Better Call Saul Temporada 1 Capítulo 3 Recap: Nacho

Siguiendo las buenas críticas cosechadas por los dos episodios anteriores de Better Call Saul (y sus impresionantes números), esta semana estamos en disposición de contar qué sucede en el tercer capítulo de la serie. La vida de James McGill nos intenta seguir atrapando en una nueva entrega.

Recordemos cómo terminó el último episodio: el “mejor abogado del mundo” se veía prácticamente obligado a entrar en un negocio tremendamente turbio. ¿Cómo le irá? ¡Alerta spoiler!

Este capítulo, el tercero ya, abre llevándonos algunos años atrás, al pasado del pasado. Podemos ver a Chuck McGill, hermano de James, en lo que parece una prisión, metiendo todas sus cosas en una caja. Va de abogado, y el detalle de la caja contrasta mucho con el futuro, donde sería Jimmy quién tendrá que meter sus cosas en el buzón por su miedo a las ondas asesinas.

En una sala de interrogatorio, Chuck espera a su defendido, que no es otro que su hermano James. Con el pelo largo, la moda de épocas pasadas, le ruega prácticamente a su hermano que le saque de allí. Y Chuck lo consigue. James estaba acusado de acoso sexual y recibe su ayuda ante la promesa de que cambiará. Seguramente, la vida actual de Jimmy McGill sea así –para bien o para mal- gracias a esa conversación de apenas unos minutos. Y, seguramente, James tenga tantos cuidados con su hermano por lo mismo, ahora que Chuck no está muy en sus cabales.

La serie entonces nos devuelve al presente. La vida de James es algo mediocre y podemos observar cómo, en plena noche, se pasa con el agua con misterio y empieza a pensar en Nacho, en su plan y en los Kettlemans. Parecían una familia de figurantes más pero en este episodio cobran protagonismo. Jimmy decide llamar a Kim, abogada del buffete de Chuck con la que ha tenido sus más y sus menos y sobre todo sus más.

Kim queda sorprendida por el motivo de la llamada. Jimmy parece preocupado y deja caer que los Kettlemans pueden estar en peligro. Pero la consciencia no le deja dormir y McGill decide avisar de su amenaza inminente a la familia: deshace un rollo de papel y utiliza el rulo junto a una goma como distorsionador de voz (momento Art Attack, casi). Sale de casa y se dirige a una cabina, desde donde consigue poner en aviso a los Kettlemans. Incluso desiste de usar su invento, pues al otro lado no le entienden.

Señor y señora Kettleman se miran extrañados y se asoman a la calle, donde parece que sucede algo extraño. Puede que ya sea demasiado tarde. Al día siguiente, mientras la rutina de James continúa –intentar ganar algún juicio, discutir con Mike el de los tickets de parking- recibe una llamada de Kim. Los Kettlemans han desaparecido, y la casa está patas arriba. Obviamente, Kim tiene sus sospechas puestas en Jimmy, mientras que el abogado sabe perfectamente que eso es cosa de Nacho.

Como buena persona, James se ve en la obligación de ayudar como pueda a la familia y trata de contactar con Nacho (tal vez aún no les haya matado). Como buen abogado, sabe que tiene que ser lo más discreto posible, y decide llamarle desde una cabina. El problema es que Nacho no responde al teléfono. Después de varios intentos en los que Jimmy le dejaba el número de la cabina para que le llamase él, alguien llama, pero al contestar se hace el silencio.

McGill decide desistir y sube al coche, que en ese momento oportuno no arranca. En una escena prodigiosa, James se da cuenta por los espejos de que se acercan dos individuos sospechosos, que él relaciona directamente con el narcotraficante. Tranquilamente, se baja del coche, y lo típico de que, al doblar la esquina, echas a correr. En plena huida, es interceptado por un coche de policía, pero antes de agradecerles su presencia le arrestan. Los hombres misteriosos eran policías, claro. Y ahora tendrá que dar algunas explicaciones.

Resulta que la policía tiene a Nacho, y le tiene porque merodeaba por la casa de los Kettlemans. A la hora de pedir un abogado, el miembro de la banda de Tuco le eligió a él. Para infortunio de James, Nacho no está contento. Poco después de contarle su plan se encuentra esposado y con la policía investigando sus negocios. Y les puede llevar hasta Tuco y ninguno quiere eso. Así que se lo explica de la manera más sencilla posible. “O me sacas de aquí hoy mismo, o eres hombre muerto”.

