Continuamos con la segunda temporada de Bajo Sospecha después de que la semana pasada diera comienzo la investigación de un nuevo caso, otro misterio a resolver por el comisario Casas y el inspector Víctor García. Tras su estreno, esta ficción protagonizada por Yon González y Olivia Molina, entre otros, lidera la noche de los martes marcando un estupendo 18% de share y 3.162.000 de espectadores que siguen con intriga el desarrollo de la investigación.
En este segundo capítulo del a segunda temporada de Bajo Sospecha titulado “El oso”, la policía seguirá investigando la aparición del cuerpo sin vida de Isabel Freire, la jefa de enfermeras del Hospital Policlínico Montalbán y la desaparición de la doctora Catherine Le Monnier y de una tercera víctima. Secretos del centro médico saldrán a la luz y varios serán los sospechosos en el punto de mira de la policía. ¿Encontrarán a la nueva desaparecida? ¿Hallarán al culpable? ¿Dónde está Catherine? Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
¿Quién es la tercera víctima?
Al final del capítulo de la semana pasada vimos cómo la policía encontraba el coche de Isabel Freire y dentro un oso de peluche con la grabación de la voz de una mujer que pedía ayuda porque había sido secuestrada por un hombre. Tras comprobar con ayuda de Enrique, el marido de Isabel, que la voz no se corresponde con la de la enfermera, todas las sospechas apuntan a que hay una tercera y nueva víctima pero, ¿de quién se trata?
El comisario Casas acude al hospital donde vuelve a reunir a todos los trabajadores para informarles del hallazgo. Rápidamente, Belén, la mejor amiga de Isabel, afirma que esa voz no se corresponde con la de la enfermera, dato que ratifican otros compañeros. Sin embargo, otro de los doctores apunta a que es la voz de Sara Guzmán, la psquiatra del hospital. Para certificar que se trata de ella, la policía comienza la búsqueda de la mujer y, al mismo tiempo, interrogan a su marido, el anestesista del centro médico.
Acompañado de la directora del hospital, el comisario se presenta en el despacho de la psquiatra pero, como era de esperar, está cerrado y nadie ha visto a Sara desde el día anterior. Casas opta por bajar al parking para comprobar si el coche de la doctora se encuentra todavía en el centro y, efectivamente, el vehículo no se ha movido de su emplazamiento. Ahora la investigación se centra en encontrar a Sara antes de que pueda pasarle nada y averiguar cómo salió del hospital sin ser vista por las cámaras de seguridad.
Mientras tanto, Vidal se desplaza hasta la casa de Sara y su marido para hablar con el anestesista. El hombre reconoce la voz de su mujer en la grabación del oso de peluche pero dice no saber nada de ella desde el día anterior que la vio en el hospital. Vidal solicita registrar la casa y encuentran el pasaporte de Sara que había sido renovado justo el día de la desaparición. De nuevo, el marido insiste en que no conoce el paradero de su esposa y, además, estuvo toda la noche en una operación con diez personas más, por lo que tiene coartada y, de momento, se libra de ser el culpable.
Ahora la policía tiene un tercer misterio que resolver pero no tienen más que un pasaporte y ningún dato que afirme que Sara pidiera algún permiso para marcharse a EEUU, donde pretendía viajar, ¿por qué quería marcharse tan apresuradamente y sin decir nada a nadie? Además, ¿cómo salió del centro sin que las cámaras le grabaran? Esta última incógnita hace que la policía se replantee las cosas, ¿y si es una trampa y obligaron a Sara a grabar la voz pero ella continúa dentro del hospital? Si no hay imágenes de su salida, esta opción podría tener sentido.
Rápidamente Casas moviliza a su equipo para que entren en el hospital con perros para buscar alguna pista que les conduzca hasta Sara y dar de una vez con la mujer e incluso con el culpable. Durante el rastreo encuentran en el armario de una de las habitaciones el vestido rojo que la psiquiatra llevaba la última vez que la vieron. ¿Le cambiaron de ropa para que no levantar sospechas? Asimismo, el análisis del vestido arroja un nuevo dato, un pelo rubio de una peluca, lo que apunta a que Sara salió del hospital disfrazada y por eso ha pasado desapercibida.
Un posible culpable
Por su parte, Víctor y Alain prosiguen con su falsa identidad en el hospital para aprovechar e investigar desde dentro. A pesar de la negativa de la directora para que entren en el despacho de Sara, Casas ordena a Víctor que entre y busque entre sus cosas alguna pista que les pueda ayudar. Víctor encuentra el expediente de Enrique, el marido de Isabel y gracias a la grabación descubre que Enrique sabía que Isabel tenía un amante y que le quería pedir el divorcio para irse con el otro. ¿Por qué no contó la verdad desde el principio? Enrique vuelve a escudarse en la versión de que no quería que nadie supiera que acudía al psiquiatra y de que es un auténtico fracasado.
