Dylan Dog se lo pone muy difícil a todo el mundo. Logrará reventar las venas de los seguidores del cómic debido a la incompetencia y la infidelidad desde el primer minuto, donde una fotografía de su colega Groucho es todo lo que vamos a encontrar de su compañero de aventuras por problemas de derechos. La otra puñalada es el cambio de situación geográfica, cambiando la habitual Londres por Nueva Orleans.
Pero también crispará a los menos habituales del cómic de Tiziano Sclavi, porque cinematográficamente es paupérrima. Los chicos de Tripictures, además, en un esfuerzo por estrenar la película en nuestras salas, la han doblado al castellano, con lo que el personaje de Marcus, interpretado por Sam Huntington, se convierte en el más repelente de los graciosillos sin gracia que hayamos visto en la vida. Todo gritos, todo carusas, todo mal. Tanto, que hasta nos replanteamos muy seriamente dejar de amar Cero en conducta.
La fotografía es terrible, la banda sonora rellena los huecos y el resto de interpretaciones son jarrones más o menos bonitos. ¿El argumento? ¿Qué argumento?
Mejor recuperar la genial película de Michele Soavi de infame título español, Mi novia es un zombie.