Los que todavía necesitábamos algo más de tiempo para superar lo ocurrido en el último episodio de Homeland, y la tremenda muerte de Aayan, y el tremendo enfado de Carrie, está claro que estamos viendo la serie equivocada. Si la semana pasada sufríamos con una desaparición terrible, ésta se nos presenta la situación contraria –pero igual de sorprendente-; no lo vais a poder creer. Os lo garantizo. ¡Alerta spoiler!
La primera escena en esta ocasión (ya que Carrie no tendrá con quien despertarse ahora) es para Nasneem, saliendo de una farmacia con unas pastillas. Supongo que tendrá alguna relevancia en el futuro, claro. También vemos las puertas de la Embajada de Estados Unidos abrirse para recibir a Lockhart, el director de la CIA quiere encargarse en primera persona del secuestro de Saul.
Quinn intenta convencerle de que Carrie no es la mujer impredecible e incontrolable que, el episodio anterior, ordenó disparar contra Saul con tal de acabar con Haqqani. Sin embargo, todo sabemos –incluso él-, que Mathison se dejó llevar por sus sentimientos.
En la “oficina B” de Carrie, con Fara y Max, la vemos nerviosa intentado averiguar qué medicinas entregó Aayan a su tío para ver si así pueden descubrir el paradero de Saul. Carrie no deja de pensar que envió a morir a Aayan a base de engaños. En la Embajada, Dennis casi es descubierto por Quinn en el apartamento de Mathinson. El marido de la embajadora cambia en uno de los botes de medicamentos de Carrie las pastillas por las que, al principio del capítulo, tenía Nasneem. La cosa no pinta nada bien.
Neodiplomacia
Carrie se encuentra por fin con Lockhart, su jefe no está nada contento pero le alivia saber que Mathinson va detrás de una pista sobre el posible lugar donde se encuentra el terrorista. De ello depende la vida de Saul. El ex director se encuentra de viaje con Haqqani en un coche, como si nada. Hablan de su familia, a plena luz del día en medio del desierto. El terrorista está contento por tener un escudo como ese, con Saul ningún dron podrá matarle.
En la Embajada, empieza la reunión con la delegación pakistaní; a ella van Carrie, Lockhart, la embajadora, el primer ministro de Pakistán, Nasneem e incluso Aasar Khan. La reunión empieza bien, pero pronto se vuelve algo tensa. Lockhart, muy poco sutil, deja caer que todo es un plan premeditado del gobierno pakistaní: Saul estaba en un aeropuerto vigilado por militares y el servicio secreto está en el ajo.
El director de la CIA no se achanta cuando el primer ministro se levanta para irse de allí. O Saul vuelve sano y salvo, o Estados Unidos revisará los millones de ayuda que presta a su país. Y la cosa va en serio, tiene el beneplácito del presidente.
Carrie sale corriendo detrás de la delegación del gobierno y habla con Aasar Khan. Bastante nerviosa, logra hacer que Aasar le deje ver la secuencia de imágenes del aeropuerto, y le asegura que en ellas aparecerá Farhad Ghazi. Su ímpetu logra convencer al militar. Deciden verse en el aeropuerto, pero antes Carrie se dirige a su apartamento para tomarse su medicación. Su no-medicación.
Dennis va a hablar con su mujer en el peor de los momentos. Se va. Lo deja. Su posición como embajadora no es sostenible. No cuando Lockhart puede aparecer en su embajada y hacer lo que le venga en gana sin consultarle. Con dos frases, había echado por tierra todo su trabajo intentando mejorar la relación entre ambos países. Pero Dennis debe de convencerla para que no renuncie, porque eso supone que su misión secreta de topo quedaría a medias y podría pasar cualquier cosa.
