El capítulo de esta semana de Better Call Saul es un poco peculiar. La serie se está esforzando en mantener todas las tramas a raya, pero al tiempo, avanzando una u otra sin perder de vista el resto. Es una manera muy interesante de mantenerlas vivas sin perder el hilo. En este episodio estrenamos una nueva bobina con un inicio extraño pero prometedor. Recuerda qué pasó en el capítulo anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Helado
La serie nos emplaza en el principio de este capítulo en la frentera de Estados Unidos con México, dirección norte. El protagonista de la escena es un camión de helados de fosforito color verde y amarillo. El vehículo se desplaza al lugar de la rutinaria revisión, donde se encargan de comprobar la carga e inspeccionar bajos y ruedas, con espejos y perros. Por fin vemos al conductor, que en un momento dado decide tomarse prestado uno de los helados que transporta.
Segundos después le vemos en pleno camino, en medio del desierto, apeándose del camión y dirigiéndose a la nada, donde encuentra escondida bajo una roca una pistola. Se la guarda y deja allí el palo del helado, como si lo que tardase en terminarse el polo fuese el temporizador idóneo para parar y encontrar el arma. Vemos muchos más palos, así que no es la primera vez que repite la jugada.
¿Qué tiene que ver esto con Better Call Saul? Bueno, por ahora no mucho. Vemos ese mismo camión llegar a la tienda de Hector, tío de Tuco, lugar que Mike vigila muy de cerca todas las noches. Por el día, se dedica a hacer agujeros a una manguera con la ayuda de su nieta. Y aunque le cuenta que es para regar unas plantas, luego le vemos rellenarlos de clavos. Está claro que Mike está pensando en hacer algo, o en reaccionar a algo. ¿Pero el qué?
Aventuras y malicias
Pero la protagonista de esta temporada está siendo, en realidad, Kim. Jimmy es el titular de la serie, sí, pero Kim parece ser la única que reacciona y avanza con ella. Su novio, por el contrario, parece volver cada noche al punto de partida, como la canción de la Jurado. Resetea lo avanzado y vuelve a las andadas.
En “Fifi” pasa esto, y así lo vemos con ellos delante de un par de perritos calientes: antes de que renuncie en HH&M, Jimmy quiere que Kim se quede con el pelotazo de Mesa Verde, aquel banco que necesita un bufete de abogados y que ella les puso en bandeja a Hamlin y McGill. Jimmy insiste en que deje su carta de renuncia sigilosamente en la oficina de Howard, para ganar tiempo, pero Kim lo ve rastrero y jugar sucio. Lo que hace Jimmy, vamos.
Kim no es así y se presenta en la oficina de su –hasta ahora- jefe y le presenta su renuncia, algo que Hamlin esperaba. Él suponía que se iba a ir a otro bufete, y le sorprende que la realidad sea tan distinta: Kim va a ir por su cuenta, junto a Jimmy, pero por separado. Wraxler queda impresionada ante lo bien que se lo toma Hamlin y toda la suerte que le desea. Incluso le perdonan lo que le queda por pagar de su formación universitaria.
Mesa Verde
Eso sí, cuando se cierra la puerta, Hamlin no tarda ni medio minuto en llamar a Mesa Verde para no perder tal oportunidad. Lo mismo hace Kim, que corriendo por el pasillo alcanza su móvil y concierta una reunión para jugar sus cartas e intentar hacerse con su primer cliente. La velada va de lujo y Kim expone con maestría sus puntos fuertes: total exclusividad, una abogada a medida.
Mientras, Jimmy parece encontrar el despacho perfecto: una clínica dental. Un templo del dolor y el sufrimiento con olor a fluor pero perfecta para su propósito. Con una recepción común y dos despachos idénticos pero en reflejo, aquello parece una metáfora perfecta de su propia relación. Y a Kim aquello le parece perfecto, ahora que su futuro profesional parece brillar con luz propia, y no bajo un par de siglas.
El problema es que la luz se apaga pronto. En HH&M no están dispuestos a perder Mesa Verde y Hamlin se lo hace saber a Chuck, y Chuck nos sorprende y decide reunirse con ellos. Y no como él hace, a oscuras y sin móviles o relojes. Lo hace a la manera convencional y aguanta como puede ondas y ondas con tal de resaltar ante sus invitados la experiencia que su firma posee, y los problemas que podría conllevar no hacer las cosas bien. Sutilmente siembra la duda sobre la experiencia de Kim, y recoge sus frutos arrebatándole el negocio y manteniéndolo en HH&M.
Sabotaje
Si Kim tiene sus métodos, Jimmy tiene los suyos y se encuentra en otro de sus planes alocados. Necesita grabar un nuevo anuncio, así que se dirige junto a su ya equipo de grabación a una base militar. Van acompañados de un anciano en silla de ruedas, su supuesto cliente, que es veterano de guerra y quiere ver de cerca otra vez uno de los aviones que se pilotaban entonces, el único que sigue despegando del suelo hoy en día. Se las apañan para quedarse a solas con el avión, de nombre Fifi, encuadrando al militar (que puede andar y todo) y empezando a grabar.
Justo entonces recibe una llamada que le hace desplazarse a casa de su hermano: Chuck está realmente mal por su “sobreexposición” a las ondas. Bajo una de estas mantas de papel de aluminio, Chuck intenta recomponerse mientras McGill junior decide tomarse la justicia por su mano.
Con Kim en mente y en su nombre, coge de los archivos de Chuck algunos papeles sobre Mesa Verde y se dirige a una fotocopiadora, donde se dedica a sabotear los documentos, haciendo cambiar números y direcciones, fotocopiando el resultado para que nadie se dé cuenta. ¿Cómo terminará todo esto? ¿Recuperará Kim su pelotazo en Mesa Verde?
Última actualización: 06/04/2016