Sin duda, la película más completa, equilibrada y redonda de Isabel Coixet desde ‘La vida secreta de las palabras‘. Delicada y con una protagonista perseverante, su mensaje sobre la dignidad y las ambiciones llega en un momento ideal para la cartelera española.
La pasión por los libros
El gran poeta Rubén Darío dijo: “El libro es fuerza, es valor, es alimento; la antorcha del pensamiento y el manantial del amor”. Sin duda, Isabel Coixet es una de las realizadoras más importantes del cine europeo. Su sensibilidad, delicadeza y elegancia a la hora de mostrar las emociones y los detalles han hecho que tenga una firma de autora identificable. Tras la nívea ‘Nadie quiere la noche’, la cineasta regresa con ‘La librería’, adaptación de la novela homónima de Penelope Fitzgerald.
Año 1959, Florence Green es una mujer viuda que se ha instalado en una pequeña ciudad costera llamada Hardborough, en Suffolk. Antes de enviudar, Florence regentaba con su marido una librería en pleno corazón de Londres. Al darse cuenta de que en su nuevo hogar no hay ninguna librería, Florence se anima a abrir una y compra Old House, una vieja mansión situada justo en pleno centro del pueblo y que llevaba ya varios años en un claro estado de abandono. Pese a los muchos sacrificios que ha hecho, Florence lograr abrir su negocio y ofrecer una de sus mayores pasiones, leer. Sin embargo, la librería de Florence se topará con las ambiciones de la señora Gamart, mujer de clase alta y una de las figuras de influencia del pueblo, que desea arrebatarle Old House para instalar allí un Centro Cultural de Arte, dedicado sólo a la alta sociedad. El enfrentamiento entre Florence y la señora Gamart se volverá en contra de la idealista librera, que verá presiones para cerrar su negocio.
Delicada, elegante, magnífica
‘La librería’ continúa por esa mirada delicada y con cierto aire optimista que Isabel Coixet ha plasmado en sus últimas películas, ‘Aprendiendo a conducir’ y ‘Nadie quiera la noche’. Aunque todas hayan sido rodadas en inglés y tengan el encanto de un antiguo pueblo inglés o de la bulliciosa Manhattan, la realizadora catalana sigue la inspiración del cine francés, al ser ‘La librería’ una prima hermana de magníficas producciones como ‘Rosalie Blum’ o ‘Pastel de pera con lavanda’.
Es ese toque de elegante, con cierto espacio para la comedia ante una situación realmente dramática, lo que hace a ‘La librería’ como una de las películas más redondas y equilibradas de la cineasta desde ‘La vida secreta de las palabras’. Su protagonista es una mujer cuya determinación y dignidad son inquebrantables pese a enfrentarse a un pueblo que es hostil con ella al no dejarse manipular. Quizás su único defecto sea la ingenuidad que el carisma de su protagonista posee. Pese a ello, el mensaje del filme es muy fuerte y la pasión por la lectura y los libros de Florence queda en el poso del recuerdo del público.
En eso, la acertada elección de su protagonista, como un guion bastante claro a la hora de perfilar el carácter sus personajes, hace que su mensaje tenga más fuerza. Emily Mortimer emana elegancia y clase con un papel en el que los ideales son el principal pilar de todo. Una protagonista que sólo quiere tener su librería y no hace daño a nadie, pero que, justo por eso, es incómoda. Coixet teje una antagonista, interpretada por Patricia Clarkson, que podría considerarse la contraparte de la fuerza de voluntad de Florence. Las dos son mujeres de carácter, de fuertes principios. Sin embargo, la directora crea una importante diferencia. Mientras que Florence lo hace para transmitir su pasión y su dedicación por el trabajo, la señora Gamart lo hace por simple egocentrismo y también como demostración única de poder. Ahí reside el principal fuerte del filme, en el que se verá que todo aquello que no dicte la regla social es mal visto y marginado.
Una de las mejores películas de Isabel Coixet
Coixet se aleja de las protagonistas trágicas de ‘Mi vida sin mí’ y ‘Mapa de los sonidos de Tokio’. Su protagonista paga un precio por su libertad, pero ofrece un rayo de esperanza que hace que se vea a una Coixet distinta, cuyo cine ha evolucionado sin perder ni ápice de su carácter autoral. Mención especial para Bill Nighy, que da vida a una pasión antigua, un amor imposible que refleja el carácter de Coixet como cineasta.
Con un magnífico guion, unos personajes estupendamente retratados, una escenografía y música cuidadísima que llevan al espectador al año 1959, ‘La librería’ es una delicada pieza cinematográfica. Magnífica, uno de los mejores exponentes de una de las directoras más prestigiosas de Europa.