Tras los éxitos de sagas juveniles como ‘Harry Potter’ o la denostada ‘Crepúsculo’, los grandes estudios de Hollywood necesitaba nuevas sagas juveniles con las que crear nuevos taquillazos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta que las nuevas propuestas necesitaban un punto más rebelde y futurista, puesto que la sociedad cambia, y la adolescencia es un público especialmente volátil. Tras el éxito de la distópica ‘Los Juegos del Hambre’, inspirada descaradamente en ‘Battle Royale’ de Koushun Takami, los estudios encontraron un filón, uno que atrae tanto a jóvenes imberbes como a un público joven adulto que se resiste a madurar. Fue así como surgió otra saga, ‘La serie Divergente’, que presenta su tercera entrega: ‘Leal’.
Tras las revelaciones surgidas en el episodio anterior, Tris deberá buscar una salida y huir de Chicago. Junto con Cuatro, se enfrentarán al imponente muro que rodea a Chicago. Será la primera vez que los jóvenes se alejen tanto de sus seres queridos. El romper el círculo permite que los protagonistas conocer la realidad tras las revelaciones surgidas y ver hasta qué punto son ciertos algunos supuestos. No será fácil decidir en quien confiar, puesto que toda decisión llevará a una consecuencia de la que es imposible echarse hacia atrás. Es en ese momento cuando Tris deberá confiar en el sentido de la lealtad.
El gran problema que tiene ‘La serie Divergente’ es que nació bajo las alas de una sobrevalorada ‘Los Juegos del Hambre’. El nacer antes le otorgó “el privilegio” de ser la reconocida, la primera, y con ello una protagonista carismática con la que el público se sentía identificado gracias a su forma espontánea de ser, de tener un corazón con es fiel a sus principios. Algo similar es Tris Prior. Lo único, que la pobre tiene la sombra de una Jennifer Lawrence que encandiló a público y crítica, algo que costó más con Shailene Woodley, intérprete igual de solvente en materia de distopía juvenil.
En ‘Leal’, la violencia y la tensión suben hasta niveles impensables, provocando una extraña combinación entre futuro negativo, reflexiones sobre la disgregación, una demostración de cómo el ser humano puede cometer una y mil veces los mismos errores y escenas llenas de efectos y acción. Esta tercera propuesta ha sabido beber de influencias más actuales como ‘Mad Max: Furia en la carretera’, ‘Moon’, incluso de la extravagante ‘Langosta’, del griego Yorgos Lanthimos. Sin embargo, el guión y la dirección no acompaña a tal arriesgada empresa. Esto provoca que se esté ante un conglomerado de buenas ideas que no llegan a florecer del todo.
Lo que salva a ‘Leal’ de ser algo completamente incoherente es su elenco. Woodley demuestra el mismo (o más) valor que otras actrices al enfrentarse a semejante batalla inconexa; su partenaire, Theo James, cumple correctamente con su papel de joven atractivo que apoya a la heroína. Eso sin contar con secundarios de lujo como Miles Teller, Naomi Watts y Jeff Daniels, que se convierte en el nuevo villano de la saga, aunque no llega a la sutil frialdad de Kate Winslet.
El gran error, y lo que convierte a ‘Leal’ en cierto placer culpable, es que sus artífices no parecen tener demasiada intención de alejarse del fan-service, lo que provoca una auténtica sensación de desconexión si no se sigue la saga. Las novelas de Veronica Roth tienen interesantes ideas que no sabido ser tratadas del todo por los guionistas y productores. Hay que aplaudir que mejore respecto a su predecesora, ‘Insurgente’, pero no llega a ser lo suficientemente sagaz para complacer a un público mayor que el de los fans. Pero aún queda esperanza, queda una segunda parte (renombrada ‘Ascendente’ para evitar la mala prensa que ocasionado el fragmentar en dos el último libro de una saga) que ha sufrido cambios en la dirección. Quizás ese movimiento logre devolverle la interesante premisa con la que partió y sea algo más que un acertado elenco, que hace lo que puede por darle más calidad a la propuesta.
