El capítulo de esta semana de Gotham es especial por el invitado que tiene. El más malo por antonomasia de Batman hace acto de presencia y, sin duda, es hasta ahora el que más miedo nos ha podido causar. Y acaba de empezar. Antes de leer qué les ocurre a nuestros protagonistas de la serie, tal vez sea mejor repasar qué ocurrió en el episodio anterior. ¡Alerta spoiler!
Bruce sabe lo que hace
El capítulo número 16 de Gotham empieza con Bruce Wayne. El joven ya no tiene miedo, la muerte de sus padres le ha hecho madurar de repente y, sin duda, eso se nota en su personalidad, todavía en formación. Ahora duerme, y duerme sobre un cuaderno en el que tiene apuntadas un montón de preguntas. Resulta que tiene una importante reunión con la cúpula de Industrias Wayne.
A Alfred el encuentro le parece una mala idea, prematura y sin ningún sentido. Pero el joven tiene razón, su mentalidad ha cambiado, se ha hecho mayor a marchas forzadas. Y qué demonios, es su empresa, es su dinero. Las preguntas son algo comprometidas y la cara que les queda a los miembros de la junta es de cuadro: que si Arkham por aquí, armas químicas por allá.
Le aseguran que son meros rumores, y se alegran de que esté pendiente de la empresa. Obviamente, no lo son, y la tensión en la sala se puede cortar con un cuchillo. Bruce parece convencido y se marcha de allí sin más, asegurando que estará al tanto de lo que ocurra y fabrique la empresa familiar.
Oswald Triunfo
Pingüino está contento. Es dueño de un club renovado que da muchas alegrías –y dinero-, además, su madre está en el escenario dándolo todo. El público se duerme, pero la mujer le pone todas las ganas. A la gente le cuesta empezar el aplauso, hasta que un hombre se atreve a abuchearla y es entonces cuando Oswald le mata. Eso son unos fanes y no los de la Pantoja.
Pingüino recibe la visita de Victor Zsaz, pues Falcone no está de acuerdo con las prácticas empresariales de su socio. Y trae compañía. De pronto, vemos a Butch con él. Ante la sorpresa de Oswald (y la nuestra), el mano derecha de Fish está muy cambiado. Después de varias semanas con Victor, es totalmente dócil, y como conoce el club se encargará de ayudar a Pingüino, y hará todo lo que le diga, incluso bailar.
El trato de Fish
En su confinamiento compartido, Fish Mooney sigue siendo el ama. Con unas palmas, despierta a todo el mundo y les pone en fila a beber agua. Está claro quién manda. Le basta decir cuatro palabras para que uno de los presentes se agache para que ella pueda sobresalir en el lugar. Les asegura a los presentes que ya sabe lo que pasa allí: los que les retienen les utilizan para vender sus órganos, y que si quieren salir de allí tendrán que hacer exactamente lo que ella diga.
Además, les cuenta que algunos morirán, porque algunos tienen que morir. Pero lo harán con el honor de salvar al resto de la familia. Porque eso es lo que son, una familia, lo único que tienen allí. Les alienta a luchar y a unirse a ella, y parece que le siguen. Cuando entran los guardias, no baja el mentón en ningún momento. Empieza a negociar con ellos: quieren agua, y mantas.
El captor que baja a donde está Fish y el resto se llama Thomas Schmidt, y no tiene ninguna intención de admitir ninguna de sus propuestas. Él no es el jefe, pero nunca aceptará nada parecido. Han venido a buscar a otro de los retenidos. En ese momento, Mooney da la orden de matarle. Sabe que ellos solo valen algo vivos, así que si no quieren complicaciones tendrán que aceptar sus condiciones. O, al menos, dejar que hable con quien mande.
Fish consigue que Thomas se lo piense. Le plantea algo más. Mientras ella habla con el jefe, él se quedará abajo con sus compañeros, por si acaso. Schmidt no contesta, tendrá que consultarlo. Cuando desaparecen, todos vitorean esa pequeña victoria, menos Mooney, que se acerca al cadáver del hombre que ha mandado matar y le da un beso.
Al final, Thomas reaparece y le da a Fish la noticia que quería escuchar: hay trato. Ella irá a hablar con el jefe de lo que sea donde está, lo que significa que el hombre se quedará abajo, donde ella le asegura que su gente le tratará bien. Contenta y con un plan claramente en la cabeza, Mooney desaparece detrás de las rejas de esa prisión.
Estamos tan agustito
Barbara “está tan agustito” que, cuando llega a su apartamento, ni se extraña lo más mínimo por la presencia allí de Selina y la niña-planta. Simplemente se tira en el sofá y pregunta por Jim. Bueno, y por quienes son ellas. Se ha propuesto recuperar a Jim y para ello decide lucir un modelito de lo más sesi y de lo más corto.
