A finales del siglo XX las películas de desastres naturales cobraron un excesivo protagonismo en los cines, con una aplastante convicción de que en el año 2000 algo trágico pasaría. Más de una década después aceptamos nuestro masoquismo y seguimos disfrutando de películas de desastres naturales como nunca.
Mientras Noé llegaba acompañado nada menos que del diluvio universal, En el ojo de la tormenta promete un regreso a los épicos films sobre tornados, en cuya cúspide encontramos a Twister, película de 1996 en la que Hellen Hunt y Bill Paxton se jugaban la vida como cazadores de tornados y pseudocientíficos, que intentan encontrar una explicación a esta desatada fuerza de la naturaleza.
Lo más curioso de estas películas de desastres es su capacidad para coincidir en el mismo año de estreno. En 1997 por ejemplo fuimos testigos de la furia del magma con dos títulos como Volcano y Un pueblo llamado Dante´s Peak, el primero con un volcán en medio de Los Angeles y Tommy Lee Jones salvando al personal y en el segundo al mismísimo Pierce Brosnan haciendo lo propio con su familia en un alejado pueblo de montaña.
Pero mientras fuego y aire siempre han sido impactantes, el desastre natural de manos del agua se antoja imparable. Ese fue el caso en 2012 de Lo Imposible, película basada en hechos reales de Antonio Bayona, que presenta las terribles consecuencias de un tsunami en una zona paradisíaca de Tailandia, donde Ewan McGregor y su familia pasaban las vacaciones.
Puestos a destruir granjas, ciudades o islas enteras, ¿por qué no el mundo entero? No han sido pocos los directores de películas de desastres naturales cuyo freno sólo lo sugiere el presupuesto del proyecto, dado que su imaginación no tiene límites.
Michael Bay ya hizo un amago en 1998 amenazando al planeta con un inmenso asteroide en Armageddon, sólo que con Bruce Willis al frente de un grupo de improvisados perforadores espaciales, el planeta podía respirar tranquilo, incluso con el genial Steve Buscemi sufriendo locura transitoria. Curiosamente y como comentábamos antes, el mismo año y sólo con dos meses de diferencia se había estrenado Deep Impact, bajo una propuesta similar y con mayor rigor científico, pero el gran elenco de actores y la mayor acción en Armageddon, así como su popular tema principal interpretado por Aerosmith “I dont want to miss a thing”, propició que la taquilla se rindiese ante ella.
Ya en el siglo XXI dado que el mundo no había estallado en mil pedazos, los cineastas se propusieron terminar lo que las leyendas pronosticaban. El día del mañana, dirigida en 2004 por Roland Emmerich establece el cambio climático como la razón para que los humanos dejen de existir, no sin antes sufrir todo tipo de desastres naturales en un torbellino de efectos especiales muy adelantados para la época.
El director alemán volvería a intentarlo en 2009 basándose en el amenazante (y ya acaecido sin incidentes) fin del calendario maya con el decepcionante film 2012, en el que mezcla todos los títulos descritos anteriormente y los multiplica por 10 para ensañarse contra todo el planeta, matando miles de personas y animales por fotogramas, eso sí, con unos efectos especiales, de nuevo sorprendentes. Sólo cabe esperar qué opina Emmerich de la nueva Godzilla, dado que él dirigió su último título en 1998, con gran decepción de crítica y fans del monstruo.
De lo que podemos estar seguros, es que tanto este año, como en los próximos, la destrucción y el caos llegarán a las salas de cine con más películas sobre desastres naturales en las que el mundo será arrasado una y otra vez.
Última actualización: 23/06/2014