El director del episodio de esta semana de Homeland es Tucker Gates. Conocido por Lost o House of Cards, Gates es el encargado esta temporada de ponernos las cartas sobre la mesa. El capítulo número seis ha resultado ser altamente revelador, y muy de los de DRAMA. Tienes el recap del anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Cabos sueltos
Javadi, el contacto de Saul Berenson, llega a Nueva York para reunirse con él. Saul quiere saber si la información de que Irán y Corea del Norte tienen un acuerdo es cierta; Dar Adal está dispuesto a lo que sea para que una nueva reunión entre ambos no se produzca. Por un lado, Berenson se ve en una encerrona con una mujer -Rachel- que tiene unas preguntas sobre su aparentemente inofensiva visita a su hermana en Cisjordania, incluso le requisan el móvil y todo. Dar Adal aparece minutos después con su teléfono a “salvarle” del interrogatorio, con su teléfono en las manos.
Adal, por supuesto, está detrás de todo, al propio Javadi no le va mejor. El señor se está dando un baño tan tranquilo cuando aparecen a llevárselo a una sala de interrogatorio-tortura, dónde le acusan de traición. La cosa empieza a ponerse fea para Javadi, pero un aliado inesperado, Amir, dispara a sus captores y le ayuda a liberarse: sirvió junto a Javadi en Irak y una vez tenían hambre y robó una cabra para ellos. Lo típico que haces un día y años después te salva la vida.
Saul y Javadi tenían que reunirse durante un partido de hockey, allí se presenta Amir, que acompaña a Saul al encuentro de Javadi en un lugar mucho menos concurrido, donde le espera arma en mano. Por supuesto, Javadi está algo molesto con el recibimiento que ha tenido, y si solo Saul sabía de su llegada… Berenson asegura que no es cosa suya, sino que Dar Adal estará detrás de todo.
Javadi le cree y le cuenta lo que ha venido a decirle: capturaron a Nafisi, el señor aquel, y se ha descubierto que no hay ningún acuerdo entre Irán y Corea del Norte; todo era un plan para que la CIA pensase que sí y mantuviese la zarpa en la zona (engañando -entre otros- a la futura presidenta) y Dar Adal se saliese con la suya. Javadi sabe que no puede volver a ningún sitio, así que pide asilo y protección. Ah, y 45 millones de dólares. Saul no puede prometer nada, pero está seguro que a Keane le gustará aquella información y algo podrá hacer. Seguido a la reunión, Javadi dispara al pobre Amir en la cabeza, “nada de cabos sueltos”, asegura.
El malvado plan de Dar Adal
Después de lo ocurrido en su casa y la muerte de Conlin, Carrie blinda su casa con cámaras y alarmas con tal de controlar y proteger su hogar. Lo de la bomba, y asesinar así a un agente del FBI, no es cosa de aficionados: quien esté detrás de todo esto tiene una base que merece llevar el asunto con total delicadeza, lo que implica apañárselas sola. Y Mathison parece aguantar el tipo ante todo lo que en dos semanas hemos visto que le ha venido encima, pero no está preparada para lo de ayer.
Servicios Sociales deciden apartarla de Franny, después de que una tal Christine tuviese una pequeña charla con su hija y ésta le contase que pasó miedo y pensó que iba a morir durante el asalto a su casa por parte de la policía. Christine piensa que la niña está en peligro y cita a Carrie y su abogado (Reda) en una vista delante del juez que no va nada bien.
Si a las protestas frente a su casa le sumas que dejó a su hija con un señor que no está en plenas facultades mentales y que se durmió en la habitación de su hija con un arma cargada en las manos, pues llevas las de perder. Encima no puedes explicar el porqué no puedes llamar a la policía sin que suene cosa de una serie de espías (hola). Mathison explica que ella ha estado en Afganistán y que le pongan al juez dos temporadas atrás, que se ve cómo controla la presión.
Pero nada puede hacer ante una revelación que Christine se había guardado como puntilla, su trastorno bipolar, del que no sabemos nada desde hace bastante pero que está ahí. El juez parece sorprendido y ordena que Franny se quede con una familia de acogida hasta que Mathison pase unas pruebas psicológicas que ya no sabemos si aprobará. Pero, ¿de dónde ha sacado Christine esa información? Pues de Dar Adal, a quien incluso le agradece el chivatazo. El plan de Dar contra Carrie está dando resultado, la está hundiendo, hasta tal punto de llamar a la presidenta electa pidiendo una ayuda que sabe que no le puede proporcionar.
Rescate
El episodio anterior terminaba con sorpresa: Astrid volvía de repente a nuestras pantallas para “rescatar” a Quinn, al que se lleva a una casa muy pintoresca en un bosque muy pintoresco. Como le pasase a la presidenta electa semanas atrás, él no quiere estar allí, con la diferencia de que su intento de fuga resulta fallido.
¿Qué pinta Astrid aquí? Cosa de Dar Adal, protagonista de la semana. Quinn parece un peligro y Adal convence a la mujer de que teniéndolo allí está a salvo, cuando nos queda patente que las intenciones de Dar son otras bien distintas. Esto solo es otra arista del plan que está llevando a cabo contra la que parece su nueva enemiga número uno: Carrie Mathison.
Y a ese plan le falta un golpe: poner del todo a Quinn en contra. Dar se presenta en la casa y tiene una breve pero concisa conversación con Peter. Adal le cuenta que después de su experiencia con el gas entró en coma, y fue Carrie la que apuró a los médicos para despertarle por si sabía algo sobre el atentado que estaba por ocurrir. Un procedimiento con sus riesgos, entre ellos dejarle… un poco así. En aquel momento parecía que Mathison hacía lo correcto, ¿qué pensará ahora Quinn al respecto?
Última actualización: 07/03/2017