La franquicia de ‘Rocky’ parecía estar completamente dormida desde la despedida que dirigió el propio Sylvester Stallone en 2006 con ‘Rocky Balboa’. Todo parecía estar contado, no había más por donde rascar a una saga ya agotada. O eso era lo que todo el mundo creía, porque Ryan Coogler la ha rescatado de las tinieblas con ‘Creed’, que supone no sólo el primer spin-off de la franquicia, sino también una cinta que trae de nuevo a Stallone a la palestra y lo encumbra como leyenda.
Adonis Johnson nunca llegó a conocer a su padre, la leyenda del boxeo Apollo Creed. Tras ser educado por la viuda del difunto Apollo, Adonis se ha convertido en un joven al que el boxeo le corre por las venas. Pese a que su madre adoptiva quiera que trabaje en algo estable y seguro, Adonis quiere ser boxeador, como ese progenitor al que jamás conoció. En contra de la voluntad familiar, Adonis se marcha de Los Ángeles a Filadelfia para encontrar al rival de su padre y también su mejor amigo: Rocky Balboa. Éste está retirado y se limita a regentar un restaurante. Sin embargo, pronto verá en Adonis un potencial y una determinación que le hacen recordar al fallecido Apollo. Esto hará que Rocky salga de su letargo y entrene a Adonis, a la vez que él se encuentre también batallando contra sigo mismo.
Coogler demostró en 2013 su buena factura en la cinta independiente ‘Fruitvale Station’, en la que ponía en evidencia las injusticias raciales y la discriminación en la sociedad actual estadounidense. Maniquea pero con objetivos directos y claros, Coogler ha decidido saltar al cine comercial…pero a su manera. De ahí que se saque de la manga la historia de ‘Creed’, en la que la saga ‘Rocky’ es una mera base que sirve como legado para su protagonista.
Y en ese sentido reside el encanto de esta propuesta, que va más allá de la nostalgia hacia todo un mito del cine. Sabe combinar los elementos de la primera entrega con las sólidas interpretaciones de Michael B. Jordan, con el que ya trabajó en ‘Fruitvale Station’, y de Sylvester Stallone, que deja KO a su compañero de reparto.
Denostado por los sectores más elitistas, el actor tiene en su haber dos personajes icónicos del cine: Rocky y Rambo. Cierto es que no ha tenido una carrera llena de títulos de prestigio, pero en su haber tiene una hábil manera de entender el cine de acción y darle un toque que va más allá de lo clásico del género. Esta vez, Stallone ofrece una imagen radicalmente diferente de Rocky: Crepuscular, elegantemente decadente, emotiva. Y aquí Coogler, junto con Aaron Covington, elaboran un libreto en el que Stallone le da un magnífico epílogo a ese mítico personaje, y con él a los fans de la saga y a aquellos escépticos que no veían más allá de sus narices.
Porque ‘Creed’ es un interesante ejercicio de cine deportivo, Coogler ha sabido dejar a un lado el lado violento del boxeo y sólo mostrarlo cuando lo exige el relato, ofreciendo impactantes imágenes deportivas. Ese plano secuencia en el que se puede casi sentir el sabor del óxido y del hueso es deslumbrante. Con ello, el realizador ha sabido crear un puente entre la despedida y el comienzo, la metáfora del ciclo de la vida. Stallone dice adiós por la puerta grande, es favorito a ese Oscar que en 1976 le negaron, mientras que Jordan saluda, aunque todavía indeciso, a una nueva generación. Sin duda, la mejor entrega de la saga en años.
4 / 5