Restan tan solo dos episodios de esta primera temporada de Gotham. La serie ha ido creciendo y, aunque no lo parezca a simple vista (y algunos capítulos hayan decepcionado un poco), la verdad es que han pasado muchas cosas. El episodio anterior resultaba tremendamente revelador. ¿Qué ocurrirá en el de esta semana? ¡Alerta spoiler!
Pero no
Barbara se despierta en el pisazo del Ogro. Se lo han pasado bien, pero es hora de irse. Él, como ya pasó con su última víctima, no está dispuesto a dejarla marchar. Intenta convencerla con quiche, por si tiene hambre. Será un asesino, pero muy atento. Y sincero.
Porque el Ogro le cuenta que la noche que se conocieron él iba a matarla. Y entonces vio algo en ella. Y cree que ha encontrado a la mujer que tanto ha buscado. Barbara se da cuenta entonces de que está en problemas e intenta huir, pero la puerta –obviamente- está cerrada.
Yo que tenía la ilusión de que se convirtiesen en algo así como la pareja del mal (a tenor de la última escena del capítulo anterior). Pero no. Ahora, el Ogro la tiene amordazada en su sala de tortura personal. No para de repetirle a la mujer que ella es la elegida, pero cuando se da cuenta de todas las que ha matado, Barbara se desmaya.
Cuando se despierta, el Ogro parece todavía más loco. Le asegura que vive con las ganas de matar a alguien, si Barbara no le dice a quién matar, la matará a ella. Al principio la mujer no puede decir ningún nombre, pero termina susurrándole uno. ¿Quién será el elegido?
Caja de donuts
En Comisaría, Leslie intenta que Jim se tranquilice y le asegura que lo de Barbara no es culpa suya. Qué iba a saber Gordon que la mujer se iba a ir con el primero que en un bar le pusiera buena cara. Harvey aparece con un posible conocedor del paradero de Jason. El chico asegura que puede ser que tenga esa información, pero que tiene un precio.
Es entonces cuando Jim se pone serio: “Harvey, estoy a punto de violar la política del departamento en materia de técnicas de interrogación”. La respuesta de Bullock no podría ser mejor: “Creo que he visto una caja de donuts ahí fuera con mi nombre”. Y funciona. Tienen una pista, el Foxglove, un local muy alegre de clase alta.
El problema es que para entrar allí tienes que conocer a alguien. Y mira por dónde puede que Gordon conozca al tipo adecuado: Pingüino. Y aunque él por supuesto que puede ayudarle, se da cuenta de que su relación de favores es demasiado unidireccional para funcionar. Jim se pone nervioso y no duda en apuntar a Butch con el arma mientras zarandea al mafioso.
Un gran favor
Es un día importante para Pingüino, así que acepta su petición. Pero eso sí, “me deberás un gran favor.” Y así es como Jim consigue la invitación, aunque no es para él, sino para Bullock, que parece muy contento de formar parte de esa sección de la investigación. Y cuando llega se siente como pez en el agua. Aquello resulta ser la casa de la perversión, las asfixias eróticas, el latex, el cuero y algún que otro legionario.
Cuando empieza el espectáculo de la noche, con ruidos de látigos incluidos, Bullock se rinde y termina sacando la placa. Eso ya ha ido demasiado lejos. Allí aparece Jim y consiguen hablar con una señora que les lleva a un posible emplazamiento del apartamento de Jason. La mujer fue raptada por el Ogro hace nueve años, pero la dejó marchar. Ahora a ellos les pide que no le arresten, sino que le maten.
Consiguen encontrar el piso de Jason, que lo ha vaciado antes de marcharse. Mientras se encuentran inspeccionando la sala de tortura, reciben una llamada del Ogro. Mediante los ruidos que se escuchan de fondo, deducen que se dirige por un puente por donde pasa un tren. Gordon no tarda en descubrir dónde están.
Trance
Los elegidos para morir que Barbara le contó a Jason no eran otros que sus padres. Los señores Kean se sientan en el sofá de su mansión atónitos por la visita de su hija, el apuesto señor que le acompaña y la pistola con la que Jason les apunta. Les comenta que es todo por su hija, que ha despertado. Aunque la verdad es que Barbara parece en trance.
Los ex suegros de Jim ya están muertos cuando Gordon aparece en la mansión. Es recibido por la propia Barbara, que actúa como drogada, sin saber lo que hace. Mientras, el Ogro se encarga de noquear a Bullock por la espalda, que cae rodando escaleras abajo.
Tras pelear con Jim, el Ogro consigue retener a Barbara mientras Gordon le apunta con su arma. Jason asegura que no le hará daño, pues la ama. No dura demasiado. Bullock hace acto de presencia, el Ogro gira la cabeza y Jim aprovecha para pegarle un tiro en la sien.
Sin cuerpo, no hay crimen
Nygma trata de disimular su arrepentimiento. ¿O no se arrepiente? Se cargó a un compañero. Trata de deshacerse del cuerpo, que lleva troceado en dos maletas. “Sin cuerpo, no hay crimen”. ¿Y dónde lo lleva? A Comisaría. Dónde si no.
