¿Podría hoy estrenarse una parodia sobre el evangelio como La vida de Brian? ¿O una película con una postura tan ambigua ante la violencia y el odio como La naranja mecánica? ¿Y gamberradas como Pink flamingos? ¿Y el cine tan libre, tan provocador y tan esperpéntico de Almodóvar en los 80? Un repaso detallado a 10 películas, mencionando también otras muchas, que hoy difícilmente podrían estrenarse, bien porque nadie se atrevería a producirlas o bien porque sus autores podrían tener problemas con la justicia.
Películas polémicas que hoy podrían haber visto peligrado su estreno
Durante el régimen franquista una serie de películas fueron prohibidas por la censura en nuestro país y no pudieron estrenarse hasta la muerte del dictador, bien por hablar de la guerra civil española (Por quién doblan las campanas), por ser antimilitaristas (Senderos de gloria), por su contenido erótico (El último tango en París), por una trama escabrosa en la que se da además una mala imagen de España (De repente el último verano), etc.
Con la llegada de la transición todas estas obras pudieron verse en las pantallas españolas y, con la excepción de algún caso lamentable como el secuestro judicial en 1979 de El crimen de Cuenca y la amenaza de un juicio militar a su directora, Pilar Miró, por injurias contra la Guardia civil, comenzó una nueva etapa mucho más favorable para la libertad de expresión que en los últimos años parece estarse revirtiendo: ahora mismo, escribir una obra de teatro, un rap o simplemente un tuit irreverente, de humor negro, de mal gusto, o que se pueda interpretar como un ataque a un colectivo especialmente susceptible puede llevar a su autor a la cárcel o suponerle unos ataques mediáticos tan fuertes que pueden disuadir de la publicación de su obra.
A diferencia de la literatura, el mundo del cine no ha sufrido por ahora el secuestro judicial de ninguna película en los últimos tiempos, pero sí campañas de boicot que se iniciaron hace ya años con un documental de contenido político como La pelota vasca, de Julio Medem, y que luego se extendieron al cine de ficción a causa de declaraciones de directores o actores que no gustaron a ciertas personas, como ha ocurrido con La reina de España o El guardián invisible.
Teniendo en cuenta estas condenas, secuestros y campañas de boicot, proponemos un listado de 10 películas que hoy tendrían serios problemas para estrenarse, 2 ejemplos por cada uno de los 5 temas en torno a los cuales suelen girar las polémicas: el abuso infantil, la apología del terrorismo, la violencia contra las mujeres, la apología del odio y la ofensa al sentimiento religioso.
Cine con temas polémicos, ¿posible en la actualidad?
Tabú 1: La infancia
Contexto previo: En el momento en que se produjeron las películas que vamos a comentar, la edad de consentimiento sexual en nuestro país y en la mayoría de los de nuestro entorno se situaba en los 12 o 13 años, la misma a la que finalizaba la escolarización obligatoria y podía comenzar por lo tanto la vida laboral.
Un soplo en el corazón (Louis Malle, 1971)
Louis Malle ha sido uno de los directores que más escándalo ha causado en la historia por no juzgar nunca a sus personajes; en sus películas jamás hay más mensaje moral que el que el público quiera crear por su cuenta, por lo que las reacciones ante Un soplo en el corazón de un espectador actual pueden ser variopintas. Quienes no puedan soportar la escena en la que tres muchachos menores toman prestado el coche de su padre y conducen borrachos y, evidentemente, sin carné para dirigirse a un burdel donde desvirgar al más joven de ellos con una prostituta, mejor que corten ahí la película y no lleguen al final en el que (spoiler) el preadolescente es violado, según el punto de vista actual, por su propia madre y al día siguiente ninguno de los dos se muestra en absoluto arrepentido de lo ocurrido. Lo mejor, o peor según podrían pensar algunos, es que el tono de la película en absoluto es provocador ni sensacionalista.
A diferencia de otras obras de su autor, como Los amantes, donde se rueda uno de los primeros orgasmos de la historia del cine, o Lacombe Lucien, donde se da una visión desmitificadora de la resistencia contra los nazis en Francia, esta se estrenó en su día sin especial polémica, aunque hoy nos parezca increíble.
