A estas alturas deberíamos de estar un poco acostumbrados a que nada de lo que vemos que pasa en Cómo defender a un asesino es lo que parece. Esta semana volvemos a preguntarnos mil y una cosas mientras nuestros protagonistas tratan de no meterse en más líos, lo que parece ciertamente imposible. El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Laurel
Mientras el disco duro con los trapos sucios del padre de Laurel, Jorge, sigue sin aparecer, su empresa sale a bolsa sin ningún problema. Laurel sigue preocupada por su hijo, que fue trasladado a otro hospital mientras ella sigue en observación; al menos ahí tiene a Annalise, haciendo todo lo que está en su mano para ayudar. En realidad, como nos enteramos luego, no lo está haciendo todo todo: teme que Laurel pueda hacer alguna locura, que no se nos olvide que se presentó en aquella fiesta con un arma cargada.
De hecho, a la propia Laurel se le ocurre utilizar el argumento jurídico que usó el abogado de su madre en el pasado cuando la sacó de un centro psiquiátrico, y Annalise miente asegurando que ya ha probado eso, sin resultado. ¿Quién podría tener alguna duda de la integridad mental y estabilidad emocional de Laurel? ¿Todo el mundo?
El disco duro es un quebradero de cabeza para Annalise, ya que podría ser la prueba definitiva para meter en vereda a Jorge Castillo. No duda en pedir ayuda a Nate, que pasa de ella porque ya está bastante harto. Al menos Frank sí que consigue ayuda de Bonnie, o eso parece: le pide que se rebele contra Denver, que claramente es compinche de Jorge en todo el asunto.
Bonnie, al principio, no parece querer colaborar para nada. Sigue muy enfadada con Frank, aunque una conversación sincera y sentida con Annalise parece ablandar su corazón helado. A Keating le ha costado mucho pedirle disculpas, por todo, pero es que parece que Bonnie es la única que puede ayudar a Laurel. Esta escena no deja de ser otro peldaño en la escalera de amor/odio que se tienen estas dos, y que acabará o muy bien o muy mal.
En una conversación con Denver, Bonnie le comenta que ha borrado del ordenador de Simon todo rastro que une su campaña a fiscal general con la empresa de Jorge Castillo. ¿Por qué? Porque quiere seguir en ese puesto de trabajo, sabiendo que la caída de Denver conllevaría también poner en riesgo su futuro allí. Eso sí, graba la conversación, en la que un siempre “¿sí?” puede llegar a implicar a Denver en el asunto. Más tarde vemos al candidato hablando con el propio Jorge en un coche, asegurándole que Bonnie es un problema. Malo.
Frank
Frank no hace caso de la recomendación/orden de Keating y se guarda el móvil de Dominic en lugar de dejarlo en el coche estrujado en el que decide que terminará el cadáver de su dueño. Aquello implicaría no disponer del mensaje grabado de Wes. El aparato no deja de sonar, y aunque hay ademán de cogerlo, Frank sabe que podría ser fatal, porque según él tiene que ser Jorge buscando a su matón.
El mensaje de Wes es tan intrigante que Keating se desplaza a su apartamento en busca de cualquier cosa que pueda arrojar algo de luz al asunto, solo para encontrar ropa de bebé que le hace sentir todavía peor de lo que pueda sentirse ya. Aunque no hay que dejar de lado que, con la nueva información, una nube muy turbia nos surge sobre la figura de Wes/Christophe.
Michaela, que se pasa todo el capítulo pendiente de su antigua jefa Tegan, termina algo decepcionada después de que le asegure que no quiere tener ni saber nada de ella. Tegan, en realidad, sabe que hay mucho más detrás de aquello, pero por el bien de ambas calló la boca y hasta ahora. También Michaela es la encargada de aclararnos qué provocó el parto prematuro de Laurel: un golpe que Frank, sin querer, le dio mientras zarandeaba a Connor capítulos atrás.
Una vez aclarado que nada tiene que ver Laurel con el nacimiento temprano de su hijo, Keating recurre a Isaac para ayudarle a sacarla del hospital. Y acepta una vez que consigue que Annalise sea sincera con ella misma: aquello lo hace por interés propio, para escapar de sus propias miserias ayudando a tapar/solventar las del resto.
Como sea, da resultado, pues Isaac -después de evaluar a Laurel- consigue que salga del hospital (ella asegura que nunca ha tenido ningún síntoma de los problemas de su madre). Y es la segunda vez que nos la mencionan y poco tarda en salir a la palestra. Después de que Annalise y Frank le enseñen la grabación de Wes del móvil de Dominic, éste empieza a sonar, y ella reconoce el número como el de su madre. ¿Qué tiene que ver con todo lo que ha pasado?
Nate
El Keating 5 restante (Oliver ya entra como miembro de pleno derecho) pasa un capítulo un tanto aburrido. Connor se pone de nuevo manos a la obra con la demanda colectiva de Annalise, que ha contratado a Asher y Oliver como ayuda en la búsqueda de posibles casos. Oliver, sin embargo, está más pendiente de Simon, hasta el punto de infiltrarse en la red interna del hospital para estar al tanto de sus pruebas médicas.
Asher, por su lado, sigue libre por los pelos: alguien ha contado a la policía sobre el altercado que tuvo poco antes del disparo de Simon con él en la fiesta. También tiene su momento el personaje durante una breve pero intensa conversación con Oliver sobre lo mal que se sintió consigo mismo cuando pasó aquello de Sinclair. Que a veces se nos olvida que esta gente lleva detrás un historial bonito.
Aunque si tenemos que indagar en el pasado de esta gente, se abre un nuevo objetivo cuando entre los casos que maneja Connor se encuentran con un señor acusado por asesinato que lleva mucho tiempo en aislamiento, un señor llamado Nate Lahey. Por la foto que nos muestran en pantalla, estamos frente al padre de Nate, cuyo pasado salta ahora a primera plana. Ni una semana sin que esta serie nos de un pequeño respiro en los dramas y misterios que nos trae.
Última actualización: 16/05/2020