Crítica de Kiki, el amor se hace
Crítica de Kiki, el amor se hace
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Paco León cautivó al público y la crítica con sus dos películas sobre Carmina Barrios, su madre. Sin embargo, el reto del actor era dirigir un largometraje alejado del concepto familiar. El desafío se hacía más complicado cuando aceptó el encargo de Mediaset de realizar una versión española de la cinta australiana ‘The Little Death’. Sin embargo, León hizo honor a su apellido y creó ‘Kiki, el amor se hace’, una comedia erótico-festiva alejada de los cánones visto en este tipo de producciones en España pero con un aroma y sabor ibérico.

Son cinco historias, cinco relatos. En un ardiente mes de agosto en Madrid, el calor provoca que las feromonas suban como si mercurio se tratase. Sin embargo, esas ardientes temperaturas presentarán a Dacrifilia, Elifilia, Somnofilia, Harpaxofilia y Poliamori cinco formas particulares de obtener placer sexual. Con cinco protagonistas, se podrá ver cómo se integran estas parafilias en sus vidas y cómo afectan a su vida sentimental y sexual.

Crítica de Kiki, el amor se hace

Realmente, crear comedia con erotismo en España resulta muy complicado. El prejuicio que se tiene gracias a producciones de la época del destape provoca que se tome con cierta precaución ‘Kiki, el amor se hacer’. Sin embargo, Paco León aleja cualquier sensación de inseguridad ante una propuesta diferente y refrescante y que se convierte en una clara celebración a favor de la diversidad y lo diferente.

Durante 90 minutos, el público disfrutará de una propuesta respetuosa, atractiva visualmente y con un reparto coral interesante. El alegato de diversidad con toque a comedia dramática, puesto que las tramas que representa esa cerca de línea que divide lo singular de lo extravagante. León sabe evadir el ridículo y lo patético en cinco propuestas, cinco parafilias, todas ellas salen fuera de lo convencional. Lejos de querer mostrarlo como algo aislado como también de algo a lo que hay que tolerar, el cineasta apuesta por invitar a vivir como se es, aceptándose con sus filias y fobias.

Crítica de Kiki, el amor se hace

Y todo mostrado con una luminosidad que invita al optimismo, al buen rollo y celebrar lo diferente. Cierto es que, al ser relatos completamente distinto, no todos logran tener la misma eficacia (los de Candela Peña y el propio Paco León están muy cogidos por pinzas). Sin embargo, el conjunto se antoja como una propuesta arriesgada y deliciosamente divertida.

Más allá de las comparaciones al cine de Almodóvar, puede apreciarse referencias a ‘Hable con ella’ o ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’, Paco León ha sabido crear una comedia sexy que logre atraer a crítica y público y que cuente temas tan espinosos con una sonrisa y una invitación a celebrar lo que se es, además de adueñarse de un relato ajeno y darle alma propia.

Kiki, el amor se hacese disfruta y se goza sin ningún tipo de tapujos. Refrescante como una macedonia de frutas, en la que se podrán disfrutar de diversos sabores y texturas. Una maravilla.

Valoración de 'Kiki, el amor se hace'
  • Dirección
  • Interpretaciones
  • Guión
  • Música
  • Fotografía

Resumen

Una celebración de la diversidad en el sentido más amplio de la palabra. Un canto coral al amor y al sexo con un guión inteligente y un reparto magnífico.

3.6
Cinéfilos 3.67 (3 votos)
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