Esta temporada de Cómo defender a un asesino se está centrando mucho más en nuestros protagonistas que en algún caso o algo por el estilo. Sí, tenemos ese flash-forward que nos lleva al DRAMA, pero por ahora todo el mundo parece a salvo (por ahora). El recap del capítulo anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Lo de Annalise
Este episodio abre con el Keating 4 (menos Connor) en clase –aunque distraídos en sus cosas-, sí, siguen yendo a clase. Versa sobre demandas colectivas, precisamente lo que Annalise está intentando llevar a cabo contra el estado de Pennsylvania (por lo de la semana pasada y tal).
Tres cosas necesita Keating: publicidad y revuelo, que le traerá poner en negrita y subrayado al Gobernador del Estado en primera página; gente que quiera participar, y para ello tirará de los “clientes” de su jefa Virginia; y dinero. Por supuesto, este último requisito va a ser el más complicado de encauzar.
Por suerte, hay un caso que dejamos aparcado hace un tiempo que puede ayudar a su causa: el divorcio de de su antigua jefa, Hargrove. El asunto sigue y, aunque hay un acuerdo por firmar, Annalise convence a Soraya para que la contrate como asesora legal. Y solo tendrá que pagarle si consigue mejorar ese acuerdo.
Por cierto, Denver descubre en este capítulo que Laurel trabaja en su oficina. Supongo que está muy ocupado para fijarse en esas cosas, más ahora que es candidato a fiscal general. Pide a Bonnie que la eche (se le ha llenado eso de despedidos de Annalise), pero ella le comunica que no le conviene pues está embarazada y le perjudicaría de cara a su campaña. ¿Ha metido Bonnie la pata dándole esa información? ¿Terminará sabiéndolo el padre de Laurel?
Hargrove
Ajena a esto, la propia Laurel sigue detrás de Michaela para que entre en los archivos relativos a su padre en C&G y le consiga algo que le mande a la cárcel, pero la firma tiene un sistema de seguridad infalible contra becarios cotillas. La cosa se complica cuando, en la lista de donantes a la campaña de Denver, aparece el nombre de un señor muerto que trabajaba en la empresa de su padre. Cada vez más convencida, y con ganas de ayudar, Michaela llama a Oliver para que les ayude a burlar el sistema.
Estos dos últimos capítulos han sido muy intensos para Michaela: en éste pronto descubrimos que su jefa Teagan es la abogada de Hargrove, así que termina junto a ellas y Annalise en la misma sala, tratando de rebatir al abogado del marido de Soraya, Raul (Hector Hugo).
El marido de Hargrove no solo quiere parte de su capital, sino también la custodia plena de sus hijos, punto importante para ella por el que quiere luchar. Aunque todo parece perdido cuando el abogado de Raul se saca de la manga una lista de veces que Soraya ha estado perjudicada y un video muy comprometedor en el baño de casa, Keating la convence para no firmar, luchar por sus hijos y confiar en ella.
Michaela le cuenta a Teagan que concoce a Annalise, y le promete que no interferirá en su trabajo. Corriendo se dirige a dejarle claro a Keating que deben de dejar sus sentimientos a un lado (al menos los suyos sabemos que no son muy buenos), pero Annalise solamente le pide que la deje en paz.
Más tarde, esperando para entrar a terapia con Isaac, Keating le envía a Barry, el abogado de Raul, su respuesta a aquel video con una demanda por invasión de la privacidad. Sin embargo, como además estaba con la cabeza en otro sitio (pidiendo copias de los casos para su demanda colectiva), se equivoca de Barry y le manda eso a otro que resulta que trabaja en la universidad, con Hargrove. Vamos, que la lía pardísima.
Victoria
Pero menos mal que Keating tiene sus trucos, y suerte que queda inspirada por el informe favorable que hace Isaac de sus sesiones. Si Raul dice que el comportamiento de su mujer le causó problemas emocionales, tiene que quedar constancia en las notas de su terapeuta. Pero no, ni rastro, aunque sí que encuentran los becarios de C&G cierta referencia a un encuentro que Raul menciona con una persona. Tiene pinta de ser una amante, pero resulta ser el consultor financiero del matrimonio. PLOT TWIST.
Raul se reunió con él poco antes de empezar el divorcio porque estaban tramando ocultar parte de su capital para que pareciese más pobre y, así, le tocase más dinero en el reparto. Por supuesto, Annalise y C&G ganan la partida: la custodia será compartida y Raul tendrá que conformarse con mucho menos dinero.
Consiguen, además, que el mail que envió por error Annalise no tenga más repercusiones. Y Keating se lleva un dinero extra que pronto invierte en los papeles para su demanda. Ah, y Teagan ofrece a Annalise un puesto en C&G, algo que cabrea muy mucho a Michaela, que parecía que por fin podía alejarse de ella.
Lo de Connor
Otra trama que cobra protagonismo esta semana en la serie es la de Connor. Fuera de la universidad, vemos a Connor hacer ejercicio, algo que ya hemos observado en otras ocasiones que practica en momentos de tensión/ninguna otra cosa que hacer. Él piensa que su padre ha aparecido en su vida de nuevo para recuperar el dinero de la matrícula, pero Oliver no piensa igual y, en busca de un acercamiento entre ambos, conspira a sus espaldas para conseguir un encuentro.
El padre, Jeff (D. W. Moffett), quiere volver a conectar con su hijo. Y Oliver trata de ayudar como puede, aunque el plan de llevarles a casa no empieza nada bien con Connor recibiéndoles desnudo. Él trata de devolverle el dinero a su padre, que no lo acepta. En realidad Jeff no ha aparecido por eso, y además tiene algo importante que decirle: no le gusta Oliver para él. Jeff piensa que Connor ha cambiado por culpa de Oliver y no es feliz (en realidad este señor no sabe lo de los asesinatos y eso, que puede haber influido).
El independiente y resultón Connor que él conocía, el sassy-Connor que teníamos al principio, es su verdadero ser. Y la verdad es que nadie –al principio- daba un céntimo por su relación con Oliver. Como sea, parece que las palabras de Jeff calan hondo en su hijo, que termina el capítulo con más deporte y una despedida de lo más apática con su novio.
Flash-forward
Por último, el capítulo termina con un nuevo flash-forward. Pero antes, vemos que Isaac tiene una nueva paciente que no es otra que Bonnie, pero bajo un nombre falso. Mes y medio después, todo está lleno de sangre: al ascensor del edificio donde vive Annalise, su rellano, y ahora también la oficina de C&G, donde descubrimos que pasase lo que haya pasado hay un testigo y es –cómo no- Oliver. Yo ya no sé qué está pasando aquí.
Última actualización: 16/05/2020