Durante los últimos años, el fantástico español ha presentado una serie de trabajos destinados a un público adulto, poco dado al fantástico, que busca emociones fuertes para un domingo por la tarde mientras su esposa, con la que lleva ya más de veinte años casados, le agarra del brazo muy fuerte.
Pasó con El orfanato, pasó con Los ojos de Julia, pasa ahora con El Cuerpo y pasará siempre, cada dos años, con una nueva y ambiciosa apuesta nacional.
Oriol Paulo, coguionista de Los ojos de Julia, respite con Belén Rueda en su debut cinematográfico, una simpática intriga alrededor de tres personajes que quizás no sean lo que parecen.
Sobre el papel, El cuerpo puede parecer otro empalagoso culebrón de aires fantásticos y poso melodramático, ese tipo de cine de género para matrimonios veteranos que tan bien está funcionando últimamente, pero los fanáticos del eurothriller setentero van a llevarse alguna que otra sorpresa.
No todo es redondo en la película, que cuenta con unos secundarios grises y bastante cargantes, en el caso de los otros dos policías, el de bigote y la del chicle, que desentonan con el resto de interpretaciones y parecen estar en otra película distinta. Tampoco creo que El Cuerpo sea una película que vaya a soportar un segundo visionado, pero eso ya lo dirá el tiempo.
La banda sonora de Sergio Moure, la caracterización de los personajes principales y, sobre todo, lo desatados que se encuentran en la mayor parte de la película, con ese Van Helsing de Coronado al frente, ayudan a que el espectador curtido no se empache de pomposidad e incluso se divierta con la falta de complejos de una trama tan loca que, aunque haya quien lo vea venir, te dejará pegado a la butaca.