Bill Murray comenzó en la comedia no de forma profesional, sino totalmente personal. Entró en la Universidad de Medicina en Denver, pero fue expulsado por posesión de marihuana y no precisamente con usos medicinales.
Quizás este destino y un pasado algo caótico viviendo entre 8 hermanos, la mayoría teniendo que dedicarse a ser caddies de golf para traer ingresos a la familia, fue lo que le empujó de forma definitiva al mundo de la comedia, pues qué mejor que reír y hacer que otros rían a afrontar con pesar y resignación una dura realidad.
La carrera de Murray comenzó en la radio y posteriormente se movió a la televisión para terminar en la cadena NBC y su famoso programa Saturday Night Lives durante los años 70. Si bien habría que esperar a 1979 para que se conociera de forma definitiva el gran atractivo de Bill Murray para la cámara de cine. Fue en la comedia juvenil de Ivan Reitman “Los Incorregibles Albóndigas” (1979), película de estilo similar a su siguiente proyecto “El pelotón chiflado” (1981). Por suerte Reitman consiguió evolucionar de la comedia de chascarrillos hacia una composición cinematográfica más madura, aunque igualmente divertida.
De esta forma se inició la leyenda de Los Cazafantasmas con sus dos entregas en 1984 y 1989, en las que Murray era el líder de un grupo de cazadores de entes espectrales, famoso por su sarcasmo con los compañeros y con los propios enemigos espirituales. “Los Cazafantasmas” siguen provocando líneas de texto en torno a ellos y, pese a que Bill Murray no parece estar interesado en continuar con un proyecto que debió cerrarse según él en los años 80, la leyenda sigue viva hoy día y no tiene apariencia de apagarse, sino todo lo contrario.
Durante finales de los 80 y principios de los 90, Murray participó en comedias que afianzaron su estilo de humor sarcástico como “Tootsie” (1982), “La Tienda De Los Horrores” (1986) y “Los fantasmas atacan al jefe” (1988).
Llegó entonces 1993 y con este año uno de los clásicos más atemporales de la historia cinematográfica, el film “Atrapado en el tiempo” de Phil Connors y en el que conoció a quien sería su primera esposa, la diseñadora de vestuario Jennifer Butler. En esta película Murray interpretaba a un periodista gruñón cansado de su trabajo, de tratar con la gente y de la vida en general. La magia le obligará a repetir el día una y otra vez hasta que consiga convertirse en una mejor persona.
Curiosamente fue esta época la que también transformó al actor en su perspectiva profesional pues, cansado de papeles cómicos, intentó demostrar su valía en otros repartos más o menos serios. “Ed Wood” (1994), “Vaya par de idiotas” (1996) o “Academia Rushmore” (1998) fueron intentos frustrados de otro tipo de papeles que sirvieron tan sólo para incrementar su filmografía y su cuenta corriente.
Tendríamos que saltar en el tiempo hasta 2003 para comprender por qué actualmente Bill Murray está considerado como uno de los actores cómicos más serios del panorama hollywoodiense e independiente, un actor capaz de moverse entre ambos perfiles con una afilada ambigüedad.
Todo se lo debe a Sofia Coppola, quien confiara en él para su segunda película, “Lost in Translation” (2003), en la que interpreta a un melancólico actor sin chispa en su matrimonio y que se encuentra en Tokio por trabajo. Ahogando sus penas en el bar del hotel en el que se aloja conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), una joven esposa y también alma llena de tristeza. Ambos se comprenden y comienzan a aprender el uno del otro. Entre los numerosos premios conseguidos por Lost in Translation, destaca el Globo de Oro obtenido por el actor, que estuvo incluso nominado en los Oscars de ese año.
Gracias a esta revaloración de Murray, el cine independiente y Hollywood lo han requerido para multitud de papeles más o menos protagónicos, si bien hemos tenido que esperar de nuevo bastantes años para ver resurgir la figura del actor con títulos de renombre.
Los dos ejemplos más recientes los tenemos en 2014 con “Monuments Men”, thriller bélico de George Clooney en el que se suma a un grupo de profesionales del arte con la misión de salvaguardar las creaciones artísticas durante finales de la Segunda Guerra Mundial; y “El Gran Hotel Budapest” de Wes Anderson, comedia de situación ambientada en un hotel de las montañas durante los años 70.
Bill Murray termina el año con una gran actuación en St. Vincent. El film ha sido todo un éxito de taquilla en Estados Unidos, y en España llega hoy 12 de Diciembre, en plena campaña navideña.
En “St. Vincent” Murray interpreta a un veterano de guerra que no encaja en la sociedad actual y que reniega de ella, por lo que el odio es recíproco entre él y todo el mundo. Su vida se trastoca cuando conoce al hijo de 12 años de su vecina, que se acaba de divorciar. Como no tiene mejor opción, la mujer confía en Vincent para cuidar de su hijo.
Su extraña forma de ver el mundo hará mella en el pequeño y le ayudará a afrontar la complicada realidad que se muestra ante él. Sin embargo y contra todo pronóstico, el propio Vincent también sufrirá una transformación, pues encontrará en el chico la única persona que realmente se preocupa por él, algo completamente nuevo para el viejo cascarrabias. Todo un proyecto perfecto para la esencia del carismático Bill Murray.
Nada mejor para terminar nuestro especial homenaje al gran Bill Murray que con el tráiler de su última película, St. Vincent.
Última actualización: 16/12/2014