Sí lo digo, este ha sido el mejor capítulo de Mindhunter de los que llevamos comentados (ya, es pronto). Todavía vamos por la tercera entrega, pero visual y en cuanto a trama ha sido el más interesante de los tres. Dirige Asif Kapadia (ganador del Oscar a Mejor Documental por Amy en 2016). El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Wendy Carr
En este capítulo, Mindhunter nos presenta a otra de sus protagonistas (al menos aparece en pósteres promocionales y demás). Se trata de Wendy Carr (Anna Torv), una doctora de Boston a la que recurren Holden y Bill en busca de algún tipo de aprobación académica. Saben que su proyecto de entrevistas con asesinos puede servir para algo, ¿pero realmente puede servir para algo?
Wendy está inmersa en su propio proyecto (un libro sobre sociópatas criminales en el mundo de los negocios), y encuentra ciertas semejanzas entre ambos trabajos de investigación, después de leer las notas que tomó Ford de sus encuentros con Kemper. Anima a ambos a seguir con el trabajo, que piensa que debería ser a jornada completa si quieren hacerlo en serio (incluso podría terminar publicado). Aquello llevaría años, y Bill ve poco probable –por ahora- llegar tan lejos con el asunto.
Pero eso no significa que dejen de intententarlo: en su oficina del sótano, se dedican a buscar posibles entrevistados en las listas de asesinos más interesantes para ellos, “asesinos secuenciales” que les bautizó Holden. Son los típicos asesinos con nombre, en plan “el Torturador de Massachusetts”, o “el Asesino del Dominó”, ese tipo de gente.
Más tarde, invitan a Carr a participar en el proyecto, en principio algo puntual que está claro que se alargará el resto de temporada.
Sherlock
Una llamada hace que nuestros protagonistas viajen de nuevo a Sacramento. Allí, el detective Carver (Peter Murnik) les informa de que, lo que parecía que el capítulo anterior era un ataque aislado a una señora y su perro, ha vuelto a ocurrir. Y Ford se alegra, dentro de lo que cabe. Otra señora mayor (esta vez muerta), y otro perro (también muerto). Los detalles del crimen les hacen desechar la idea que tenían, y ahora buscan a alguien más mayor pero emocionalmente inmaduro. En seguida a Carver le viene a la mente un joven. Un joven que no tiene ningún miedo a hablar con la policía. Justo como Kemper.
El individuo es Dwight (Tobias Segal), un chico que vive con su madre la que, literalmente, pide a los agentes que se lo lleven para vivir tranquila. Él vive en el sofá, con su madre, el perro y el nuevo novio de la madre (interpretada por Cynthia Mace). Obviamente tienen que separar a Dwight de ella si quieren interrogarle, y lo hacen fuera, de una manera magistral en un tono poli bueno – poli bueno muy agradable.
Dwight odia a su madre, no soporta que haya metido en casa a su novio, ni que se chivase a los padres de una antigua novia de que estaba encinta, pues la obligaron a interrumpir el embarazo. Relevante que el chico tenga un arañazo sospechoso en un brazo, que a todas luces puede ser del perro que mató (que era mucho más grande que el anterior). Poco tarda Dwight en desmoronarse y confesar, algo que vemos cómo celebran en comisaría los agentes de la zona con Tench y Ford. A Holden le bautizan como el nuevo Sherlock Holmes, lo que deja a Bill como Watson.
Kemper
Sin duda alguna, parte del éxito del caso viene de las conversaciones con Kemper. Dwight tenía puntos en común con los relatos de Ed, al que vuelven a entrevistar y –esta vez- con una grabadora que se convierte en detalle representativo de la serie (una SONY TC-510-2). Mindhunter no va sobre detener a asesinos, sino de dejarles hablar para intentar entender un poco más sus mentes y así detener a asesinos.
Kemper explica esta vez con mucho más detalle cómo mató a su madre y por qué. Y lo hace con total sinceridad pero con un tono casi instructivo: el quiere ayudar a lo que sea que esté haciendo Holden, al que incluso utiliza de maniquí en su relato, con la evidente incomodidad del agente. Bill más tarde le felicita por su buen trabajo haciendo creer a Ed que es su amigo, pero nosotros vemos cómo Ford no actúa tanto como su compañero piensa, sino que está realmente fascinado por la mente de Kemper, que trata de exprimir en cada conversación.
Esa “fascinación” incluso le sigue cuando se quita el traje y sale de la oficina. En casa le asegura a Debbie que no quiere que se le pueda “pegar” nada de la gente con la que habla, con esa manera que tienen de ver el sexo… y las mujeres, que añade ella.
Por cierto, la serie nos deja unos minutos más de esa trama por descubrir del señor con bigote. En esta ocasión ya sabemos que trabaja para ADT, la multinacional de seguridad, lo que ya va dejando claro de quién se trata.
Última actualización: 16/05/2020