Crítica de Eisenstein en Guanajuato
Crítica de Eisenstein en Guanajuato
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Peter Greenaway es uno de los claros ejemplos de arrogancia y narcisismo cinematográfico. Considerado así mismo el último guardián del cine, ya que considera que todo lo que produce actualmente no es arte (claro eso implica que las obras de los Dardenne, Mike Leigh, Naomi Kawase, Todd Haynes o las maravillas de Pixar y Studio Ghibli no lo sean, según Greenaway claro). Polémico hasta decir basta, ahora trae su “particular” visión del aclamado realizador Serguéi Eisenstein en ‘Eisenstein en Guanajuato, mostrada en la 65ª edición del Festival de Berlín.

El filme narra el período en el que el realizador soviético, Serguéi Eisenstein, estuvo en México. En este país norteamericano, el cineasta fue a rodar la cinta ‘¡Qué viva México!’, con el cual pretendía mostrar la realidad en la que se vivía en esa época. Eisenstein estuvo un año en el país azteca, en el que desarrolló su fascinación por el Día de los Muertos y los extraños ritos religiosos autóctonos. Allí, también conoció a Palomino Cañedo, que fue su guía durante su estancia en el país. Con él, desarrollará una relación especial.

Crítica de Eisenstein en Guanajuato

Greenaway cree que él es el que lleva la batuta de la verdad respecto a la Historia del Séptimo Arte. Un ejemplo, es su desprecio a los Hermanos Lumière como creadores del cinematógrafo. Polémicas declaraciones como que, para él, el cine ha muerto, que Jean-Luc Godard está acabado o que filmará seis películas más y luego se suicidará, dicen mucho de su propio ego.

Con lo cual, no es extraño que ‘Eisenstein en Guanajuato’ sea un ejemplo más del impertinente onanismo que el realizador hace con su propia obra, arrastrando a los personajes a sus propias teorías y no sacándolos de su zona de confort. Ya lo hizo en sus anteriores cintas con su particular visión de la pintura y sus creadores con ‘Goltzius and the Pelican Company’ o ‘La ronda de la noche’, o la vida de escritor Tulse Luper, al que le dedicó una trilogía completa.

Quien pretenda ver un biopic sobre la vida del creador de ‘Iván, el Terrible’ o ‘El acorazado Potemkin’, está claro que verá sus demandas frustradas. Ya que esta propuesta es la visión que tiene el propio Greenaway sobre la figura del director soviético. Con lo cual, esta cinta produce una extraña sensación: O bien el realizador británico es tan fan de Eisenstein que ha querido hacerle su propio y sentido homenaje, dándole su extravagante toque; o bien Greenaway desprecia también al aclamado cineasta y pretende dilapidar su vida y obra.

Crítica de Eisenstein en Guanajuato

No sólo porque crea un relato que, históricamente, no sucedió, sino porque expone unas ideas artísticas y políticas que están alejadas del legado que dejó el propio Eisenstein. De acuerdo, la película tiene un inicio prometedor, dándole homenajes audiovisuales al realizador y guiños a aquellos ávidos conocedores de la obra del director soviético. Sin embargo, progresivamente Greenaway va divagando en conceptos propios que le atribuye a Eisenstein y creando una imagen que se puede catalogar de falsa al atribuirle un amorío excesivamente pasional al cineasta (del que se apenas se tienen referencias históricas, aunque al colectivo LGBT le encantará reclamar).

Con lo cual, ‘Eisenstein en Guanajuato’ prácticamente no cuenta nada sobre el proyecto fallido del realizador en México, apenas se ve al director rodando en la ciudad. Greenaway debería filmar una película sobre Narciso, quizás así se encuentre así mismo.

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