Crítica de Scary Movie 5
Crítica de Scary Movie 5
¿Qué película de cine estás buscando?

Todos sabemos a lo que vamos y a lo que nos atenemos cuando vamos a ver una película como Scary Movie en cualquiera de sus partes. Sabemos que buscamos algo sencillo, que nos divierta, que nos haga reir, sin más pretensión que pasar un rato ameno. Cuando estas sencillas expectativas se truncan es sinónimo de que estamos ante un producto cinematográfico de lo más zafio.

Tras muchos años en el cajón de los recuerdos, la cabeza de turco tras las cámaras, Malcolm D. Lee, será el encargado de volver a relanzar una saga que había empezado a resquebrajarse casi desde su primera entrega. Lo que en su día comedias como Hot Shots o Agárralo como puedas consiguieron, hacernos reír mucho y bien, no ha sido conseguido por la saga Scary Movie ni desde sus primeros esbozos.

Los ya de por si mediocres actores de entregas anteriores, dejan su lugar a algunos nuevos integrantes que consiguen superarles, en mediocridad, aunque no podía faltar el chistecillo inicial de marras con Lindsay Lohan y Charlie Sheen, ¿De verdad a alguien le hace gracia esto? Por salvar a alguien de la quema destacar a Terry Crews o a un resolutivo Katt Williams.

Scary Movie 5 es brutalmente simple, nada arriesgada, con un humor de lo más absurdo y que a veces ofende, porque parece tomarnos el pelo con chistes y bromas a la vieja usanza del tema musical de Los punkitos “caca, culo, pedo, pis”. Los momentazos de la fiesta fumeta de las depuradoras de agua de piscina o los increíbles efectos especiales de los coches de radiocontrol os van a poner los pelos de punta.

Manida, absurda, sin gracia, aburrida, con una serie de sketches sin orden ni sentido como si alguien hubiera hecho un copiar y pegar de videos de youtube, con gracietas sin gracia de películas como Posesión Infernal, El Planeta de los Simios, Mamá o Actividad Paranormal, hacen de esta nueva Scary Movie una comedia que se transforma en una auténtica película de terror. Deleznable y absolutamente prescindible, como también lo fueron, como mínimo, tres de las cuatro entregas anteriores.

Autor de esta crítica: Antonio Orrán

 

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