Además, gracias a los micrófonos ocultos, Víctor y Alaín escuchan una interesante conversación entre Belén y el amante de Isabel, donde Belén dice comenzar a sospechar de él pero el forense explica su inocencia y confiesa que en las últimas semanas Isabel y Catherine se tramaban algo porque pasaban mucho tiempo juntas. ¿Por qué mantenían una relación tan estrecha de forma repentina? ¿Qué relación hay entre la muerte de Isabel y la desaparición de Catherine? ¿Qué sabía Isabel cuando intentó contarle algo a Belén pero los nervios y la prisa se lo impidieron?
Descubrir a Ginés, uno de los celadores del hospital llevándose uno de los expedientes del despacho de Sara hacen que la policía comience a sospechar de él. Por si fuera poco, la revisión de las imágenes de seguridad le descubre a él llevándose a Sara en silla de ruedas y disfrazada con la peluca rubia. Todo esto hace saltar las alarmas y comienzan a seguirle para ver si les conduce hasta el paradero de las dos mujeres desaparecidas.
Víctor es el encargado de vigilarle y, al seguirle, llega hasta el sótano del hospital, donde se encuentra una especie de guarida en la que Ginés está viviendo. La policía analiza el habitáculo y encuentran sangre que se corresponde con Catherine Le Monier. Todo parece indicar que Ginés es el culpable pero no han sido capaces de encontrar al celador. Para hacer que vuelva a su casa, el comisario avisa a la prensa y da la falsa noticia de que el culpable ha sido atrapado, todo para que Ginés deje de pensar que le están buscando y regrese al hospital.
La idea surge efecto y, a la noche, Ginés regresa al centro, pero al entrar en su casa descubre que alguien ha estado ahí y sale corriendo, momento en el que es detenido por la policía. Durante el interrogatorio Ginés cuenta que los restos de sangre son porque Catherine intentó suicidarse cortándose las venas y él la encontró y ayudó, sin embargo, no hay ningún registro de que Catherine fuera atendida por autolesionarse y que corroboren su versión.
No solo no puede verificar su historia, sino que además tiene una denuncia por maltrato y todavía debe explicar por qué sacó a Sara Guzmán del hospital y disfrazada. Ginés comenta que no sabía que se tratara de Sara, que solo cumplía con su trabajo y trasladó a la mujer hasta la puerta donde una ambulancia de una empresa que no conocía y un chico al que nunca había visto se llevaron a la supuesta paciente y que el informe que cogió de su despacho fue por orden de la propia directora del hospital.
Una prueba clave
Dándole una oportunidad a las palabras de Ginés, aunque siendo todavía el sospechoso más culpable por no poder demostrar sus historias, Vidal se presenta en el despacho de la directora para reclamarle el expediente que el celador cogió del despacho de Sara. En un primer momento, Adela le explica que sólo quiere guardar la intimidad de sus pacientes pero, bajo amenaza de arresto, Adela accede a entregarle el informe, historial que corresponde nada más ni nada menos que a Catherine. No obstante, en la carpeta solo hay papeles, ¿dónde está el dvd con las grabaciones que Sara siempre hacía a sus pacientes?
El comisario ordena rebuscar en la basura por si Adela se deshizo del dvd y, efectivamente, logran dar con el objeto que, previamente, había sido destruido y desechado por la directora. Tras reconstruirlo, la policía científica comprueba que es la grabación de Catherine como paciente que estaba siendo trata por depresión y ansiedad. ¿Por qué quiso Adela deshacerse de esas pruebas? ¿Por qué intenta evitar ayudar a la policía? ¿Por qué le advirtió Adela a Daniel que no hablara con nadie sobre Catherine? ¿Qué sabe y esconde Adela? ¿Es la directora del hospital la culpable de las desapariciones y la muerte de Isabel?
El hallazgo
Por último, creyendo las palabras de Ginés, Casas ordena a Vidal que acuda hasta la empresa de ambulancias que se llevó a Sara del hospital. Allí Vidal consigue averiguar que una de las ambulancias fue robada justo en el intervalo de de tiempo en el que la psquiatra fue trasladada disfrazada e inconsciente del centro médico. Todo apunta a que las palabras del celador son verdad y, para suerte de la policía, la ambulancia registra en todo momento el recorrido que hace cada día.
Tras detectar la ruta que la ambulancia recorrió durante ese tiempo, Vidal y la jefa de la policía francesa llegan hasta una nave abandonada donde encuentran la peluca rubia y, sin quererlo, el cuerpo de Sara Guzmán. La psiquiatra se encuentra inconsciente y con una gran brecha en la cabeza pero, ¿está muerta? Si consiguen rescatarla y sacarla con vida, ¿habrá visto quién es el culpable y podrá ayudarles? Por ahora nos toca esperar hasta la semana que viene pero seguramente Sara muera, quede en coma o no haya visto a su secuestrador, esta temporada no nos lo van a poner tan fácil para que averigüemos quién es el culpable.
Última actualización: 20/01/2016