“El Mayordomo” de Lee Daniels, es la primera película de la avanzadilla de producciones que irá llegando paulatinamente a nuestras pantallas con la mesiánica aureola de los Oscars, y lo que es lo mismo, se abre la veda de la temporada dramática por antonomasia.
Volvemos a tener una obra inspirada en hechos reales, tan resultonas y atrayentes sobre todo para los miembros de la academia. Es un hecho innegable que “El Mayordomo” es un producto realizado con la intención de conseguir premios, tratando un tema muy espinoso, triste y lamentable de nuestra historia, del que aún no podemos hablar en pasado, como es el racismo y la lucha por los derechos civiles, pero de una forma un tanto “soft”.
Unos hechos muy crudos, tratados aquí hasta cierto punto desde un punto de vista “amable”, con cierto sabor a edulcorado, sin entrar en grandes polémicas y ofreciendo una visión bastante superficial de un periodo histórico tremendamente amplio, que intenta abarcar desde la América del Sur de la esclavitud de los campos de algodón, hasta nuestros días con la elección de Barack Obama, pasando por los presidentes Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon y Reagan. Con un aglomerado de PVC mayor que en “Land of Confusion” de Genesis, actores como John Cusack intentan ridiculizar pero sin llegar al escándalo o a lo sórdido, a la plana mayor de la casa blanca.
Lee Daniels realiza un trabajo notable tras las cámaras, bastante sobrio, sin alardes técnicos, intentando mostrar cierto aroma a clásico que no termina de destilarse en la profundidad. En “Precious” Daniels se mostró de forma mucho más personal y con una identidad con bastante más arraigo.
Pero no podemos engañarnos, desde un primer momento el principal aliciente de “El Mayordomo” era ver la actuación del casi siempre grande Forest Whitaker, cuyos ecos de éxito desde el continente americano nos habían puesto las expectativas directamente en la cima. Como aquel mayordomo, Cecil Gaines, que trabajó en la Casa Blanca para cinco presidentes americanos, Whitaker no decepciona. Se muestra grande y sobre él cae el peso de la película, pero sin llegar a la excelencia de su papel como Idi Amin en “El Último Rey de Escocia”, un papel mucho más exigente y rico en variantes interpretativas. El no superarse a si mismo podría costarle la ansiada segunda estatuilla.
El elenco de actores aquí llega a lo innombrable, con todo un “all stars” de primera, lo que hace que algunos “actores” sólo aparezcan para vagar por la pantalla como Mariah Carey o Lenny Kravitz. Aunque con un David Oyelowo, nada nuevo en estas lindes (“Red Tails”) que cuando aparece se convierte en el rey de la función. Es el mismo problema que sufre su trama, que abarca demasiado y pese a disponer de un ritmo ágil y de dos hora de duración, acapara tanto que no aprieta a fondo, “Panteras Negras, Malcom X, Esclavitud en América del sur, Guerra del Vietnam, Apartheid…”, hace que todo gire tan rápido que nunca llega a emocionarte con grandilocuencia.
“El Mayordomo” no es esa película que nos llega al alma, que nos haga sentir especial en la butaca y que nos cale tan hondo que se convierta en inolvidable, pero nos recuerda que cada segundo que vivimos y cada segundo que luchamos por nuestras ilusiones y nuestra libertad son los que terminarán formando parte de la historia, y eso siempre es positivo.