Rápidamente recibe la desaprobación de Cat, que asegura que es demasiado sugerente. Debe de ir más sutil, como si no lo buscase. Parece que se han hecho amigas y todo. Lo que une el alcohol y el gorroneo que no lo separe nadie.
Circense
¿Y Gordon? Pues se ha ido de cita con Leslie al circo. Aunque, como siempre, el trabajo les encuentra en seguida. En pleno espectáculo, aparece el coche con los payasos y estos empiezan a pegarle a todo el mundo. Eso sí, lo que parece parte del número se vuelve una batalla campal y al final Jim tiene que intervenir y sacar la placa a pasear.
Gordon empieza a interrogar a cada uno de los payasos, y aparentemente ninguno sabe cómo empezó la reyerta. Mientras Leslie trata a los heridos, sale un lío entre dos grupos en el circo y ciertas peleas internas. Una chica es la primera en decir algo con sentido, echándole la culpa a una tal Lila, la bailarina con serpiente. Mientras, Leslie le asegura a Gordon que ha sido la mejor cita de su vida. Sin duda, no se han aburrido, no.
Van en busca de Lila, y el presentador del circo les conduce hasta su caravana, donde se encuentra su hijo, Jerome. El joven no la ha visto desde esa mañana, cuando salió y se dejó muchas de sus pertenencias. Jim tiene la fantástica idea de soltar a la serpiente, con la esperanza de que les guíe hasta su dueña en el caso de que esté cerca. Efectivamente, la serpiente les guía, hasta el cuerpo sin vida de la bailarina. Mientras Jerome colapsa en llanto, Gordon asegura que el presentador sabía que estaba allí. Es cierto, pero asegura que la encontraron así. Así de muerta.
Jim opta por llevarse a todo el mundo a comisaría, donde un sorprendido Bullock ve entrar por la puerta a trapecistas, bailarinas y payasos. Uno de los que más interesan al detective es Jerome, al que pregunta por algunos aspectos de la vida de Lila. El joven no tiene otra familia que ella, y el circo. A la bailarina le gustaba el meneo y tenía amantes prácticamente en cada rincón de la pista, así que la multitud de presuntos asesinos es grande.
A Lila la mataron con un cuchillo grande o hacha. Como no tienen más pistas, deciden soltar a gran parte de la gente del circo. En ese momento, aparece un hombre ciego preguntando por Gordon. Se llama Cicero y es mentalista; asegura que Lila le envió un mensaje desde el más allá: “El sirviente del diablo reposa en el jardín de las hermanas de hierro”. Mientras Jim se lo toma a broma, la verdad es que Leslie queda muy intrigada.
Joker
En plena cena, Leslie asegura haber resuelto lo que Lila le contó a Cicero. Gordon asegura que está loco, y ella también. Aunque finalmente queda convencido y ambos se dirigen a un lugar oscuro y alejado, cerca del puente de Gotham. Allí encuentran un hacha manchada de sangre, dentro de lo que parece los restos de una ceremonia satánica.
Obviamente, todo esto apunta directamente a una persona: Cicero. El ciego sabía dónde estaba el arma del crimen, lo que pasa es que tampoco queda muy inteligente decirle a la policía dónde está. Hay algo más. Lo de la ceremonia satánica es un truco y Cicero está encubriendo a alguien. Entonces Gordon hace llamar a Jerome, y asegura que el hijo mató a Lila, y el ciego le encubrió.
Finalmente Cicero confiesa. Resulta que Jerome es su hijo y por eso le protegía. Jerome empieza a llorar y luego a reir y asegura que su madre no tenía corazón y nunca había amado a nadie. También termina confesando, entre carcajadas, ser el asesino de Lila. Así es, Jerome es el Joker. Aunque no hacía falta mucho para darse cuenta de ello desde el minuto uno.
Leslie queda muy tocada por el vuelco de los acontecimientos, así que Gordon se acerca a consolarla. De todas las citas que han tenido, creo que ninguna ha terminado bien, o simplemente ha terminado. Le da las gracias por dejarle estar allí, y él por soportar las intromisiones laborales que siempre se cuelan en sus vidas. Entonces es cuando se besan en el preciso momento en el que Barbara entra por la puerta. No se dan cuenta, pero no hace falta, la exnovia de Jim deja el lugar corriendo, muy disgustada.
Opinión
En este episodio de Gotham surgen algunas preguntas. ¿Qué hará ahora Barbara que sabe que Jim está en otros menesteres? Y Fish, ¿traicionará a sus compañeros o tratará de liberarlos? El Joker ha hecho su aparición estelar y ahora supongo que entrará en Arkham y empezará a coger ritmo en la temática de malo. Además, ¿qué ocultan los directores de Wayne? ¿Y Butch? ¿Es tan dócil como parece?
Puntuación: 8
Última actualización: 17/02/2015