A veces es agradable ir al cine a ver algo intrascendente, entrar en la sala sin presión, sabiendo que no vamos a ver la película de nuestra vida sino simplemente a intentar evadirnos durante hora y media. Desafortunadamente muchas veces la jugada se vuelve en contra del espectador, y la película en cuestión no es intrascendente ni ligera, sino simplemente mala. Y nos pasamos hora y media pensando más que nunca en nuestros problemas, al que acabamos de añadir tener que soportar la película que estemos viendo. Afortunadamente no es el caso de Un paseo por el bosque.
La película es además un auténtico tour de force entre dos clásicos de Hollywood como Robert Redford y Nick Nolte. El primero está como suele, solvente y prestando su eterno carisma a un escritor de libros de viajes que decide a las puertas de la tercera edad emprender un viaje por los 3.500km del sendero de los Apalaches. Y lo hará, obligado por el temor de su mujer a que emprenda la aventura en solitario, con la compañía de un viejo amigo con el que había perdido el contacto interpretado por Nick Nolte.
El protagonista de El Principe de las mareas está inmenso en todos los sentidos, y es de largo lo mejor del filme (imprescindible escucharle en versión original con su cavernosa y potente voz).
Un paseo por el bosque habla sobre la amistad, la vejez y la necesidad de encontrar siempre nuevos objetivos vitales que nos mantengan apasionados por la vida, si bien lo hace todo con un tono tan blanco y comercial que el espectador va siempre un paso por delante de lo que va a suceder en pantalla. Una especie de versión light de la obra maestra de Sean Penn Hacía rutas salvajes.
Aún así es una película disfrutable, que cuenta en un papel secundario con Emma Thompson, a la que se echa de menos en la parte central del filme. Un paseo por el bosque es un título ideal para ver en familia sin temor a meter la pata. El típico comodín de videoclub cuando un padre con dos hijos pequeños y la suegra te pide recomendación. Y sé de lo que hablo.
2.5 / 5