identidad es cambiante, sin embargo la marca como objetivo y despliega refuerzos. El agente de Samaritan logra herir a Root. Con dos objetivos, marca como prioritario a Lee, sin embargo al soltar las armas hay mayor probabilidad de éxito de terminar con Root, así que se convierte en el objetivo principal. Shaw y John, enmascarados, simulan un secuestro y se llevan a Lee. Así deja de estar localizable para Samaritan y conservan sus identidades ajenas al sistema.
Una vez en su oficina, Finch se hace pasar por representante de un periódico y trata de convencer a Simon de que sus datos eran erróneos. Obviamente, los datos estaban cambiados en el ordenador, pero me sorprende ver que los impresos –que Lee guardaba en una caja fuerte- también. El analista no queda para nada convencido. Y sabe que algo ha ocurrido. El problema es que nadie le creerá.
Al final vemos a Simon asegurarle a Murray que han perdido, por lo que deja de ser objetivo de Samaritan. Y a Root con vida, lo que francamente dudábamos. Samaritan no puede verla, ha cambiado otra vez de identidad. Hasta ha tenido que inventarse –con ayuda de la Máquina- una historia para sus heridas. Harold no se siente contento, ha tenido que engañar a Simon. “A veces es mejor no saber la verdad, pero no siempre”. Root es clara: “La Máquina te necesita, la principal diferencia entre ella y Samaritan eres tú”.
En la oficina del nuevo gobernador, un hombre se presenta para asesorarle en lo que pueda, se llama Hayes, otro agente de Samaritan; ahora tiene un nuevo objetivo, encontrar a la Máquina.
Opinión
Este episodio de la serie me ha gustado bastante por dos cosas principalmente. Por un lado, Simon Lee llega a comprender la magnitud de su existencia y que algo intenta quitarle de en medio. No sabe qué ni por qué, pero incluso la idea desde el principio de tener una copia de seguridad de todo en papel es algo bastante extraño que hasta sorprende a Finch. Por otro lado, comienza la guerra entre ambos sistemas y podemos descubrir al equipo de Samaritan y cómo actúa.
Sin duda, y viendo por medio de los flashbacks los intentos de creación de la Máquina, somos capaces de darnos cuenta del poder del software y lo arraigado que se encuentra en la vida cotidiana. Sin duda me ha sorprendido que el nuevo objetivo de Samaritan sea encontrar la Máquina y todos los recursos de los que posee. Un capítulo que deja de lado totalmente a Reese y se centra en ambos sistemas y las ideas confrontadas de Finch y Root. Mientras la primera confía perfectamente en la Máquina, su propio creador es consciente de que si algún día fuesen un obstáculo, lo serían por poco tiempo.
Puntuación: 9
Ya disponible el resumen del siguiente episodio aquí.
Última actualización: 29/10/2014