El viejo capi lo tenía bastante fácil para llevar a buen puerto su segunda aventura en solitario después del insulso episodio de Thor.
A pesar de que mi etapa favorita del personaje es la de Mark Waid (todas las etapas de cualquier personaje que toque este hombre son mis favoritas, y al actual Daredevil me remito), no hay que quitarle mérito al trabajazo de Ed Brubaker que sirve de base a la peli de los principalmente televisivos Joe y Anthony Russo.
Más cerca de una aventura de espías a la Golan-Globus que del universo del que realmente procede, y a pesar de sus 170 millones de dólares de presupuesto, El Soldado de Invierno es una peli de infiltrados, guerras internas, topos y sobresaltos a traición. Y eso no es nada malo, porque a pesar de tomarse un poco más en serio de la cuenta (hasta que el personaje de Robert Redford decide lo contrario), es la película Marvel con más y mejores peleas cuerpo a cuerpo. Sin ir más lejos, la misión que sirve de prólogo está ejecutada de la manera más espectacular posible, recordando en alguna patada voladora a la locura que presenciamos en The Raid, motivo por el que ya ganar por goleada al mundo oscuro de Thor, un refrito de clichés equivocados.
Pero no todo puede ser perfecto, claro.
Si en Iron Man Three ya teníamos una duradera y eficaz relación entre personajes, aquí la presencia de Natasha Romanoff y de Sam “Falcon” Wilson parecen metidas con calzador. Si ni siquiera hay un exceso de química con la Viuda Negra después de una aventura como Los Vengadores, más difícil será que la relación entre el capi y un halcón recién llegado nos recuerde a los viejos cómics Forum.
Tampoco ayuda que todos sepamos quién trama qué, cómo se va a solucionar todo y qué personajes son imprescindibles y qué quienes no lo son en el universo marvelita, por lo que los supuestos golpes de efecto no funcionan como tal, salvo que el espectador sea demasiado casual y no esté interesado en el asunto. Aunque también es cierto que los productores son más del gusto de acumular que del desprenderse de nadie.
Si antes mencionábamos la tercera parte del hombre de acero, destacar que la nueva aventura de Steve Rogers, al igual que aquella, tampoco abusa del héroe enmascarado, teniendo al protagonista de paisano durante 3/4 partes del metraje.
Sin ser la obra maestra que muchos querían ver (y que alguno ha visto, sobre todo en Estados Unidos, donde dan por hecho que se trata de la mejor película del estudio), pero con ingenio y sentido del ritmo, Capitán América: el soldado de invierno, es entretenimiento de primera, pero lo más importante, y que nadie lo olvide, la película “de transición” antes de que Marvel estrene nueva franquicia y nuevo universo.
3.5 / 5