En 2011 se estrenaba en Estados Unidos, por parte de Showtime, el thriller Homeland, una serie basada en una historia de Gideon Raff y desarrollada por Alex Gansa y Howard Gordon (24). Lo cierto es que podemos ver cierta analogía con la serie 24. La trama se centra en Carrie Mathison (Claire Danes), agente de la CIA que sufre un trastorno bipolar; después de meter la pata en Irak, es castigada quedándose en suelo estadounidense. Deberá esforzarse al máximo para volver a hacerse un hueco en la agencia.
En esta ocasión, vamos a analizar el primer capítulo de la cuarta temporada de la serie para ver, después de todo lo que pasó en la anterior, cómo le va a nuestra protagonista. Éste se trata del primero de los dos capítulos de estreno que se emitieron ayer. ¡Alerta spoiler!
El regreso de la serie nos muestra a una Carrie por las truculentas y oscuras calles de Kabul. Escoltada por un militar, es requerida en la embajada de los Estados Unidos, donde se encarga de dirigir las operaciones en el país contra el terrorismo. Entre sus funciones destaca una por encima del resto: acabar con los enemigos del mundo a base de bombas enviadas desde una silla de escritorio. La tecnología, vaya. Después de confirmar la presencia de un importante terrorista en una zona controlada por satélite tras las informaciones de Sandy Bachman (Corey Stoll), bombardean el lugar.
Un minuto después de descargar la furia estdounidense mediante un botón, aparece el pastel. Ese día justo es el cumpleaños de Carrie, aunque le sabe algo amargo: ha tenido que dejar a su hija Franny en Estados Unidos con su hermana y les echa de menos. Me parece lógico, vamos, la señora del botón no puede ir por Kabul con el carrito esquivando atentados.
Pronto aparecen los problemas. La zona bombardeada resulta ser el lugar de celebración de una boda. Sí, el muerto que buscaban lo encontraron pero, ¿y el resto de gente? Aayan (Suraj Sharma) es un estudiante de medicina que ha perdido algunos familiares en el ataque y que tiene en vídeo la masacre. Cosas de su compañero de habitación, el vídeo empieza a circular por la red.
Carrie empieza a ser increpada por algunos militares que participaron en esa misión. Que si era una boda, que si somos lo peor, etcétera. La mujer no duda en enviarlos al cuerno, que bastante ha pasado ella ya. Quinn (Rupert Friend), que está en Afganistán también, se siente asombrado ante la idea de lo poco que parece importarle aquello de matar gente inocente a Carrie.
Como es normal, la gente en Kabul anda algo crispada ante la posibilidad de un ataque de un drone en cualquier momento y ocasión. La prensa y televisón no ayudan, y al final una masa enfurecida se lleva por delante a Bachman.
Opinión
Lo cierto es que tenía un temor personal a que esta gran serie perdiese parte de su gracia después del tremendo final de la tercera temporada y su consecuencia más importante: la desaparición de Brody y el término de su gran trama. Sin embargo, me alegra saber que Carrie, por sí sola, sigue manteniendo ese halo misterioso y de enigma que mantiene a la gente pegada al televisor.
Aunque parezca la misma, podemos observar como sigue pesando en la historia de la agente lo ocurrido temporadas atrás; Carrie que debe elegir entre su familia y su trabajo, su tranquilidad personal o seguir teniendo las manos manchadas de sangre. Creo que lo mejor de esta serie son esos silencios en los que no sabemos lo que sus protagonistas piensan pero podemos imaginar por medio de sus actos, los que acomenten y los que no.
Valoración: 8
El análisis del capítulo siguiente ya disponible aquí.
Última actualización: 06/10/2014