Un espectáculo audiovisual extraordinario. Denis Villeneuve firma un largometraje con un diseño de producción magistral, una fotografía exquisita y una banda sonora que evoca a la maravilla que compuso Vangelis para el filme original de 1982.
Los sueños y deseos del androide
Philip K. Dick en su novela ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ escribió: “Somos máquinas, estampadas como tapones de botella. Es una ilusión ésta de que existo realmente, personalmente. Soy sólo un modelo de serie”. Mucha expectación había alrededor de ‘Blade Runner 2049’ antes de su estreno. Lógico, teniendo en cuenta que su predecesora es una de las películas de ciencia ficción más aplaudidas de la historia, como también un filme de culto. Una vez vista, se puede decir que esta sucesora dirigida por Denis Villeneuve cumple con sus funciones.
Han pasado 30 años desde que Rick Deckard y la replicante Rachael huyesen de Los Ángeles. Es el año 2049, la Humanidad ha tenido que aceptar que los replicantes se integrasen en la sociedad debido a la fuerte hambruna que padeció el mundo en décadas pasadas. Ahora son creados por Wallace Corporation, una empresa de inteligencia artificial que compró a la extinta Tyrell Corp. Aunque ahora, los replicantes han sido perfeccionados para sólo acatar órdenes. K es un replicante Blade Runner encargado de “retirar” a replicantes que sean de generaciones antiguas. Tras dar caza a un Nexus-8, descubre un terrible secreto que puede echar por tierra el frágil equilibrio que existe entre humanos y replicantes.
Escenografía, fotografía y música extraordinarias
Primero se debe decir que ‘Blade Runner 2049’ no debe compararse con su predecesora, básicamente porque el filme de Ridley Scott es considerado una obra de culto. Dejado claro este punto, hay que de afirmar que la película de Denis Villeneuve tiene una elegante y espectacular puesta en escena, obra de Dennis Gassner, creador de escenografías tan impresionantes como las de ‘Camino a la perdición’, ‘Big Fish’ y ganador de un Oscar por ‘Bugsy’. Gassner transforma la sutil decadencia del diseño de Lawrence G. Paull es un espectáculo visual delicioso que mantiene la esencia retro-futurista de la ‘Blade Runner’ original combinándola con la tecnología actual.
Además de ello, ‘Blade Runner 2049’ cuenta con una banda sonora extraordinaria, obra conjunta de Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch. Los compositores se mimetizan en el icónico Vangelis, creador de la música de la cinta de 1982, con temas que plasman esa sensación de magnificencia. A eso hay que añadir unos efectos visuales magníficos, liderados por John Nelson y creados por la productora VFX, además de tener una fotografía exquisita, obra de Roger Deakins, que ya trabajó con Villeneuve en ‘Sicario’.
Por la parte técnica, ‘Blade Runner 2049’ es una brillante obra maestra. Sin embargo, más allá de eso no hay tanto que decir. Su guion; escrito por Hampton Fancher, guionista de la ‘Blade Runner’ original, y Michael Green, que ha escrito los guiones de las recientes ‘Logan’ y ‘Alien: Covenant’, da demasiadas vueltas en una historia que es mucho más simple de lo que se pretende aparentar. Su planteamiento filosófico sobre qué significa ser humano es demasiado semejante a lo que se narró en la cinta de Ridley Scott y no aporta nada distinto, de hecho, dicho planteamiento fue mucho más complejo en ‘La llegada’, esa maravilla que dirigió el año pasado Villeneuve. A eso hay que añadir que la película es demasiado larga para lo que quiere narrar.
Un elegante, espectacular y frío relato
Punto aparte están las interpretaciones. Ryan Gosling cumple con un rol que no tiene ningún tipo de sentimiento. Durante toda la película, el actor tiene la misma expresión, realmente parece un auténtico replicante. La complejidad que se le quiere dar no la transmite. Tampoco ayuda que el resto de personajes estén poco desarrollados, además de dar la sensación de que el papel de Harrison Ford se antoja innecesario y alarga demasiado el metraje. El papel más complejo es, sin duda, el de Ana de Armas. La actriz cubano-española es la que, realmente, logra transmitir ese dilema sobre lo que significa ser humano. Ella ni siquiera puede ser replicante, pero siente, ama y desea pese a ser holográfica.
Tanto el guion como las interpretaciones no son malos pero sí tremendamente fríos. La cinta funciona gracias a su magistral parte técnica. Sin duda, es mucho mejor que otros filmes de ciencia ficción contemporáneos, pero no está a la altura de otras maravillas como son la ya citada ‘La llegada’, ‘Mad Max: Furia en la carretera’ o ‘Moon’. Eso sí, verla en el cine es una experiencia visual única que vale la pena disfrutar.