De repente, cuando va a disolver los restos del policía, recibe la visita de Kringle, que repara en los trozos de persona sin reconocer en ellos a su novio. Nygma se inventa que se trata de una muerte accidental en una fábrica de placas metálicas. Antes de despedirse, sin embargo, la mujer le pregunta si ha visto a Tom. Si supiera que lo tiene delante.
Para terminar con su plan, ya que ha podido deshacerse (literalmente) del cuerpo, decide escribir una carta en nombre de Tom en la que le explica a Kringle que deja la ciudad. Curioso detalle el que en el inicio de cada frase se lea su nombre. Una gracia un poco arriesgada, ¿no creéis?
¿Una galleta?
A Bruce le llega una carta por mensajero. Su mayordomo Alfred tiene que salir a identificar el cuerpo de Reggie. Aunque le traicionase y apuñalase y todo eso, Alfred quiere que tenga un final digno. Sigue sin explicarse cómo pudo morir.
La carta es de Selina. Le manda una copia de la llave de la caja fuerte con una nota. “Espero que encuentres lo que necesitas. Ten cuidado.” Oh. Sin perder un minuto, se marcha a Industrias Wayne donde una mujer le da un tour por su empresa. Cómo será la cosa que tiene que pedir indicaciones para encontrar el baño. Es un propietario diferente.
Obviamente aquello es una argucia para dirigirse al despacho de Bunderslaw. Y su plan incluye pulsar la alarma de incendios y todo. Cuando llega al despacho de Sid, no tarda en encontrar la caja fuerte. Cuando la abre, sin embargo, una voz le saluda: el propio Bunderslaw, que le estaba esperando. Se enteró cuando Selina tomó prestada su llave, pero no dijo nada. Ahora está allí, tan tranquilo. “¿Una galleta?”
Hasta los hombres buenos tienen secretos
Y tan tranquilo Sid confiesa haber contratado a Reggie, eso sí, para conocer qué sabían y sin ánimo de herir a nadie. Y admite que Industrias Wayne hace muchas cosas malas si eso supone beneficios. Bruce no asimila tanta honestidad por su parte, pero Bunderslaw le asegura que su padre pasó por lo mismo, exigiendo buenas obras, y que terminó cambiando de opinión.
Sid le presenta a Lucius Fox (Chris Chalk), uno de sus directivos. Yo no entiendo como Bunderslaw puede ser tan descarado con Bruce. Está claro que es muy joven pero no deja de ser el propietario de todo aquello. Ojalá se ponga serio y les mande a todos a tomar viento. Un ERE de malvados.
Al final del episodio, decide contarle la verdad a Alfred sobre la muerte de Reggie. Confiesa que ni saltó por la ventana ni cayó, sino que Selina le empujó. Menciona a Bunderslaw y su encuentro con él de esa misma mañana. Lo que más le duele es saber que su padre calló ante los negocios turbios de Industrias Wayne. “Hasta los hombres buenos tienen secretos”.
Si vis pacem, para bellum
Butch se encuentran en el nuevo local, a medias, de Pingüino. Allí también está la dueña. Mientras ella se encarga de la cocina, el hombre empieza a esconder armas por el local. Después le comentará a su jefe que Connor (uno de los matones que ha contratado para cargarse a Maroni) solo tendrá que cogerlas.
Maroni acudirá a ese local pues uno de sus matones acaba de salir de prisión y ahí es donde lo celebran. Salir de la cárcel y celebrarlo en el restaurante de Lidia es una tradición mafiosa ancestral. Connor hace acto de presencia en la fiesta privada de Maroni con una botella de regalo. Falcone le envía para mostrar su respeto y como presente al mafioso ahora en libertad. Son cacheados, pero obviamente, no portan ningún arma.
Cuando van a hacer efectivo el plan y Connor y su secuaz sacan las pistolas de sus escondites, resulta que están atascadas. Las dos. Maroni enfurece y se los carga. Pero eso no es lo peor, el mafioso se toma aquel ultraje como una declaración de guerra.
Sin embargo, cuando Butch se lo cuenta a Pingüino, éste dibuja una sonrisa en su cara. Lo sabía, todo era una trampa. Inutilizó las armas antes de colocarlas para sabotear su propio plan. Podría haber matado a Maroni, sí, pero todavía seguiría bajo orden de Falcone. Mediante la guerra que acaba de empezar, ahora solo tendrá que sentarse a mirar.
Opinión
¿Qué os ha parecido este capítulo? Ya solo queda uno para terminar esta temporada y quedan muchas cosas por pasar. Nygma parece haber dejado salir toda su locura a la hora de deshacerse del policía y la guerra ha estallado entre la mafia gracias a las artes de Pingüino.
La historia de Barbara ha terminado peor de lo que empezó. Está viva, pero ahora sí que está sola del todo. La declaración de Jim a su actual novia Leslie deja claro cuáles son sus prioridades y habrá que descubrir qué ocurre con Kean.
Otro episodio sin Fish Mooney. Y Bruce se da de bruces con la realidad más cruel. Termina cortando una foto con su padre y poniéndole en el centro de su tablero de pesquisas. Parece que lo de su asesinato ha dado pie a una investigación mucho mayor. En Industrias Wayne traman algo, y tendrá que descubrirlo.
Puntuación: 8,5
Última actualización: 28/04/2015