Un nuevo género que ha dado interesantes productos en los últimos años ha sido sin duda el thriller sueco, con el máximo exponente visto en la saga Millenium de Niels Arden Oplev. En El Hipnotista además de esta interesante formula también se nos propone una vuelta a ese tipo de cine de asesinos en serie e investigación que hizo grandes a películas como Seven, Resurrection o La hora de la Araña.
El Hipnotista es la vuelta a la dirección en su lugar natal de Lasse Hallström después de más de veinte años en territorio americano (La pesca del salmón en Yemen, Querido John, Un lugar donde refugiarse), pero quién lo diría, ya que su puesta en escena y su trabajo tras las cámaras, denota la pura sobriedad del cine sueco, con su frío estilismo, su tenue luz de los personajes, su pausado ritmo o una puesta en escena recia pero de muy alta calidad y belleza.
En este thriller se nos presentan una serie de asesinatos en los primeros diez minutos del metraje, y de aquí hasta el final de sus más de dos horas de duración la trama se dirige exclusivamente hacia la investigación del caso, no sin más de una sorpresa y acciones colaterales, pero sin incidir en la violencia gratuita o la masificación de muertes. Pese a lo que pueda parecer y la lentitud de la mayor parte de su hilo argumental, El Hipnotista consigue disfrutarse, con parsimonia pero sin aburrir, atrapando el interés del espectador con astucia y sobre todo buenos argumentos cinematográficos.
Notable trabajo del equipo de actores, con Tobias Zilliacus, una espectacular Lena Olin y un hipnotista, Mikael Persbrandt, más tiempo dormido o azombilado que ejerciendo sus labores caza recuerdos. Sus actuaciones, como todo lo que rodea a la película, nos transmite mucha frialdad, que unido a los helados territorios por donde circula El Hipnotista, cuya historia transcurre en Navidad, no desentona, y le viene que ni pintado a este género, donde se vuelve a indagar una vez más, en lo turbia y oscura que puede llegar a ser la mente humana.
El Hipnotista, pese a su buen conjunto general, adolece de ciertos fallos que enturbian bastante un producto que casi llega a ser redondo en muchos momentos, y sobre todo peca de una previsibilidad final más que acuciante, fallo casi imperdonable en un thriller de esta índole. Pero nada quita que esta vuelta a los orígenes de Hallström tenga los ingredientes necesarios para gustar a muchos y desagradar a pocos, sin llegar a hipnotizarte te tendrá bien pegado a la butaca durante largo rato.