El sistema falla
Carrie va al aeropuerto con Quinn, pero no en sus óptimas condiciones. Sea lo que sea que se ha tomado, o no está haciendo efecto o es contraproducente: habla muy deprisa y está totalmente fuera de onda. Las cámaras del aeropuerto que buscan, misteriosa y convenientemente, estaban apagadas ese día. “El sistema falla.” Es sospechoso, sí. Mathison se vuelve loca y empieza a sospechar de todo, dejando claro que piensa que se están ocultando pruebas. Lo cierto es que todo apunta a que es así, pero claro en ese estado lo magnifica todo sin pararse a pensarlo antes.
Max y Fara no han conseguido encontrar a la enfermera que le dio las medicinas a Aayan episodios atrás, está desaparecida. Carrie les manda, entonces, que estén pendientes de Kiran, la novia del joven. Tal vez ella sepa algo y ese algo les conduzca a liberar a Saul.
Sorprendentemente, el coche en el que viaja con Haqqani se dirige a la ciudad, donde es recibido por la masa y le dan la bienvenida. Con Saul con él, sabe que puede ir a visitar a su familia, que no intentarán hacer nada. Sus hijos se lanzan sobre él; sí, es un terrorista buscado que mata gente pero eh, la familia es la familia en Pakistán.
En la Embajada lo están viendo todo. Carrie presenta un plan absurdo para rescatar a Saul de allí, pero todo el mundo la mira absorto dada la imposibilidad de que eso saliese bien. Sea lo que sea que el plan de Nasneem tenía pensado para ella, está funcionando, y su cabeza está empezando a fallar.
Haqqani traslada a Saul a un lugar desconocido en medio de la nada sin que en la Embajada parezca que se enteren. Allí estará hasta que sea intercambiado por algunos cabecillas talibanes. El ex director intenta explicarle al terrorista que él no es tan valioso, y que no aceptaran. Sin embargo, Haqqani asegura que la llegada de Lockhart a Islamabad demuestra lo contrario.
Vinagre y hiel
Ante una llamada de Max que asegura que han encontrado a Kiran, Carrie se toma su medicación otra vez –o lo que sea- y se dirige al hospital. Pero no está bien. Nada bien. La novia del joven le pregunta por él, no sabe que está muerto. Ante el nerviosismo de Mathinson, un señor intenta que salga del hospital y Carrie piensa que es Quinn. Sale a la calle y, creyendo que le siguen, dispara a dos personas que bajan de un coche. ACTUALIZO: Gracias a un comentario -y a una nueva visualización de la escena-, caigo en la cuenta de que Carrie no lleva arma. Los disparos son fruto de su imaginación. Pero se la lleva la policía.
Llevan a la pobre Carrie a una celda de lo peor. Sucia, llena de bichos, goteras. Allí su problema se acrecienta y vemos como está totalmente fuera de sí. No sabemos cuánto tiempo está allí, pero unos hombres la sacan y la meten en un coche que se dirige a una casa desconocida, donde la sueltan y se van.
Lo que ocurre a continuación no tiene explicación factible. En la casa se encuentra un hombre, y ese hombre es Brody. ¿Hola vuestra vida? ¿Brody está vivo? ¿Qué está pasando aquí, Homeland? Carrie estremece, llora, no se lo cree, luego sí y, cuando parecía posible. Cuando creíamos que sí. Resulta que no. Todo es fruto de la cabeza de Carrie y el hombre en realidad es Aasar Khan.
Opinión
Otro capítulo emocionante de Homeland, esta vez con una sorpresa final muy de las de breathtaking de temporadas anteriores. La aparición de Brody, y que haya permanecido tantos minutos en escena hacía creer en serio que podía estar vivo de alguna manera y haber aparecido ahí de repente. Pero no, de hecho lo que parecía un final deseado, algo feliz y merecido, resulta ser todo lo contrario.
Tenemos por un lado a Saul en paradero desconocido con los terroristas y a Carrie en manos de Aasar totalmente ida. Además del hecho de que la historia parece que se lía todavía más sabiendo que, aparentemente, tanto Nasneem como Aasar conocen todo sobre Carrie, sus problemas, su doble juego. Y la cosa empeora si el servicio secreto colabora con Haqqani. Sin duda, un montón de cosas por resolver.
Puntuación: 8
Última actualización: 11/11/2014