No es extraño enfrentarse con cierto temor a aquellas películas publicitadas hasta el extremo y marcadas como “blockbuster de verano“, ante el temor de ser uno entre tantos fiascos y engañabobos. Pero en el menor de los casos, en esas veces que dices “una posibilidad entre un millón”, superan tus expectativas, y sin duda alguna Maléfica es un claro ejemplo de ello.
Disney no ha reparado en gastos a la hora de engranar una agresiva campaña de marketing para su nueva producción en imagen real, donde los pósters, las imágenes y los tráilers se han mantenido como una constante, aunque con un interesante detalle, que en el fondo se desvelaban pocos detalles de la película más allá de un par de efectos especiales espectaculares.
Simplificar Maléfica no sería muy difícil, una historia Disney conocida por todos, con una actriz de renombre y una gran cantidad de efectos digitales. Y en el fondo sería una descripción acertada, pero sus factores están tan bien trabajados y funcionan con tal armonía en la gran pantalla, que transportan esta película un paso más allá.
Estamos ante lo que posiblemente es el mejor espectáculo visual y artístico desde Avatar, desde mi humilde opinión incluso un paso por delante de lo visto hasta ahora en la trilogía El Hobbit creada por Peter Jackson. Pero lo mejor de sus efectos especiales, de su universo lleno de vida y de fascinantes criaturas, y de su buena conjunción con la imagen real, es que sigue respirando ese aroma a clásico Disney de Clyde Geronimi en 1959.
¿La historia de siempre? La respuesta es un rotundo no, ya que estamos ante una versión libre del clásico, repitiendo personajes pero con un desarrollo muy diferente, más oscuro, más perverso, e incluso con pequeñas pinceladas de mala baba pese a ser una película Disney para toda la familia. Reyes psicóticos, venganzas malsanas, traición, y desmitificando el amor entre príncipes y princesas del que tanto ha vivido este estudio a lo largo de su trayectoria.
Pero nada de ésto sería posible sin la colosal interpretación de Angelina Jolie como Maléfica. Como nacida para el papel, Angelina sigue demostrando que su carisma es infinito y que su presencia en pantalla se sigue haciendo respetar e impresionar. Quizás su anoréxico físico actual, que esperemos cambie pronto y deje la dieta de la alcachofa, haya reducido la cantidad de maquillaje necesario, pero su caracterización y su compromiso con el papel suman más del 70% de la película.
El ritmo le pesa un poco en momentos puntuales del metraje, no todos los personajes secundarios están a la altura, y su historia tampoco es el Quijote, pero como divertimento consigue plenamente su objetivo, y para dirimir el cine como una fórmula matemática y analizar sus factores como si el celuloide estuviese formado por el Teorema de Pitágoras ya habrá tiempo.
Robert Stromberg demuestra que tampoco hace falta tener una gran trayectoria a tus espaldas para dirigir un presupuesto de más de 175 millones de dólares. Porque la vida sin egos se vive mejor, y ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Palabra de Maléfica.
4 / 5
Me gustó mucho la película, es cierto que en algunos momentos se ve lenta, pero la interpretación de Angelina está por encima de eso. Que princesas, ni que nada… desde hoy mi heroína será MALÉFICA.