Una vez más, McGill debe de escoger entre una única opción. Y tiene que ayudar a Nacho, así que decide empezar confiando en él, ya que dice que no tiene nada que ver. De hecho, la policía ha encontrado sangre en el vehículo de Nacho que, en realidad, es del propio Jimmy, cuando le llevaron al desierto junto a los hermanos. Tiene que demostrar a los detectives que su cliente no tiene nada que ver con la desaparición de la familia, y demostrarle a Kim que él mismo no tiene nada que ver.

En un primer momento presenta la baza del ADN, pero tardaría demasiado tiempo y eso es justo lo que Nacho no le ha dado. Decide inspeccionar la casa, por si a la policía se le escapó algo, y allí se dirige junto a Kim y dos agentes. Se da cuenta de algo extraño: la hija de los Kettlemans, Jojo, siempre aparece en todas las fotos con una muñeca. Una muñeca que no está en la casa. ¿Acaso la familia ha desaparecido a voluntad propia?

Aunque la explicación de James tiene algo de sentido (los Kettlemans vaciarían las arcas públicas y, al no poder desaparecer sin más, decidieron simular un secuestro), nadie le hace caso. Además, no falta ningún vehículo y no hay más pista que la muñeca desaparecida, que pudo llevar la niña incluso secuestrada. Con tal de poder salvar la cabeza, McGill le cuenta a Kim que efectivamente avisó a los Kettlemans, y que se fueron y no hay más. Ella le cree, pero deben de darse prisa y encontrarles.

James vuelve a ver a Nacho, pero Mike el del parking no le deja aparcar. La última vez que se fue le faltaban unos dólares y, en vez de volver a por tickets, decidió pulsar él mismo el botón y levantar la barrera. Y Mike es muy serio con las normas. Harto de las impertinencias de Mike, Jimmy decide dejar allí mismo el coche y hace salir al hombre de su cabina. Como era de esperar, un muy enfadado Ehrmantraut no tarda ni un segundo en reducir al abogado.

Mike decide llevar a James para adelante y presenta cargos contra él, pero la policía le plantea un trato: si McGill consigue que Nacho confiese dónde están los Kettlemans, su asunto con Mike estará zanjado. Es entonces cuando Jimmy repite su teoría de que la familia se ha largado con el dinero y Nacho no tiene nada que ver. Contra todo pronóstico, Mike decide finalmente no presentar cargos contra James. Y eso es porque cree en su teoría.

En una conversación con McGill, Mike parece apuntar directamente a la verdad sobre el caso. Le asegura al abogado que la familia desaparecida no andará muy lejos, contándole un cuento sobre un corredor de apuestas que decidió huir y se mudó al lado de donde vivía. Siguiendo su intuición, Jimmy vuelve a visitar la casa y es entonces cuando descubre una pegatina de acampada en la parte de atrás de uno de los coches de los Kettlemans.

Como Mike predijo, le basta a James un pequeño paseo por el jardín y una puerta trasera de la casa hacia la montaña para descubrir a la familia viviendo en una tienda de campaña. Con un susto de muerte, McGill interrumpe la velada de los Kettlemans y les asegura que o bajan y se entregan o la policía subirá a por ellos. No olvidemos que de no hacerlo su propia vida está en peligro, como le indicó Nacho.

En un forcejeo, la bolsa con todo el dinero robado se rompe y los fajos de billetes vuelan por toda la tienda. Así que, efectivamente, el señor Kettleman es culpable. Y ahí termina el capítulo, con la duda presente. ¿Intentarán sobornar a James? ¿Aceptaría?

La corta andadura de Better Call Saul ya nos ha dejado grandes momentos. En este episodio no solo vemos muchos planos y referencias a Breaking Bad, sino que también la serie va construyendo su identidad propia que, aunque se base principalmente en Jimmy, también da su espacio a otros personajes, como Mike.

La historia poco a poco se va enredando más, y todo esto empezó con el truco del atropello de los hermanos. Eso nos llevó a la abuelita de Tuco, a Nacho, a su plan contra los Kettlemans y ahora nos planta frente a tal montón de dinero. Dinero que estoy seguro pondrá a prueba la profesionalidad y el desempeño de James McGill.

Puntuación: 8,5

Última actualización: 17/02/2015