En julio de 2014 llegó una comedia argentina muy curiosa a salas españolas: ‘Corazón de León’. Protagonizada por Guillermo Francella y Julieta Díaz, esta película de Marcos Carnevale era una comedia romántica algo distinta a lo ya visto en el género, amable y con cierto punto reivindicativo. Tal fue el éxito, que la película ha tenido dos remakes, uno colombiano de título homónimo, inédito en territorio español, y uno francés, ‘Un hombre de altura’, que es el que llega se ha estrenado en España.
Diane es una exitosa abogada de 37 años que lleva ya tres divorciada de su marido, Bruno, pero al que tiene que ver todos los días al ser ambos socios del mismo bufete. Tras una discusión con Bruno, la mujer pierde su móvil, aunque lo logra recuperar gracias a Alexandre. Él es un arquitecto reconocido, muy seguro de sí mismo, caballero y galante. Se trata de un hombre excepcional que sólo tiene una particularidad: Mide 1,35 metros. La química entre ambos es inmediata, se atraen mutuamente. Sin embargo, Diane deberá superar los prejuicios de la gente por esos 0,45 metros que le faltan a Alexandre, como también derribas los suyos propios.
La versión original argentina tenía su principal fuerza en la particularidad de la propuesta junto con unas interpretaciones excelentes, obra de Francella y Díaz, y un mensaje amable que logra ser lo suficientemente original y reivindicativo para ir más allá de la comedia romántica clásica y también tenía el punto convencional para agradar a las grandes audiencias, gracias a su claro tono feel-good.
Calcar esa esencia y que resulta amena y que pueda disfrutar de la misma manera resulta complicado, ciertamente. Por eso, sorprende cómo Laurent Tirard ha logrado apostar por los mismos fuertes que ‘Corazón de León’ y que funcione con la misma amabilidad y frescura. Virginie Efira, que estrena también en España ‘Pastel de pera con lavanda’, deslumbra con una mujer guapa, independiente y muy segura de sí misma en el ámbito profesional pero que flaquea en el personal, una realidad muy actual no sólo de las mujeres, sino también de los hombres. Además, evidencia que la propia sociedad impone ciertos prejuicios que se han convertido en una segunda piel en las personas.
Por otro lado está Jean Dujardin, un hombre con una sonrisa que derrite y cuya innata capacidad para combinar comedia y drama hace que el papel de galante bajito sea hechao para su mero lucimiento interpretativo. Dujardin plasma el mismo nivel de empatía que mostró Francella, aportando un carisma muy propio.
En ese sentido, ‘Un hombre de altura’ funciona, también gana el hecho de afrancesarla completamente, eliminando la verborrea propia de la comedia argentina y cambiándola por sutiles situaciones cómicas, dándole un toque elegante propio de la comedia francesa, aquella que se esmera en los detalles y la presentación. Sin embargo, ‘Un hombre de altura’ comete los mismos errores que ‘Corazón de León’, el no ahondar más entre los prejuicios sociales y no aportar un tipo de fórmula nueva con una ejecución convencional del género.
Pero no pasa nada, porque ‘Un hombre de altura’ es una deliciosa comedia romántica para disfrutar tanto a solas como en buena compañía, con un sabor de buen vino joven, que entra muy bien pero que no deja el poso de un Gran Reserva. Imposible no disfrutar de ese interesante relato.