Para el soldado perdido (Roeland Kerbosch, 1992)
Esta semidesconocida película holandesa de temática LGTBI adapta una novela autobiográfica escrita por un bailarín en la que cuenta como a los 12 años vivió una historia de amor, con relaciones sexuales completas según se insinúa en el film, con un soldado americano, por supuesto adulto, de las fuerzas aliadas que expulsaron a los nazis del país. Se puede decir que este título, que está contado en clave romántica y sin vocación de escándalo y que pasó desapercibido, cierra una época, ya que muy poco después estallarían graves escándalos de pederastia en la vecina Bélgica y a partir de ahí rodar una historia de este tipo podría haber supuesto problemas legales a sus autores.
Otras películas que hoy no encontrarían producción ni distribución, o que podrían llevar a sus autores ante los tribunales por incluir escenas de contenido muy fuerte protagonizadas por menores serían:
- La pequeña (1978), también de Louis Malle, sobre una niña criada en un prostíbulo que ve con naturalidad seguir la profesión de su madre y sus compañeras.
- El llamado cine kinki de la transición: Perros callejeros (1977), Navajeros (1980), etc., a medio camino entre la denuncia social y la explotación sensacionalista, en el que menores marginales se convertían en actores exhibiendo su habilidad para la comisión de diferentes delitos y la conducción temeraria.
- Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), la opera prima de Pedro Almodóvar cuyo combinado de provocaciones incluía a una Alaska de quince años haciendo de dómina en una relación BDSM con un ama de casa.
- Poison (1991), película de culto del entonces incipiente cine gay dirigida por Todd Haynes (Lejos del cielo) con varias historias desarrolladas en paralelo, una de ellas un falso documental sobre un niño masoquista que disfrutaba recibiendo vejaciones y palizas.
- Lolita, el clásico literario de Vladimir Nabokov, fue objeto de una versión al cine que pasó desapercibida en 1997 gracias a elevar la edad de la protagonista del libro de 12 a 15 años y de escoger a una joven actriz que aparentaba muchos más, como se había hecho ya en la primera adaptación de Stanley Kubrick en 1962.
Tabú 2: El terrorismo
Contexto previo: El término terrorista no ha tenido nunca una definición clara y posee una connotación ideológica y subjetiva fuerte, por lo que algunos medios de prensa e instituciones no gubernamentales son reacias a emplearlo. El delito de apología del terrorismo se introdujo en nuestro país en 1995.
Días contados (Imanol Uribe, 1994)
El protagonista del film (Carmelo Gómez) es un miembro de ETA que planea un atentado. Al fallar este, desahoga su frustración pegándole un tiro al primer policía que ve por la calle. No se condena en ningún momento la actividad del terrorista ni hay empatía ni consideración hacia sus víctimas. La película consiguió la Concha de Oro del festival de San Sebastián y el Goya a la mejor del año. En 1997, sin embargo, el asesinato del joven concejal Miguel Ángel Blanco provocaría un revulsivo en la sociedad española a partir del cual abordar la violencia de esta organización terrorista sin condenarla claramente sería imposible en una película de éxito.
Uribe era ya autor de otra película polémica por la empatía que mostraba con miembros de ETA: La fuga de Segovia (1978), una de las muestras más destacadas en el cine español del género de fuga carcelaria. Por otra parte, la Guardia Civil intentó impedir sin éxito, muy recientemente, el estreno de la comedia satírica producida por Netflix Fe de etarras.
Michael Collins (Neil Jordan, 1996)
Se presenta como un héroe con toda la épica hollywoodiense a uno de los cabecillas del IRA, el ejército republicano irlandés, en sus primeros años de existencia. El tratamiento del personaje es similar al que se ha dado en muchas películas a la resistencia contra la ocupación nazi. El director, Neil Jordan, había dirigido pocos años antes una cinta mucho más crítica con el IRA (Juego de lágrimas, 1992) por lo que su punto de vista, que podría entrar dentro de lo políticamente correcto, sería que las acciones violentas de esta organización estarían justificadas cuando toda Irlanda formaba parte del Reino Unido y habrían dejado de estarlo al reducirse el territorio británico de la isla al Ulster. No obstante, Michael Collins no deja de promover la lucha armada de una organización fuera de la ley contra un ejército y unas instituciones que se entienden como de ocupación pero que cuentan en principio con un reconocimiento legal internacional.
