El Niño representa la obra más ambiciosa y mediática del director mallorquín Daniel Monzón, autor de la multipremiada en los Goya 2009 Celda 2011.
Celda 2011, se presentó en la forma de un implacable drama carcelario, basando el groso de su trama en escenarios interiores, pero en El Niño Monzón da un giro de 360º optando por la espectacularidad por encima de todo pero siempre a cargo de dotar más intensidad y fuerza al desarrollo de la historia principal.
Tomando como referencia un tema tan peliagudo y complejo como el narcotráfico en el estrecho de Gibraltar, El Niño desarrolla su más que interesante y bien hilvanada trama principal bajo el guión de todo un valor seguro en la materia, Jorge Guerricaechevarria, quien nos transporta a dicho enclave en una auténtica superproducción de “policías y ladrones”.
Con un elenco de actores que reparte sus componentes entre pesos pesados de la industria del cine español e internacional y primerizos en el mundo del celuloide, sobresale, cómo no, el actor fetiche de Monzón, Luis Tosar en el papel de un obcecado policía con los diferentes tentáculos del tráfico de drogas, y en el otro lado de la balanza un más que correcto Jesús Castro como un adolescente que se introduce en el mundo del tráfico del deseado elemento prohibido, a ciegas y sin pensar en las repercusiones de sus actos. La amalgama de secundarios no se queda corta, con actores como Ian McShane que realizan un trabajo decente pero sin aportar demasiado al conjunto.
Es aquí donde El Niño encuentra sus zonas oscuras, con una serie de forzadas subtramas que intentan abordar relaciones sentimentales y otras lindeces pero que se pierden en las más de dos horas de metraje a causa de su simplicidad y a su imposibilidad de generar interés por parte del espectador, enriqueciendo sólo la faceta comercial de la película.
Pero sin duda alguna, donde El Niño de Daniel Monzón sobresale como la mejor película española en dicho apartado en años, es en el aspecto técnico. La cinematografía, el montaje, y las secuencias de acción están al nivel de la parte alta de la tabla del cine “made in USA”. Persecuciones aplastantes para el ojo humano que se resuelven como un fastuoso espectáculo gracias al trabajo de Jordi Casares (Indiana Jones y la Última Cruzada, Titanic, Desafío Total).
Quizás El Niño no sea esa película redonda y definitiva de Monzón que muchos esperaban, ya que su neta intención comercial se antoja como un lastre para no alcanzar una valoración de sobresaliente. Sin embargo, El Niño es un paso adelante y necesario dentro del cine español, una película sin complejos de inferioridad, con ambición y con tablas de sobra para competir en el mercado internacional.
3.5 / 5
