Agua seca (Auga seca) es la primera serie ofrecida por la plataforma HBO rodada en lengua gallega. Se trata de un solvente thriller que habla de tráfico de armas y de corrupción policial con también muchos ingredientes de drama familiar. Destaca sobre todo la excelente fotografía con la que están retratadas las ciudades donde transcurre la acción, Vigo y Lisboa.
Agua seca de Toño López (Serie de Televisión)
Por su posición geográfica de balcón del Atlántico,y por los muchos kilómetros de litoral recortado que ofrecen las rías, lleno de recovecos que lo convierten en óptimo para el contrabando, los puertos gallegos son un buen escenario para el género negro. El éxito de Fariña, basado en buena medida en la autenticidad y el sabor local, pese a venir de una productora madrileña, abrió la puerta al actual boom del thriller gallego, ya anticipado por el éxito desde hace años de la novela policíaca, que cubre buena parte del mercado editorial en la lengua propia de la comunidad.
Los profesionales del noroeste peninsular han decidido además tomar las riendas y ser ellos mismos quienes cuenten sus historias en su propio idioma, financiados por su televisión autonómica. Primero fue El sabor de las margaritas, una excelente serie policíaca rural de éxito en Netflix, y ahora llega la que nos ocupa, Agua seca, coproducida por la televisión pública portuguesa e incorporada al catálogo de HBO España y Portugal.
La línea imaginaria que une los puertos de Vigo y Lisboa es el eje donde se localiza la acción, que se basa en la doble vida de una familia adinerada de la ciudad olívica (que es como se conocía a Vigo antes de hacerse famosa por su alumbrado navideño), cuya empresa está trabajando en un innovador producto, el agua seca del título, pero que realmente se sostiene por la contabilidad B producto del tráfico de armas.
Crimen organizado y drama familiar en el Atlántico
El arranque es el habitual en estos casos: la aparición de un cadáver a partir de la cual vamos a ser testigos por una parte de la investigación oficial llevada a cabo por la policía, y por otro de la investigación privada que emprende la hermana del fallecido, a la que podríamos considerar la protagonista principal, aunque dentro de una arquitectura dramática bastante coral.
Puede verse que los elementos con los que juega la narración son convencionales; también lo es el equilibrio buscado entre la trama policíaca y el drama familiar, y la realización es tan elegante como fría. El punto fuerte de Agua seca estaría en su exquisito diseño de producción y su fotografía, que convierten a Vigo y a Lisboa en escenarios casi glamourosos que nada tienen que envidiar como escenarios de intrigas de ficción a las metrópolis norteamericanas. Es un auténtico placer ver las imágenes de la serie; en cuanto a los actores, merecen una mención especial Monti Castiñeiras, todo un clásico del audiovisual gallego, en esta ocasión en un papel de villano, y sobre todo la estrella de la función, Victória Guerra, uno de los nombres destacados del cine del país vecino, que pasa continuamente del portugués al gallego sin despeinarse.
Agua seca puede definirse como un típico producto de la globalización. Por un lado por tratarse de una producción de cierta envergadura rodada en lengua gallega, algo impensable antes de que las plataformas de vídeo a la carta ofrecieran al espectador una amplísima gama de productos, lo que permite a series rodadas en lenguas con un mercado local pequeño especializarse y superar el marco televisivo tradicional de la dramedia de situación para toda la familia. Por otra parte, se trata de un thriller con muchos clichés narrativos en común con las producciones del mercado internacional, en el que domina naturalmente el mundo anglosajón. En resumen, conjuga lo local con lo internacional, con lo bueno y lo malo que se deriva de ello.
Tráiler oficial de Agua Seca