Otras películas célebres en las que se muestra simpatía con el IRA o antipatía con el gobierno británico en su lucha contra esta organización son El delator (John Ford, 1935) o En el nombre del padre (Jim Sheridan, 1993).
Tabú 3: La violencia de género
Perros de paja (Sam Peckinpah, 1971)
Un intelectual (Dustin Hoffman) se traslada con su esposa (Susan George) a un pequeño pueblo cuyas costumbres primitivas, rudas y muy sexistas les irán poniendo contra la pared. La masculinidad del académico se ve cuestionada por los lugareños y por su propia mujer, a la que el guión retrata como interesada y caprichosa. La tensión irá en auge hasta un desenlace en el que ambos se mimetizan con el entorno y asumen sus roles de género más ancestrales: él se encontará a sí mismo a través de la violencia y ella a través de la sumisión. La escena más célebre del film, en la que la mujer, tras pasearse desnuda delante de algunos de los hombres del pueblo, es violada y aparentemente comienza a disfrutar durante la agresión sexual, consolida a esta película como una de las más machistas de la historia del cine, aunque no se puede negar la calidad en su factura y acabado.
¡Átame! (Pedro Almodóvar, 1990)
Almodóvar llevaba a cabo su propia versión de un clásico de William Wyler, El coleccionista (1965), a su vez emparentado con otro título más antiguo, Siete novias para siete hermanos (1954). Las tres películas giran en torno al secuestro de chicas por parte de un admirador secreto obsesivo cuyo móvil no es directamente sexual sino patológicamente romántico. La posición del director ante el machismo es en este caso mucho más ambigua que en Perros de paja, puesto que la chica no acepta un rol subordinado ni busca una pareja paternalista y el chico tendrá que ser aceptado no solo por ella sino por el resto del matriarcado que constituye su familia, pero que (spoiler) ella consienta comenzar una relación con un hombre que previamente la ha secuestrado, atado y golpeado podía entenderse dentro del enorme liberalismo que existía en la España de finales de los 80 pero, muy pocos años más tarde, la situación ya había cambiado y el propio director manchego sufrió las iras y la incomprensión de crítica y público cuando pretendió convertir una violación en el eje de una comedia en Kika (1993).
Otras películas que podrían enfrentarse hoy a fuertes críticas, boicots o denuncias por presunta complicidad en la violencia hacia las mujeres serían Bilbao (1978), otra historia de una mujer secuestrada pero contada desde el punto de vista de su agresor, o Videodrome (1982), en el que la cantante y actriz ocasional Deborah Harry interpretaba a una masoquista que se dejaba agujerear con alfileres y disfrutaba viendo a otras mujeres torturadas en la pantalla.
Tráiler de ¡Átame!
Mención aparte merece El último tango en París (1972), sobre cuya escena más célebre el propio director, Bernardo Bertolucci, se ha encargado personalmente de difundir, por motivos que solo podemos conjeturar, la leyenda urbana de que se trata de una violación real de la actriz protagonista, Maria Schneider, por parte de Marlon Brando, algo que la propia interesada había desmentido años antes. Evidentemente, el sexo en la escena en cuestión es fingido y lo que Schneider declaró en su día es que en el momento del rodaje ella desconocía el contenido de la escena porque Bertolucci buscaba la expresión real de una joven humillada. En el cine todo es falso y hasta el menor detalle está más que pensado y ensayado, por lo que esta parece ser una más de las muchas leyendas de escenas que supuestamente surgieron de la casualidad o la improvisación.
Tabú 4: La violencia
Pink flamingos (John Waters, 1972)
Uno de los mayores clásicos del cine underground le ha provocado a su director, John Waters, calificado como rey del vómito por parte de la prensa, varias visitas a los tribunales para explicar el tono satírico y no literal con el que debe interpretarse una película en la que la famosa drag queen Divine juzga, condena y asesina ante la cámara a dos personas acusadas por ella misma del delito de gilipollez, comete actos de canibalismo y sugiere a sus fans que continúen su ejemplo. Hasta la fecha Waters ha sido siempre declarado no culpable de incitar al odio y a la violencia.
La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971)
Lo mejor que se puede decir de esta película es que no ha perdido su capacidad de provocar y de perturbar cuando se empieza a acercar su 50 cumpleaños. Una violencia que podemos llamar fascista por parte de un grupo de jóvenes se muestra con la misma frialdad documental que la violencia por parte del estado y las instituciones empleadas para enderezar al jefe de estos descarriados. Si la película supone o no una justificación o una apología de la agresión ha sido discutido en miles de foros y clases de ética.
Muy en la línea de La naranja mecánica, otra película a la que el paso del tiempo no mengua su impacto y su dureza es Salò de Pier Paolo Pasolini, una adaptación del Marqués de Sade tan brutal como la obra original y que se ha convertido en un mito de lo transgresor y lo desagradable.
Tabú 5: La religión
Viridiana (Luis Buñuel, 1960)
La única producción española hasta la fecha que ha ganado la palma de oro en Cannes y que, sin embargo, fue prohibida en nuestro país hasta el final de la dictadura. Es triste pensar que en la actualidad podría volver a tener de nuevo problemas con la justicia por su utilización de la simbología religiosa, corona de espinas y parodia de la última cena incluidas, y su burla de la moral cristiana. Buñuel, que se declaraba ateo por la gracia de Dios para explicar su obsesión por los dogmas del catolicismo, ya había flirteado anteriormente en la delgada línea entre la sátira y la exaltación del misticismo con Nazarín, una obra maestra en la que adaptaba a uno de sus autores favoritos, el no menos cínico e irónico Galdós, y continuaría en la misma línea con la comedia surrealista Simón del desierto y, de forma mucho más plástica y hermética, con La vía láctea.
La vida de Brian (Terry Jones, 1979)
Su tono de comedia no impide que sea una de las pocas películas que ha intentado contar con un mínimo de rigor el contexto histórico en el que vivió Jesús de Nazaret y los conflictos en un territorio teocrático bajo el dominio imperial romano como era la Palestina de la época. En su día se vio sin excesivo problema, pero en la década siguiente el ambiente ya comenzaba a enrarecerse y grupos integristas cristianos boicotearon dos estrenos que no respondían a la ortodoxia religiosa, aunque estaban muy lejos de la irreverencia de La vida de Brian. Yo te saludo María (1985), de Jean Luc Godard, actualizaba el relato del evangelio desde un punto de vista social y La última tentación de Cristo (1988) intentaba ser una exploración la naturaleza humana de Jesucristo por parte de un creyente declarado como Martin Scorsese, lo cual no impidió amenazas y agresiones puntuales a espectadores de ambas películas, así como, en España, protestas en el Congreso a raíz de su pase por televisión.
Tráiler de La vida de Brian
¿Sería posible el estreno de estas películas en la actualidad?
Hasta aquí nuestro especial con 10 películas cuyo estreno en la actualidad habría sido ciertamente complicado (e incluso improbable). Es fácil ver que la libertad de expresión no se encuentra en su mejor momento y que hace 40 años los cineastas se encontraban con menos cortapisas, o con cortapisas menos peligrosas que en la actualidad, para contar las historias que quisieran.
Es cierto que no todo era perfecto entonces y que en este tiempo se ha evolucionado en el cine por lo general hacia un discurso más inclusivo, respetuoso y sensible hacia ciertos temas; no obstante, es delicado y digno de preocupación que se confunda el mal gusto con el delito y el mostrar en la pantalla un comportamiento incorrecto con hacer una apología del mismo; que el insulto y el ataque a personas o colectivos no sean aceptables no debería derivar en que solo se puedan abordar ciertos temas de una determinada manera o en que los artistas no se atrevan a abordarlos.
Última actualización: 16/05/2020